domingo, junio 10, 2018

Vientos de libertad: el revolucionario Claude Debussy y su música inspiradora



La libertad de pensamiento y acción que caracterizaron a Claude Debussy en su modo de vivir, lo llevaron junto con su creatividad magnánima, a componer un tipo de música que rompió con los cánones del academicismo que siempre había constituido una barrera para el avance de la vanguardia que suele ser mal vista por el público contemporáneo en general, y con admiración por la posteridad, así como sucede con los revolucionarios que cambian el rumbo de la historia, celebrados post-mortem y condenados en su propio momento. No obstante, Achille-Claude Debussy fue admirado por algunos contemporáneos y revolucionó al público.
De por sí, su ópera Pelléas et Mélisande es distinta a cualquiera anterior, no sólo en la morfología de la partitura sino en su libreto lejano a los melodramas de la ópera tradicional, tan delicadamente escrito por Maurice Maeterlinck. Su impacto en la historia de la música es decisivo y cambia el rumbo de los vientos del siglo XX. Es que Debussy expresó musicalmente lo que los pintores impresionistas representaron sobre el lienzo: paleta cargada de materia, colores cargados de pigmento, desalineación de la perspectiva para crear otras nuevas, y esto, traducido en música, es como danzar sensualmente sobre el pentagrama dibujando melodías libres, y pintando armonías que hicieron que escritores de la talla de Marcel Proust encontraran inspiración en ellas. Nunca se habían escuchado melodías como las de Achille-Claude Debussy, controvertido en sus decisiones, revolucionario, hijo de un participante de la Comuna de París tras la derrota de Napoléon III.
Achille-Claude conoció los contrastes en su vida, y a partir de ellos se erguirá su creación.
Desde su nacimiento en Saint-Germain-en-Laye dentro de la Isla de Francia, y tras su mudanza a Cannes cuando comenzó la Comuna, Debussy fue receptivo a su entorno y sus ideas transformaron la música que venía supeditándose a cánones establecidos bajo otras circunstancias histórico-sociales. Más allá de que cada compositor posea su propio mundo interior, los hay quienes arriesgan todo y vuelcan sobre el pentagrama lo que sienten que debe ser, y quienes reprimen sus instintos, sosteniendo estructuras ya aceptadas, a menudo para pertenecer a una élite, y en algunos casos, simplemente por incapacidad para crear nuevas formas.
Quienes elaboran algo completamente nuevo, no cambiando superficialmente lo anterior sino llevando a cabo una verdadera revolución, una ruptura total que dé lugar a la invención de un nuevo mundo, ésos son los verdaderos creadores y no meros recreadores de un estilo; son quienes dan lugar a que surjan ulteriores movimientos de vanguardia y así, sucesivamente. Debussy pertenece al grupo de quienes echan a andar la rueda sin esperar que se les indique si pueden o no. Como en todas las áreas de la existencia humana, no es el conservadurismo quien hace florecer a las artes ni las letras; todo lo contrario.

Debussy agitó el avispero del mundo musical.

Compositores como Achille-Claude obligan a estudiar, a investigar y a cuestionarse. Él inspiró, hizo que otros se atrevieran a dar un salto en la composición de nuevas armonías, así como sucedió posteriormente con los veristas en Italia.
A partir de que su padre fuera encarcelado por participar activamente en la Comuna, el pequeño Achille-Claude empieza a estudiar el piano en Cannes en casa de su tía Clémentine, primero con un modesto violinista italiano, y luego con un director de orquesta y compositor de opereta a quien el padre de Achille-Claude había conocido en prisión por haber sido también partícipe durante la Comuna: Charles de Sivry, cuñado de Paul Verlaine; pero, no fue él sino la madre de Charles de Sivry, Madame Mauté, una mente despierta, una mujer visionaria, quien se dio cuenta de las dotes de Achille-Claude, que en un año de clases avanzó a pasos agigantados. Ella decía haber sido discípula de Frédéric Chopin, y suelo leer de diversas fuentes que existe una cierta desconfianza en cuanto a eso por no existir pruebas, pero algo me lleva a creer que lo fue; y, en definitiva, si no lo hubiera sido, pasó a la historia por haber sido el despertador creativo en la vida de Debussy. ¿Qué es entonces más importante: haber sido alumna de Chopin o la descubridora de Debussy? Creo que la respuesta se torna obvia.
Debussy siempre recordó a Madame Mauté como su verdadera maestra, dado que, gracias a sus clases, pudo empezar a contemplar la idea de ingresar al Conservatorio Nacional de París, donde finalmente estudió durante diez años, no sin encontrarse con críticas de algunos maestros, más que nada por su falta de puntualidad y asistencia imperfecta. ¿Sería quizás que ya en ese entonces la formación brindada por el Conservatorio Nacional fuese rígida y no aceptara la creatividad fuera del canon en vigencia? ¿Será tal vez que la sociedad prefiere en general que el estudiante siga un formato y no descubra sus métodos propios o invente nuevas formas hasta el momento inexistentes? Quiero decir: ¿No será que Debussy, como genio que era, se aburría en el Conservatoire National de Paris?
Achille-Claude fue descubierto por Madame Mauté porque ella era como él, sólo que quizás no poseía ella el talento creador del joven, aunque sí el saber transmitir e incentivar del modo correcto para que las alas de Débussy se expandieran y volara más alto, y así lograr pasajes como cualquiera de los quince cuadros que componen la exquisita ópera Pélleas et Mélisande, llena de esas atmósferas oníricas que, en mi opinión, sólo él y Erik Satie han sabido traducir en sonido: un viaje al mundo de los sueños. Siendo una transposición del mito de Tristán e Isolda, el tema está tratado desde una perspectiva bien distinta a la de Wagner, siendo ambos denominados drama musical, aunque tanto el libreto como la partitura de Wagner son esencialmente exponentes del romanticismo alemán, mientras que la obra de Debussy es de carácter netamente impresionista—aunque a él le fastidiara que lo encasillaran dentro de un movimiento.
Debussy dijo sobre Pélleas et Mélisande : « J’ai voulu que l’action ne s’arrêtât jamais, qu’elle fût continue, ininterrompue. La mélodie est anti lyrique. Elle est impuissante à traduire la mobilité des âmes et de la vie. Je n’ai jamais consenti à ce que ma musique brusquât ou retardât, par suite d’exigences techniques, le mouvement des sentiments et des passions de mes personnages. Elle s’efface dès qu’il convient qu’elle leur laisse l’entière liberté de leurs gestes, de leurs cris, de leur joie ou de leur douleur. » (Quise que la acción no se detuviera nunca, que fuese continua, ininterrumpida. La melodía es anti-lírica. Es impotente para traducir la movilidad de las almas y de la vida. Jamás consentí que mi música fuese brusca o llegara tarde a consecuencia de exigencias técnicas, el movimiento de los sentimientos y de las pasiones de mis personajes. Ella se borra desde que conviene dejar entera libertad a sus gestos, gritos, gozo o dolor.”).
Para saltar a otra de sus obras, su Claro de luna, ésta es una forma musical libre, quasi una fantasia que varios compositores han utilizado en algunas de sus creaciones, como Jules Massenet en la ópera Werther, primer acto, cuando el protagonista descubre que está enamorado de Charlotte al verla bajo la luz de la luna al regresar de su paseo nocturno (Rêve, extase, bonheur), o la sonata Au clair de la lune de Ludwig van Beethoven, consistente en tres movimientos que expresan desde una intensa melancolía hasta una furia incontenible.
Beethoven, Massenet, Debussy, hombres inconformistas, en constante evolución. No es casual que eligieran la forma libre del claro de luna. Yendo al de Debussy, ha sido utilizado en la cinematografía como música incidental y se encuentra inmerso dentro de una obra mayor llamada “Suites bergamasques”.
Manuel de Falla lo llamó el «creador de la música nueva».

Raquel Barbieri Vidal
Régisseur

No hay comentarios.: