jueves, febrero 27, 2020

El Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) ¿un frente único de clase o frente popular? (1971-1976)

Resumen:

El presente trabajo pretende abordar la experiencia del Frente Antimperialista y por el Socialismo (FAS) impulsado por un número de organizaciones de izquierda, entre ellas el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), El Obrero, El Frente Revolucionario Peronista, etc. En primer lugar veremos como el FAS pretendió ser la respuesta al “desvío democrático” impuesto por la burguesía y las Fuerzas Armadas para derrotar al ascenso de la clase obrera argentina luego del Cordobazo, y cuyo principal operador fue Juan D. Perón.
En segundo lugar, analizaremos el FAS dentro de la experiencia de la clase obrera argentina a partir del Cordobazo (1969) hasta el Golpe militar de 1976, en el sentido de visualizar las estrategias que impulso el activismo obrero en conjunto con la organizaciones de izquierda con el intento de construir una alternativa política que defienda sus intereses genuinos. En tercer lugar, pondremos en debate esta experiencia colocando sobre la mesa si el FAS constituyó un “frente único de clase” o un “frente popular” lo cual abordaremos metodológicamente no sólo a través de las caracterizaciones de la etapa que poseían las distintas organizaciones de izquierda que conformaron el Frente. En cuarto lugar, abordaremos el FAS desde la etapa previa a formación en 1971 hasta el año 1976 en plena dictadura militar. Para ello nos valdremos no tanto de la documentación de la época sino también de la bibliografía complementaria. En este sentido, y para no caer en el acervo de lo ya escrito, analizaremos las diversas etapas por las que atravesó el FAS teniendo en cuenta sus perspectivas y limitaciones en términos de estrategia y programa, es decir expondremos sus contradicciones y como éstas actuaron hasta su disolución.
Por último es importante destacar la necesidad por estudiar las diversas experiencias de la clase obrera argentina, cuyo interés no recae en un aspecto meramente académico, sino que el mismo surge por demostrar la vigencia como la construcción de una alternativa de los trabajadores.

Introducción

El 9 de marzo de 1971, el semanario Panorama nombraba a la provincia de Córdoba como la “vanguardia opositora” a la dictadura militar. A su vez, caracterizaba al movimiento obrero de la provincia a partir de la existencia de tres tendencias que convergían en su dirección. La primera, estaba reflejada en “la Hora del Pueblo” que fue constituida bajo la orden de Perón; la segunda, la del “Encuentro de los Argentinos”, asociada al Partido Comunista; y por último, aquellos “núcleos obreros” que proponían como salida “un orden socialista”.
El Cordobazo, en mayo de 1969, dio inicio a una nueva etapa en la situación política argentina. La huelga política impulsada por los trabajadores cordobeses se extendió no solo a nivel territorial sino hacia el conjunto del movimiento obrero del país. La maduración política de un sector de la clase obrera – como los obreros de la fábricas de IKA, Perdriel y Transax- se expresó tanto en la organización de las columnas que confluyeron al centro cordobés como en el famoso cántico: “luche, luche y no deje de luchar, por un gobierno obrero, obrero y popular”.
La situación que describía la revista, expresaba la preocupación de los principales círculos en las fuerzas armadas, de los partidos tradicionales y, por supuesto, del empresariado nacional y la Embajada norteamericana. Es por ello que a finales de 1970 y durante el año siguiente, que se constituyó el operativo del Gran Acuerdo Nacional´ que preparaba el camino para la vuelta de Perón y laapertura democrática´ como el recurso para `desviar´ y reprimir la tendencia revolucionaria abierta por el Cordobazo.
Pero a su vez, la irrupción de los obreros cordobeses generó un debate en el seno de las organizaciones de izquierda. La gran mayoría de las corrientes de izquierda no visualizaban una intervención independiente del proletariado en el escenario nacional, y por lo tanto establecía como salida la organización de frente populares´. La política del frente popular traslucía la caracterización de que la clase obrera no constituía una vanguardia y por ende no estaba preparada para emprender el camino de la liberación nacional y latinoamericana. Es por ello, que estas corrientes veían necesaria lasalianzas´ con sectores pertenecientes a la burguesía nacional. En el mismo sentido, planteaban la formación de `focos insurreccionales´ que reclutase a aquellos sectores provenientes del campesinado y del proletariado rural. Esta tesis fue desarrollada en el Congreso de la OLAS en 1967. No obstante, no nos interesa ingresar en el debate sobre la estrategia en torno a la lucha armada sino analizar su trasfondo: la conformación de frentes con sectores provenientes de la pequeña burguesía y de la propia burguesía en detrimento del imperialismo y sus socios en los distintos países del continente americano. El desarrollo de los frentes políticos en la Argentina va a tener un carácter distintivo a partir del período abierto por el Cordobazo. Esto es justamente lo que describe el artículo de la revista Panorama citada anteriormente. A partir de entonces nos preguntamos ¿Qué características tenían dichos frentes? ¿Cuál debían ser su composición, programa y estrategia? En el presente artículo nos proponemos abordar la historia del Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) en la Argentina en el período comprendido entre los años 1971-1976. En un principio, el FAS pretendía ser una respuesta al “desvío democrático” impuesto por la burguesía y las Fuerzas Armadas para derrotar al ascenso de la clase obrera argentina luego del Cordobazo, y cuyo principal operador fue Juan D. Perón. En el presente artículo, analizaremos al FAS en el sentido de visualizar las diversas estrategias que impulso el activismo obrero en conjunto con la organizaciones de izquierda por construir una alternativa política que defendiese sus intereses genuinos. El frente estaba conformado por diversas organizaciones de izquierda como el Partido Revolucionario de los Trabajadores, El Obrero, el Frente Revolucionario Peronista, entre otros. También llegó a contar con la incorporación de activistas obreros como Gregorio Flores, Domingo Bizzi, Leandro Fote, Eduardo Castelo y Armando Jaime además de la adhesión de Agustín Tosco entre otros dirigentes con una reconocida trayectoria y autoridad en el movimiento obrero. En su último congreso en la ciudad de Rosario en 1974, el FAS llegó a convocar alrededor de 25 mil personas. De aquí surgen una nueva serie de interrogantes ¿Por qué tuvo una existencia efímera dada la capacidad creciente de convocatoria? ¿Cuáles eran las contradicciones que habitaban en su interior?
Por último, en cuanto al recorte temporal partimos desde el año 1971 donde comienza a tener un mayor sustento las diversas tendencias frentistas al interior del movimiento obrero y que se va a reflejar en la dispersión de la vanguardia obrera y clasista surgida al interior del Cordobazo en las elecciones de 1973. Para ello nos valdremos tanto de la documentación de la época sino también de la bibliografía complementaria. En este sentido, y para no caer en el acervo de lo ya escrito, solamente analizaremos las diversas etapas por las que atravesó el FAS teniendo en cuenta sus perspectivas y limitaciones en términos de estrategia y programa, es decir solamente nos detendremos a exponer sus contradicciones y como éstas actuaron hasta su disolución. Es por ello, que nuestro recorte temporal culmina en el año 1976, con el golpe militar del 24 de marzo que condujo a la disolución del FAS y la eliminación (o desaparición) física de una parte importante de su dirigencia.

La etapa previa al FAS (1971-1972)

La situación que describía Panorama en marzo de 1971 reflejaba mucho más que la combatividad del movimiento obrero cordobés. La situación en Córdoba produjo un realineamiento al interior de las fuerzas armadas. El relevo del Gral Levingston por Lanusse expresaba la necesidad por reconstruir el régimen político en crisis por el mayo cordobés. Aquí tuvo lugar, la constitución del `Gran Acuerdo Nacional´ (GAN). Este acuerdo implicaba un nuevo realineamiento de las fuerzas políticas donde, bajo la orden del propio Perón, la dirigencia sindical y agrupaciones peronistas fueron exhortadas por su líder para encolumnarse bajo esta perspectiva. Bajo este acuerdo, surgirá la necesidad de preparar el retorno del líder, lo cual debía reflejarse en el inmediato apoyo por parte de las organizaciones políticas, sindicatos o agrupaciones gremiales al GAN. Quienes no apoyasen esta salida fueron reprimidos por el régimen gubernamental y con el visto bueno de Perón.
El Gran Acuerdo Nacional produjo una serie de movimientos al interior de las organizaciones de izquierda. En lo que a nosotros nos concierne, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), uno de los fundadores del FAS, desarrolló un cambio de su estrategia durante el año 1972 en función de la presión que ejercía el GAN sobre el conjunto de las organizaciones políticas. Es decir, comenzó a abarajar la posibilidad de la participación en las elecciones. De ser así, esto implicaba un cambio en la estrategia de intervención sobre las masas que sostenía hasta el momento. De una orientación fuertemente “militarista”, es decir donde se concentraba sus recursos y militantes principalmente a la lucha armada, se pasó a una actividad combinada entre el trabajo sobre los frentes fabriles y estudiantiles junto a la actividad militar. Principalmente esto obedecía a seguir las resoluciones del V Congreso de 1970 orientada a desarrollar –lo que para el PRT era primordial- los tres pilares: un partido marxista-leninista; un ejército revolucionario según el modelo vietnamita y sanmartiniano; y por último “la conformación de un Frente de Liberación Nacional” (De Santis, 2015: 309). Para citar un caso, durante su confinamiento en el Penal de Rawson, Gregorio Flores –quien fue encarcelado luego del Viborazo- comenzó a adherir al programa del PRT aunque todavía no efectivizaba su incorporación. Especialmente coincidía tanto con la creación de un partido marxista-leninista como con la conformación de un Frente de Liberación Nacional. Junto a Alfredo Curuchet, Flores apoyó desde la cárcel todas aquellas campañas políticas a conformar un frente común “contra el GAN” que reuniese a todas las organizaciones armadas, marxistas, peronistas y radicales. Un claro ejemplo fue la campaña por la liberación de los presos cuya consigna principal era la de “articular un vasto frente obrero y popular antidictatorial que encare enérgicamente la solidaridad con los presos sociales y políticos”. El 3 de diciembre de 1972, en un local en la provincia de Córdoba, alrededor de 200 personas representando a diversas organizaciones políticas, conformaron el Frente Antiimperialista Antidictatorial (FAA). La reunión estuvo presidida por Silvio Frondizi, director de la revista Nuevo Hombre. Un tiempo después, Gregorio Flores, quien participó del evento como delegado en representación del PRT, manifestó que la reunión solamente “tuvo un carácter partidario” (Flores, 2006: 117). Una segunda reunión tuvo lugar el 21 de enero de 1973 en la Ciudad de Paraná en la provincia de Entre Ríos, en un local de la CGT de “Los Argentinos” (CGTA). En aquella reunión se incorporaron a sectores provenientes del peronismo como el FRP (Frente Revolucionario Peronista). Entre sus principales referentes podemos citar a Armando Jaime de la CGT de Salta, Martín Federico uno de los abogados del SiTraC-SiTraM, y Manuel Gaggero también abogado y ligado al movimiento obrero en Entre Ríos. Existió una tercera reunión, la cual no hemos podido confirmar fecha, en un local del Partido Intransigente, lo cual el dato relevante era la idea de ampliar el frente a otros sectores vinculados a la clase media o pequeña burguesía. Las diversas reuniones fueron arrojando como conclusión la necesidad de conformar un frente “con otras corrientes afines, (…) con un programa por la guerra y el socialismo, a nivel fabril, local, provincial y nacional”. De estas reuniones surgió el Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS). Su nombre también fue motivo de debate. Esto lo expresó en sus memorias el propio Flores: “para disgustos de algunos compañeros del PRT, en un momento iba a llamarse Frente Popular de Liberación que era la propuesta que traía Mariano (Benito Urteaga). Luis Fabbri (…) militante de El Obrero, fue quien propuso que se llamara FAS” (Flores, 2006: 118).

Las contradicciones en el FAS (1973-1974)

El FAS desde su formación tenía dos propósitos. El primero es que pretendió ser una plataforma política para presentarse a las elecciones presidenciales de setiembre de 1973. Especialmente se pretendía impulsar la fórmula Tosco-Jaime. Luego de la renuncia de Cámpora, Flores junto al “Negro” Germán fueron al local de Luz y Fuerza para tener una entrevista con Agustín Tosco y proponerle candidatura presidencial. El recuerdo de aquellas conversaciones son traídas gracias a Gregorio que comentó: “en esa entrevista y en otras que estuve con el gringo Tosco me dijo “si mi candidatura sirve para unir a la izquierda, yo no tengo ningún inconveniente en ser candidato. Pero si es factor de que la izquierda se divida, yo no puedo aceptar” (Flores, 2006: 83-84). La fórmula Tosco-Jaime no fue solamente levantada por el PRT y las organizaciones que formaban el FAS. También las organizaciones como Política Obrera y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) apoyaron esta iniciativa. Sin embargo Agustín Tosco, y luego Armando Jaime, declinaron a ser parte de una lista para enfrentar al FREJULI y a Perón en las elecciones de 1973. En el caso de Tosco, su postura consistía en que su candidatura “no se convertiría en un polo antiperonista” (Carrera; Grau; Martí, 2014: 323). Las elecciones presidenciales de 1973 generaron una crisis no solamente en el PRT, sino en el conjunto de las organizaciones de izquierda en el sentido de que caracterización, posicionamiento e intervención debía adoptarse frente a la situación que se presentaba. En primer término, ante la negativa de Agustín Tosco a encabezar la fórmula presidencial manifestó que ningún agrupamiento de izquierda pudiese ocupar sus listas y capitalizar a sus dirigentes proyectados por el Cordobazo.
Las elecciones expresaron un inconveniente en gran parte de los agrupamientos: cómo enfrentar a Perón. El Partido Comunista no solamente se negó a esta iniciativa sino que convenció a Agustín Tosco que su candidatura era inviable frente a Perón. La JTP-Montoneros y Peronismo de Base llamaron a votar explícitamente por la fórmula del Frente Justicialista de Liberación (FreJuLi) con el objeto de conformar un frente nacional´ bajo la dirección de Perón. El Partido Socialista de los Trabajadores (PST) fue uno de las pocas organizaciones que concretó ese requisito. En una declaración llamaron a Gregorio Flores, Leandro Fote, José Guillán, Agustín Tosco y varios referentes sindicales de diversas corrientes políticas a constituir “candidaturas obreras”. La campaña por las candidaturas obreras también reflejaba una suerte defrente amplio´ ya que planteaba la inclusión de dirigentes provenientes de distintas corrientes políticas sin una delimitación frente a Perón. Por último, el FAS, luego de la negativa de Agustín Tosco y Armando Jaime, no fijó una posición electoral de cara a los comicios del 23 de setiembre donde se presentaba la fórmula Juan D, Perón-Isabel Perón. Al tratarse de un frente heterogéneo, que albergaba entre ellas a organizaciones como el PRT y El Obrero y agrupaciones peronistas, solamente se limitó a resolver la libertad de voto. Esta decisión reflejaba una cierta confianza hacia el gobierno de Perón y sobre todo que la libertad de voto se sometía a favor de “un frente nacional antiburocrático y antipatronal en el cual tengan cabida todas las corrientes gremiales y políticas”. El segundo propósito recaía en conformar un frente amplio que aglutinase a sectores provenientes tanto de la clase obrera como de los sectores populares. Esto lo afirmo Gregorio Flores en la inauguración del IV Congreso del FAS, llevado a cabo el 18 de agosto en la ciudad de Villa Luján en la provincia de Tucumán. Allí afirmó lo siguiente:
Los convocamos a este congreso para que todos depongamos actitudes partidistas y construyamos realmente este frente, a los compañeros peronistas, radicales, marxistas, cristianos, a que salgamos de aquí y que llevemos al seno de nuestros barrios, de la fábrica y la villa, la idea, la necesidad y la posibilidad de construir un frente de los explotados contra el frente de los explotadores que es histórico y no se desarma en forma circunstancia.
Durante el congreso se corearon numerosas consignas y cánticos, entre ellos: “vea, vea que cosa más bonita, peronistas y marxistas por la Patria Socialista”. Entonces conviene preguntarnos ¿Qué carácter político poseía el FAS? ¿Un frente cuya dirección estaba bajo la clase obrera o un frente de colaboración de clases sociales dirigido por la pequeño burguesía o una fracción de la burguesía nacional? Según Mario Santucho en un folleto titulado Las definiciones del peronismo, afirmaba la intención del PRT de formar un “frente popular” que se podría sintetizar en el siguiente párrafo:
Nuestro Partido ha llamado y llama al Peronismo progresista y revolucionario, a las organizaciones armadas peronistas y no peronistas, al Partido Comunista, a las demás organizaciones de izquierda, a la Juventud Radical, al Sindicalismo Clasista y a las Ligas Agrarias, a estrechar relaciones, a defenderse mutuamente, avanzar en el conocimiento mutuo en relaciones políticas fraternales, hacia la más amplia unidad obrera y popular. A partir de ella, las fuerzas populares podemos darnos después una política de Frente Popular más amplio y dirigido a neutralizar y después ganar a sectores de la burguesía media o nacional uniéndolos al pueblo bajo la firme dirección Antiimperialista y Revolucionaria del proletariado (Santucho, 1973: 16).
En cuanto al programa votado en el IV Congreso, si bien planteaba la expropiación y el control obrero solamente se dirigía a las “grandes empresas monopólicas”. Es decir, se podría decir que la misma consigna no incluía a las propiedades de la burguesía nacional. Este aspecto no era menor, porque evidenciaba por un lado una concesión para constituir un “amplio frente de todas las fuerzas sociales y políticas del pueblo contra el imperialismo y sus lacayos”. Por el otro, evidenciaba una caracterización por la cual tanto en la economía como en la dirección del régimen político argentino existen dos sectores: uno expresado por las empresas extranjeros y sus socios nacionales con lazos en las fuerzas armadas, y el otro compuesto por una fracción de la burguesía nacional y ante el presente cuadro de situación cumpliría una función `progresiva´. Pero sobre todo expresa una suerte de fetiche hacia las expropiaciones. Porque su progresividad y carácter solamente depende de quién dirige el proceso expropiatorio: la burguesía nacional o la clase obrera. Esta es la esencia de la transformación socialista de los medios de producción, lo cual reflejaba que para llevarse a cabo debía enfrentar políticamente el liderazgo de Perón.
Entonces de acuerdo al carácter contradictorio reflejado no solamente en su programa sino al interior de las organizaciones que componen el FAS, se publicó un folleto titulado Política de Frente ¿Colaboración de clases con dirección burguesa, o frente único de la clase obrera y el pueblo? que recogía una serie de artículos del dirigente comunista Giorgio Dimitrov sobre la situación de clase obrera búlgara durante 1921-1923. Este material pretendía clarificar o despejar toda inquietud acerca del `frente popular´, pero sobre todo su objeto recaía en:
hacer un llamamiento muy especial a los compañeros que pese a tener objetivos semejantes a los que nosotros expresamos en nuestro programa, confían excesivamente en las direcciones burguesas, llegando a colaborar abiertamente con ellas, integrándose en casos a una experiencia que están muy lejos de controlar, y en la que no son aceptados más que temporalmente. E igualmente a los compañeros que mantienen posiciones de ultraizquierda, creyendo que la clase obrera puede prescindir de otras clases populares, también interesadas en la liberación social.
El texto de Dimitrov, se contextualiza en el golpe del 9 de junio de 1923 en Bulgaria orquestado por la Unión Militar frente a un gobierno de coalición que contaba con el apoyo de la Unión Agraria y la socialdemocracia búlgara. El autor concluye a un `frente único del trabajo´ donde confluyen tanto la clase obrera como los sectores provenientes de la pequeña burguesía en una plataforma común:
El frente único no significa en la práctica un abandono de sus principios de partido, ni tampoco perder su fisonomía como partido, sino la adopción de una plataforma anticapitalista común, concreta en defensa de las masas trabajadoras y en defensa de las masas trabajadoras y de lucha conjunta por la realización de esta plataforma (Dimitrov, 1973: 6).
Los editores del folleto no tomaron en cuenta que el golpe de junio en Bulgaria contó con el inmovilismo del Partido Comunista búlgaro que a su vez tuvo una posición neutral ante el hecho porque lo caracterizaba como un enfrentamiento al interior de la burguesía de aquel país. Esto valió una respuesta de la Internacional Comunista y particularmente de León Trotsky.
Para la mesa nacional del FAS la presentación del folleto con el artículo de Dimitrov permitía extraer una serie conclusiones para la Argentina. La primera es que la conformación del frente sería una respuesta ante un sector reaccionario que conformado por un sector de la burguesía nacional, que cuenta con sólidos lazos con el imperialismo y que se encuentra referenciado en las Fuerzas Armadas y el ala derechista´ del gobierno de Perón. La segunda, es que era necesaria la conformación de una plataforma o programa de características anticapitalistas´ para incluir además de la clase obrera a aquellos sectores vinculados a la pequeña burguesía y de la burguesía que se enfrentasen al capital internacional. La tercera era claro que la intención del folleto era la de llamar a Montoneros y al Partido Comunista a sumarse al FAS para conformar “un frente sólidamente unido del campo popular”.
En el marco preparatorio al V Congreso del FAS, que iba a desarrollarse en la ciudad Roque Saenz Peña en la provincia de Chaco, se presentó un “proyecto de declaración” a la dirección nacional. En dicho documento, se establecía una serie de lineamientos programáticos como la disolución de la clase obrera en un concepto más amplio como “los de abajo”. Si bien el texto reconoce al proletariado como la “columna vertebral de la nación”, bajo la terminología “los de abajo” se incorpora a los pequeños comerciantes y productores que no se encuentran catalogados en su antagonismo: “los de arriba” que estaría conformado por “un grupo de privilegiados que viven de la miseria de los demás”. El documento destacaba la línea histórica de las luchas obreras, donde se incorpora al Cordobazo y el surgimiento de los sindicatos clasistas como el SiTraC-SiTraM. Pero menciona a las elecciones de 1973 “como una victoria” dado que “la elección de Campora primero, y luego de Perón, después, fueron triunfos populares”. Es decir, para el FAS las elecciones de 1973 no fue el intento del régimen político por desviar el carácter revolucionario del Cordobazo y los sindicatos clasistas. Como conclusión a esta tesis, es que dicho triunfo puede ser arrebatado por la “derecha, representada por los políticos “antipueblo” y en la burocracia sindical”. Por último, el documento propone la “unificación de las fuerzas progresistas y revolucionarias” sean “peronistas, radicales, cristianos, comunistas o socialistas” en la lucha común por el socialismo. Este documento llevó a una serie de debates hacia el interior del frente, superando incluso la instancia congresal, lo cual se decidió que fuese debatido por el conjunto de los militantes del FAS.
Pero no obstante la tesis de la presencia de un ala derechista´ ofascista´ en el gobierno nacional fue sostenida y especialmente por los principales oradores en el V Congreso del FAS el 23 de noviembre de 1973. Agustín Tosco planteó un llamado a “fortalecer el frente con todas las organizaciones populares” para formar “un frente antisfacista”. En el mismo sentido intervino Alicia Eguren (Cooke) quien caracterizó la lucha interna dentro del peronismo entre un sector de derecha y otro revolucionario. Entonces para ella el FAS “debía tener una política sumamente flexible” para incorporar a aquellos sectores peronistas. Por último a la plataforma programática del V Congreso resolvió la conformación de un “frente antisfascista” a través de la “unidad amplia y fraternal entre todas las organizaciones y sectores populares comprometidos en la lucha por la libertad y la democracia” sin mencionar el carácter de la represión llevado a cabo por el gobierno de Perón. En un comunicado posterior al congreso, la mesa nacional FAS caracterizó al gobierno nacional como de “antiimperialismo limitado” ya que para llevar a cabo la liberación nacional sólo se podría concretar a través de: “efectivas medidas que tiendan a expropiar a todas las empresas monopolistas y llevando a cabo una profunda reforma agraria. Desconfiamos de su cumplimiento, pues lejos de aproximarse a ella, toda la política económica mantiene vivos los vínculos de dependencia con el imperialismo”. Para el FAS el proceso de expropiación de los medios de producción podría llevarlo a cabo Perón o un gobierno peronista para lo cual convertía en innecesario un gobierno de los trabajadores.

El Ocaso del FAS y la Dictadura militar (1974-1976)

El 15 de junio de 1974 se desarrolló el VI Congreso del FAS en la ciudad de Rosario. En este caso, la consigna principal era la “formación de una coordinadora de lucha de las organizaciones revolucionarias y populares” para fortalecer el Frente Antifascista. Esto se puede reflejar en la declaración final cuando afirma:
las organizaciones políticas y sindicales del pueblo como la JP, el peronismo de base, la izquierda revolucionaria, los diputados del pueblo, la juventud Radical, el Movimiento Sindical Combativo, el Movimiento Sindical de Base, la Intersindical, fueron madurando desde las entrañas mismas de la clase obrera y el pueblo, desde su conciencia, su organización y sus luchas, el proyecto de la Patria Socialista. En cuanto a las resoluciones, la propuesta principal estaba en la formación de un “Frente Antifascista y Antirrepresivo” conformado por “todas las fuerzas progresistas, patrióticas, antiimperialistas, democráticas y revolucionarias” para “ampliar la brecha abierta por el pueblo el 25 de mayo de 1973”. Las contradicciones políticas al interior del frente estallaron previamente, durante y después del congreso con el abandono de la delegación y posterior renuncia al FAS de OCPO. El motivo de su renuncia se deduce en la declaración de convocatoria al Congreso que firmaron junto al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y El Obrero. El eje polémico del documento se resume:
Si los revolucionarios nos planteamos estrategias, programas y frentes tratando de “no espantar” a los reformistas, no llegaremos a la revolución porque los reformistas pretenden llegar al socialismo con estrategias, programas y frentes que no asusten a la burguesía (…) seguimos levantando la bandera de la formación de un frente revolucionario como una de las tareas políticas de la hora. Pero lamentablemente resulta que evidente que no es esa la orientación y el objetivo que se plantean otras fuerzas en el FAS (…) Estamos convencidos que la unidad orgánica con el reformismo debilita y divide a los revolucionarios.
La declaración expresaba una diferencia política en torno a la estructuración del frente, pero especialmente apuntaba al FRP y al PRT respectivamente por convertir al programa del FAS en un instrumento flexible para poder integrar a Montoneros y al Partido Comunista. Estas contradicciones al interior de la dirección del frente la confirma el discurso de cierre de Armando Jaime: “en la propuesta actual que nosotros hacemos, no solamente tratamos de unir estratégicamente a las distintas fuerzas populares, sino que también hacemos un llamado a todas las fuerzas políticas que quieran unirse (…) todas las fuerzas políticas que quieran luchar contra el fascismo”.
En una carta dirigida a la militancia, Armando Jaime planteó su renuncia a la mesa nacional del FAS: “siendo mi interés luchar por una ampliación política de alianzas, he decidido renunciar a la presidencia del FAS y al Comité Permanente, a fin de poder trabajar por la unidad en un marco más amplio de fuerzas revolucionarias, progresistas y populares” (Silva Mariños, 2017: 224). La acefalia en su dirección, luego de la renuncia de Jaime, se intentó resolver con el nombramiento de Gregorio Flores. Pero para evitar la profundización de las críticas referidas al FAS “como un apéndice del PRT”. En la presidencia se nombró a Manuel Gaggero. En una editorial en la revista Nuevo Hombre, la dirección del FAS respondió a la renuncia de Jaime con un nuevo llamado hacia la “unidad entre el peronismo y la izquierda” para derrotar al partido militar que está desplazando al sector “progresista” del gobierno.
La muerte de Perón, en junio de 1974, no solamente acrecentó la crisis política que asistía el régimen argentino. Sino, que evidenciaba el fracaso del operativo en torno a su regreso para “desviar” a las masas laboriosas detrás de su figura y liquidar la tendencia abierta por el Cordobazo. El conjunto de estas contradicciones llevaría a una situación límite. A comienzos de 1975, el gobierno nacional impulsó una serie de operativos represivos: la intervención de los sindicatos como luz y Fuerza y el SMATA en Córdoba; la invasión y represión sobre los obreros y el pueblo de Villa Constitución y los ingenios tucumanos. En cuanto al FAS, el 10 de abril de abril de 1975 salió una solicitada denunciando la embestida gubernamental sobre algunos sindicatos cordobeses y el operativo represivo en Villa Constitución. En dicho comunicado, se anticipaba que la respuesta frente a la situación que vivía la provincia se debía “respetar la Constitución y el llamado a elecciones democráticas”. En una carta a la militancia del Partido Comunista en el mes de junio, Santucho volvía a insistir con la idea de formar un Frente Democrático y Patriótico afirmando: “no puede haber obstáculos inmediatos (…) expresa claramente las intenciones del PRT de luchar hombro con hombro con el PC y otras organizaciones populares” (Silva Mariños, 2017: 237-238).
En una solicitada publicada en el diario Córdoba el 16 de julio, el FAS propuso: “ante la situación de aguda crisis política provocada por la fuerza de las masas obreras y populares en la calle que hicieron tambalear al núcleo fascista gobernante (…) proponemos un Frente Democrático y Antiimperialista (…) con sectores radicales y peronistas honestos y combativos, los cristianos y comunistas”. Frente al clima huelguístico y la profundización de las coordinadoras interfabriles, el planteo del Partido Comunista ante la crisis nacional no estaba alineado con la formación de un “frente democrático” sino más bien la conformación de un gabinete cívico-militar. La JTP no pretendía “romper con el frente nacional burgués” sino que su política sindical se integraba al interior del Partido Peronista Auténtico. Tiempo después, Gregorio Flores afirmó que los propósitos detrás de Montoneros estaba el de establecer “una alianza con la burguesía, una salida dentro del capitalismo” (Sartelli y Camera, 2001: 20).
Frente a un cuadro de irrupción de clase obrera a nivel nacional de manera inversamente proporcional las intervenciones del FAS comenzaron a mermar. A comienzos de marzo de 1976 se concretó el II Congreso del Partido Intransigente, en Capital Federal. Del mismo participaron sectores provenientes del Partido Auténtico, Partido Comunista, etc. Una comitiva del FAS concurrió al acto y lo caracterizó como “progresivo” dado que expresaba “el ánimo favorable a la construcción de un “Frente de Liberación Nacional” de que están imbuidos los partidos y organizaciones populares que se declaran antiimperialistas y democráticas”. Luego del golpe del 24 de marzo, se conformó la Organización para la Liberación de Argentina (OLA) donde convergían Montoneros, OCPO y el PRT. La idea era constituir un movimiento nacionalista para “convergir en un solo Partido Revolucionario” (Mattini, 2007: 348). La conformación de este nuevo frente quedaría solamente en las tratativas – por ejemplo en ese momento fue informado al conjunto de la base del PRT- ya que entre abril a julio, las tres organizaciones vivieron una sangría en sus fuerzas, cuyo resultado fue la eliminación física de casi toda su dirección, tanto en Montoneros como en el PRT.

Conclusiones

A partir del mayo francés, la clase obrera irrumpió en el escenario internacional con una clara perspectiva política y revolucionaria. Es bajo este escenario donde debemos circunscribir al Cordobazo, quien fue encabezado principalmente por el activismo de las fábricas automotrices y reparticiones estatales bajo la consigna `gobierno obrero y popular´. Sin embargo, esta consigna nunca logró desenvolverse a lo largo de la etapa histórica que culminó con el golpe militar de 1976. Ahora bien ¿Por qué no logró desenvolverse?
Una de las principales causas, y es la que tratamos de desarrollar en el presente artículo, la debemos buscar en la estrategia del frente popular que se manifestó en la mayoría de las organizaciones de izquierda y que prácticamente primó a lo largo del periodo histórico analizado. Una cruel paradoja si partimos que el `mayo cordobés´, como intervención independiente y organizada de clase obrera tiró abajo todas aquellas tesis que favorecían la constitución de frentes populares, focos insurreccionales y el regreso de Perón como medios para impulsar la liberación nacional de la clase trabajadora.
Si bien a nivel internacional el frente popular fue impulsado desde Moscú, en el continente americano podemos extraer una característica distintiva. El frente popular impulsado por las organizaciones de izquierda se desenvolvió de manera subordinada a los movimientos nacionales de contenido burgués. En nuestro país, la conformación de un frente popular implicaba colocar a la clase obrera detrás de la figura de Perón, sin delimitarse de él y sobre todo detrás de algún sector `progresivo´ de la burguesía nacional. Detrás de esta perspectiva podemos enumerar a las corrientes peronistas, estalinistas, maoístas e incluso trotskistas que atravesaron la historia argentina.
El caso del Frente Antiimperialista y por el Socialismo no escapó a esta tesis con solamente tomar sus reiterados llamados a incorporar a sus filas a aquellos sectores provenientes del peronismo, estalinismo y el radicalismo. También se lo pudo visualizar en el análisis de su programa expresado en el listado de reclamos de carácter `anticapitalista´. En su programa, se expresaba la ausencia de la disputa por el poder político o, mejor dicho, la lucha por romper la subordinación del movimiento obrero frente a Perón. La movilización de importantes contingentes y concentraciones, que incluso podría llenar un estadio de futbol, no deben hacernos obnubilar el aspecto esencial por lo que obstaculizó al FAS, a tal punto de desaparecer del escenario político un año antes del golpe militar de 1976.
Detrás de un debate acerca de cuál estrategia es más acertada a la hora de intervenir sobre un determinado momento histórico se expresa una postura o un posicionamiento programático. Para casi todo el conjunto de las organizaciones políticas, la independencia de la clase obrera y su correspondiente estructuración política -que tuvo su máxima expresión con el Cordobazo- debía subordinarse a la necesidad de impulsar alianzas con sectores de la burguesía nacional.
Como cierre del presente artículo, nos parece sumamente importante destacar las conclusiones que elaboraron aquellos activistas obreros que participaron de la experiencia del FAS. Lo hicieron pensando que construían una alternativa política para los trabajadores. El caso de la trayectoria de Gregorio Flores nos parece ilustrativo, porque por un lado nos abre la posibilidad de extraer las enseñanzas políticas que nos ofrece el estudio de nuestro pasado. Pero por el otro, nos permite vincular su trayectoria con nuestro presente, de lo contrario nunca podremos puntualizar su vigencia.

José Barraza
22/01/2020

Notas

[*] Josè Barraza es historiador y trabaja junto al equipo de Historia Contemporánea en la Universidad Nacional de Córdoba a cargo de Daniel Gaido. Mail: kbzonbarraza@hotmail.com
[1] “Córdoba: se necesita comisionado popular y de buena presencia” en Revista Panorama, Argentina, 9 de marzo de 1971, pág. 14. [2] Desde España, Perón apuntaló para la dirección de la CGT a José Rucci proveniente del Unión Obrera Metalúrgica. Su principal objetivo partía de “contrarrestar la eventual expansión del clasismo o, en todo caso, absorber los brotes rebeldes, mediante la articulación de un abanico de líneas divergentes entre sí pero convergentes en Puerta de Hierro” en Revista Panorama, 19 de febrero de 1973. En los primeros meses de 1973, los obreros metalúrgicos de la fábrica SOMISA ubicada en la ciudad santafesina de San Nicolás ocuparon la planta e iniciaron una huelga con un petitorio de demandas que incluía el aumento de salarios la insalubridad en algunas tareas, y los despidos selectivos a los activistas fabriles. Esta huelga, en el propio bastión gremial de Rucci, desató la ira de Perón que se refirió al conflicto de la siguiente manera: “el reciente caso de una entidad estatal por un grupo de agentes de la provocación (…) fabricando a la vez el dirigente de la “triste figura” [se refiere a Agustín Tosco] para armar un conflicto artificial con la finalidad de crear gremios independientes como lo habían hecho ya en Córdoba con SiTraC-SiTraM (…) Rucci anunció medidas para depurar de marxistas los sindicatos” en Diario Mayoría, 26 de enero de 1973. Ambas citas reflejan que elregreso´ de Perón venía con la clara intención de liquidar a la corriente clasista y antiburocrática en los gremios.
[3] Bajo el GAN, el gobierno de facto de Lanusse se propuso una cacería sobre la dirigencia obrera clasista y combativa cordobesa. Activistas y delegados gremiales pertenecientes al SiTraC-SiTraM, Luz y Fuerza, etc fueron encarcelados y confinados en Rawson. En el mes de octubre de 1971, por orden nacional se decretó la represión y la ocupación sobre los sindicatos clasistas de Fiat, la disolución y el cesanteo de la comisión directiva del sindicato de Empleados Públicos y el cesanteo del ala clasista del gremio de municipales. Mientras Perón apoyó y exhortó a Atilio Lopez a normalizar la CGT cordobesa en el apoyo al Acuerdo Nacional.
[4] “La desviación militarista” o el énfasis en la actividad militar produjo una fuerte crisis al interior del PRT. Esto se expresaba en un reclutamiento prácticamente molecular que no contrarrestaban las bajas de militantes. Esta situación se empeoró entre mayo a junio cuando prácticamente la mitad de la dirección nacional del partido culminó en prisión, creando enormes inconvenientes en la estructuración nacional de la organización. [5] El nombre de “Viborazo” se debe a los dichos del entonces gobernador de Córdoba, José Felix Uriburu: “por definición se anida una venenosa serpiente cuya cabeza Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo” La Nación, 8 de marzo de 1971. El 15 de marzo, se decretó un paro con movilización en la provincia que movilizó y concentro alrededor de 12 mil personas en el centro de la provincia. Si bien excede a nuestro trabajo, muchos historiadores colocan al Viborazo en la misma sintonía que el Cordobazo. Si bien el primero reflejó la disposición al combate de los trabajadores cordobeses, no se evidencio el frente único que sí había caracterizado al Cordobazo. En este último se puede visualizar las columnas obreras ingresado al centro de la ciudad dirigidas y encabezadas principalmente por los trabajadores mecánicos de IKA, Transax y Perdriel superando a la dirección de la CGT Regional. En cambio, durante las jornadas de marzo de 1971 estuvieron marcadas por un lado, por la dispersión de los activistas: algunos se encontraban ocupando reparticiones estatales como el caso de municipales, empleados públicos y el sindicato encabezado por Agustín Tosco. Otros fueron a la Plaza Velez Sarfield quien ante el llamado de Bagué (del SMATA) los manifestantes se dispersaron y fueron a los barrios donde ocurrieron una serie de saqueos a comercios y supermercados. Estos hechos fueron relatados en un documental por Domingo Bizzi y Gregorio Flores del SiTraC que durante el Viborazo se replegaron a barrio Guemes. Alli, los manifestantes saquearon un supermercado mayorista llamado “El Tabano”, y sobre aquel episodio Flores relato lo siguiente: “cuestión que estaba un negro del PRT y se subió arriba y grito: “Compañeros el pueblo ha expropiado este supermercado y vengan a llevar la mercadería” y los negros iban en carretilla, en carros y cargaban bolsas de azúcar, de todo” en “La Política sindical del PRT-ERP” De Mascaro Cine Argentino (Argentina, 2014). Por el otro lado, esta dispersión también se manifestó en la llamada “guerra de consignas” reflejada en los cánticos “ni golpe ni elección, revolución”, “el pueblo unido jamás será vencido”, “Perón y Evita, la patria socialista”, “lucha armada viva el Che Guevara”, entre otros. En cambio, durante el Cordobazo la canción más vociferada fue “Luche no deje de luchar por un gobierno obrero y popular”. A pesar de la extensión de la cita podemos visualizar que en las jornadas del Viborazo comenzó a manifestarse la ausencia del frente único por parte de las organizaciones de izquierda para plantear que el movimiento obrero debía colocarse como furgón de cola de la burguesía nacional abandonando su independencia de clase. [6] Según el PRT, esta línea política debía expresar una unidad frente al GAN “en una estrategia de guerra revolucionaria popular (…) hacer todo lo posible por lograr un acuerdo operativo con todas las demás organizaciones armadas” En “Resoluciones del Comité Ejecutivo del PRT”, enero de 1972. [7] “Para SiTraC y Activistas del SiTraM” Penal de Rawson, 2 de mayo de 1972. En Archivo del SiTraC, Subarchivo N°1, Ficha N°5 [8] “Resolución sobre sindical” en Resoluciones del Comité Ejecutivo del PRT, abril de 1973. [9] En una entrevista de Pablo Pozzi a Jorge Canelles, dirigente del Partido Comunista y del gremio de la construcción en Córdoba, afirmaba: cuando a Tosco le comunican desde… creo que fue Jaime quien le comunicó telefónicamente, la candidatura, yo estaba presente. Y adelante mío llamo a Zarate por teléfono para preguntarle qué opinaba. Zárate sin tener tampoco en ese momento todavía la opinión orgánica del partido, le dijo que le parecía una barbaridad porque era enfrentarlo a Perón y que no correspondía en ese momento políticamente dar ese paso, porque no íbamos a enfrentar con el peronismo. Eso, la opinión que le dio Zarate. Y Tosco, sin esperar la opinión orgánica del partido, decidió no hacerlo” (Pozzi, 2004:317) [10] El candidato a presidente por el PST, Juan Carlos Coral afirmaba que la “legalidad para Perón y su derecho a ser candidato pueden ser la prenda de unidad de los trabajadores argentinos y su vanguardia revolucionaria” en Avanzada Socialista, N° 19, 13 de setiembre de 1972. [11] Había diversas apreciaciones en torno a la fórmula Tosco-Jaime. Como se analizó anteriormente, para el Partido Comunista era negativa dada su inviabilidad para enfrentar a Perón. Para el PRT constituía una herramienta para impulsar la conformación de un Frente Nacional de Liberación. Según el PST, la fórmula presidencial era una fórmula independiente´ pero que no constituía una alternativa política dado que en su plataforma no figuraba una delimitación de conjunto acerca de Perón. En cambio para la organización Política Obrera, era necesario impulsar realizó una campaña a favor de la fórmula Tosco-Jaime porque constituíaun bloque obrero independiente para romper “con la subordinación a Perón y con los frentes burgueses” en “Declaración del Comité Ejecutivo Nacional”, Política Obrera, 10 de noviembre de 1972. Ante el fracaso de la fórmula, la organización trotskista no se presentó a ninguno de los comicios por no tomar recaudos para legalizar una lista independiente culminando a llamar a votar por la lista del PST. [12] “Declaración política” documento elaborado por El Obrero, agosto de 1973. [13] “El frente en Tucumán: la unidad combativa” Nuevo Hombre N°47, primera quincena de 1973 pág. 5. [14] “Surge en Tucumán el Frente Antiimperialista” en El Combatiente N°88 31 de agosto de 1973, pág.8 [15] “Lo que decían los carteles” en Nuevo Hombre N°47, primera quincena de 1973 pág.12 [16] “Prólogo de Política de Frente ¿Colaboración de clases con dirección burguesa, o frente único de la clase obrera y el pueblo?”, setiembre, 1973, p. 1. [17] El historiador francés Jean Jaques Marie una breve descripción sobre el dirigente comunista búlgaro y secretario general de la Komintern: “Dimitrov, cuya reputación de aficionado a las faldas y el vodka no le sirve en las oficinas del Komintern, tiene sobre todo un enorme pasado político: había pertenecido a la dirección del Partido Socialista llamado tesniak (que significa estricto) y convertido en Partido Comunista, que se distinguió desgraciadamente por un sectarismo asesino en 1918 y, luego, en 1923. En 1918, los soldados búlgaros, cansados de la guerra, se sublevaron en Radomir; la monarquía estaba al borde de la caída; ahora bien, los “tesniaks” se negaron a aliarse con los labradores (Partido Campesino) por un sencillo desacuerdo en el programa relativo a los pequeños campesinos, contribuyendo de este modo a salvar la monarquía. En 1923 dejaron que un golpe fascista aplastara, sin mover un dedo, a aquellos labradores que habían llegado al poder el año anterior” (Marie, 2001: 464). [18] En un artículo titulado “¿Es posible fijar un horario preciso para una revolución o contrarrevolución?” en septiembre de 1923, León Trotsky había Incorporado el golpe de estado en Bulgaria con los hechos ocurridos en España e Italia extrayendo un elemento en común: la ausencia de una estrategia de preparación, organización e intervención de los partidos comunistas en los respectivos países culminando en la desilusión y apatía de la clase obrera para propiciar el terreno para un golpe militar organizado y preparado. [19] “Política de Frente ¿Colaboración de clases con dirección burguesa, o frente único de la clase obrera y el pueblo?” setiembre, 1973, pp. 1-2. [20] “Proyecto de Declaración política del Frente Antiimperialista y por el Socialismo. Regional Córdoba” en Archivo del SiTraC, Subarchivo N° 18, Ficha N°14 pp1-5. [21] “La Fuerza del FAS” En Nuevo Hombre N°52, 1° quincena de diciembre de 1973, pp.11-17 [22] La escalada represiva del gobierno de Perón se puede apreciar en su propia declaración llamando a “terminar con las organizaciones de base” La Nación 23 de enero de 1973. [23] “El FAS contra el terrorismo blanco” en Revista Nuevo Hombre, N° 49 2da quincena de octubre de 1973 pág 10. Esta cita viene a alusión a que el centro de la denuncia para el FAS se centraba en el Imperialismo y no en Perón. [24] “Resolución Política” en VI Congreso del FAS, 14 de junio de 1974, pág.23. [25] “Documentos del VI Congreso del FAS” en Nuevo Hombre N°65, pág. 22. [26] “Frente Revolucionario o Frente Popular”, mayo de 1974 [27] “Unir a todas las fuerzas populares” en Nuevo Hombre N°66, 2da quincena de julio de 1974 [28] En una reunión de la dirección cordobesa del PRT, Gregorio Flores llevo como inquietud un debate en la mesa del FAS de la misma provincia. Dicha preocupación, o mejor dicho debate, radicaba en que un sector de su dirección manifestaba que el frente era un “apéndice del PRT”. A modo de un apparatchik soviético, German Gomez alias “el Negro Mauro”, responsable del PRT en Córdoba, le respondió a Gregorio: “el PRT pone el 80% de los militantes, el 80% de los locales y el 80% de la guita. Entonces, con todo derecho tiene que poner el 80% de la política” (Flores, 2006: 125) [29] “Como en Trelew, Izquierda y Peronismo unidos” en Nuevo Hombre N° 67, 1ra quincena de agosto de 1974, pp 2-3 [30] “El pueblo de Córdoba exige el respeto por la libertad y la democracia” en solicitada del FAS, 6 de abril de 1975. [31] “Solicitada” Diario Córdoba 16 de julio de 1975, s/n. Según Silva Mariños: “Bajo esta perspectiva estratégica, el PRT impulsó desde un primer momento a través del frente la necesaria alianza con el PC y Montoneros, sin temor alguno de ser caracterizado de estalinista o peronista (…) Incluso iba más allá de los esperado, cuando llevaba a fondo la idea de conformar el FLNyS y se hizo presente el 17 de octubre del 75 en Plaza de Mayo, o evaluó la posibilidad de levantar la candidatura de Cámpora-Alende (Silva Mariños, 2017: 251) [32] En “Hacia el Frente” en Nuevo Hombre N° 9, 3 de marzo de 1976, pág. 12.

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Enlace Audiovisual “La Política sindical del PRT-ERP” De Mascaro Cine Argentino (Argentina, 2014) https://www.youtube.com/watch?v=xFJYyb2-P5I

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