El portal Infobae publicó hoy una nota de opinión firmada por el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, donde este reivindica la figura del exsecretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, muerto en un atentado el 25 de setiembre de 1973, dos días después de que se realizaran las elecciones nacionales en las cuales había sido elegido presidente el general Juan Domingo Perón.
La nota reivindicatoria destaca, en particular, el papel jugado por Rucci en la negociación y suscripción del Pacto Social, acordado entre la CGT, la central empresaria CGE y el gobierno que, entre sus aspectos centrales, establecía un congelamiento de precios y salarios por un período de dos años, con el objetivo de “contener la inflación” y avanzar hacia “una distribución más equitativa de los ingresos” y llegar a que los trabajadores alcanzaran el 50% del producto nacional. Y Berni lo plantea como una panacea similar para esta etapa del gobierno nacional.
El ministro esconde la falacia de aquella promesa, cuando el congelamiento partía de una caída abrupta en el ingreso de los trabajadores que se había producido en el curso de las dictaduras militares que venían gobernando ininterrumpidamente desde 1966 y que se había profundizado en los primeros meses de 1973 cuando, luego del triunfo de Héctor Cámpora, las patronales aceleraron las remarcaciones de precios, adelantándose a la suscripción del Pacto Social, según recuerda el propio diario La Nación (10/5/2019). Esto, aunque muchas luchas fabriles de sectores antiburocráticos habían logrado importantes conquistas salariales.
En la reivindicación de Rucci, pero más aún de la política del gobierno de Perón, Berni oculta también que, junto a ese acuerdo tripartito, se aprobó una legislación que prohibía las huelgas salariales y reivindicativas en general y que establecía fuertes penas para quienes las enfrentaran y se le realizaron modificaciones en este camino al propio Código Penal. Esto con el claro objetivo de bloquear los reclamos obreros y de perseguir al activismo clasista, combativo y de izquierda que, desde el Cordobazo de 1969 y durante el efímero gobierno de Cámpora, había conquistado innumerable cantidad de comisiones internas y sindicatos de manos de la burocracia sindical.
Junto con esto, el gobierno de Perón modificó las leyes vinculadas al control de la organización obrera para fortalecer el rol de la burocracia de los sindicatos en detrimento de las comisiones internas y de cualquier otra que pudieran canalizar la lucha de los trabajadores.
En tren de ocultamiento en serie, Berni también tapa que el Pacto Social saltó por los aires a los pocos meses de suscripto porque la crisis del mercado internacional con una caída de los precios de los commodities y el incremento de los precios de las importaciones fueron un acicate para que las patronales dispararan otra vez los precios, pese a todos los subsidios con los que el gobierno intentó contenerlas. Esto, acompañado de una creciente cantidad de luchas obreras, por fuera y en oposición a la burocracia de los sindicatos, con las que los trabajadores conquistaron aumentos de salarios y otras reivindicaciones postergadas por el Pacto Social.
Apenas un año después de la firma, en octubre de 1974, el entonces ministro de Economía, José Ber Gelbard, armador oficial del acuerdo, renunció a su cargo. Corridos unos meses, y ya con Isabel Perón en el gobierno, el sucesor Celestino Rodrigo lanzó un plan de ajuste con una devaluación del 100% y tarifazos de entre el 100 y el 200 por ciento, lo que disparó la inflación y dio lugar a la huelga general más importante de la historia de nuestro país, que se fue extendiendo desde abajo, impulsada por coordinadoras sindicales. La huelga solo fue levantada tras la obtención de los reclamos obreros, que liquidaron el ajustazo oficial.
Detrás de la reivindicación a Rucci, Berni también oculta que, a comienzos de 1974, ante la resistencia creciente de los trabajadores al Pacto Social de hambre, y apenas unos meses después de suscripto, la burocracia sindical de la CGT, de la cual el dirigente sindical era líder, se convirtió en una pieza clave en la creación y el accionar de la banda parapolicial de la Triple A, que se dedicó a la persecución y asesinato de miles de activistas obreros y populares -entre ellos nuestros compañeros Jorge Fischer y Miguel Angel Bufano- y luego se acopló a los escuadrones de la muerte de la dictadura militar.
Esta es la orientación que reivindica el ministro “soldado de Cristina”, respaldado por su jefa, el gobernador Axel Kicillof y el propio presidente Alberto Fernández frente a la actual crisis económica potenciada por la pandemia, aunque el cuadro actual es infinitamente más explosivo que el original de Perón en 1973.
Un pacto social con salarios de hambre, congelamiento de las paritarias, destrucción de las jubilaciones, liquidación de los convenios, superexplotación obrera, precarización del trabajo y un enorme ejército de desocupados, con la contrapartida de beneficios y subsidios a los capitalistas ya beneficiados por todas estas medidas antiobreras.
Y, el pretendido López Rega K, como deja en claro con sus dichos y sus hechos, plantea que el “pacto” debe ser impuesto con la colaboración de la burocracia sindical de todos los colores, que se ha puesto al servicio del ajuste salvaje del gobierno o con la represión directa. La defensa incondicional de la Bonaerense, responsable de decenas de casos de “gatillo fácil” durante la cuarentena y de todas las fuerzas que en todo el país reprimen a los sectores obreros y populares, está colocada en este camino de intentar aplastar toda protesta.
Un par de coincidencias que Berni probablemente no conozca: en un día como hoy, de 1941, nació el documentalista Raymundo Gleyzer, secuestrado y asesinado por la dictadura militar, quien, en el mismo 1973 cuando mataron a Rucci, estrenó su película Los Traidores, historia de un dirigente sindical que, nacido a la actividad como delegado, al escalar posiciones en la estructura de la burocracia, se convierte en un representante de los capitalistas en las filas de los trabajadores. El personaje está claramente inspirado en el propio Rucci.
La organización obrera independiente del gobierno y los partidos patronales que impulsa el Partido Obrero en el FIT-U, la Coordinadora Sindical Clasista y el Plenario del Sindicalismo Combativo, es el camino para enfrentar la ofensiva del gobierno y el conjunto de la burguesía. Para que la crisis no la paguen los trabajadores sino los capitalistas.
Nelson Marinelli
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