Desde que está en el poder, Moïse ha enfrentado numerosas movilizaciones e inclusive levantamientos populares, como el ocurrido en octubre de 2019, cuando las masas se volcaron a las calles contra el desabastecimiento de combustibles, la malversación de los fondos de Petrocaribe y las paupérrimas condiciones de vida -el 70% vive en la pobreza (Clarín, 26/11).
Moïse viene gobernando por decreto desde comienzos de año, cuando se venció el mandato de los diputados y buena parte de los senadores. Aspira a reforzar sus atribuciones presidenciales por medio de una reforma constitucional, que incluiría un referéndum ratificatorio en febrero o marzo próximos.
Si Moïse ha logrado mantenerse en el poder, es fundamentalmente debido a la represión y el apoyo imperialista de Donald Trump y Estados Unidos. A cambio, el presidente da luz verde a continuar con la intervención yanqui en la región.
Sin embargo, conscientes de la necesidad de relegitimar el régimen político, tanto el gobierno norteamericano como la OEA le reclaman a Moïse la realización de elecciones legislativas.
El presidente haitiano se muestra dispuesto a convocar a elecciones legislativas e incluso presidenciales, tras el referéndum constitucional, pero asegura que culminará su mandato, que finaliza en 2022. La oposición recela del planteo de los norteamericanos, reclama la salida de Moïse y un gobierno de transición que permita una salida ordenada, con lo que se coloca en una línea de preservación del régimen social. Según la agencia Prensa Latina (12/11), en esta oposición prima actualmente un cuadro de dispersión.
Fuera Moïse y fuera el imperialismo. Por un gobierno de los trabajadores.
Álvaro Chust
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