El gobierno está llevando adelante un ajuste con consecuencias enormes sobre la inmensa mayoría de la población (un indicador es el índice pobreza en el pico de 45,3%); fracasó en revertir derrumbe de la actividad económica que dejó Macri, y no pudo tampoco resolver el tema del endeudamiento.
Se ha atribuido a la pandemia las consecuencias de esta situación, sin embargo la actuación frente al Covid es una de la razones del mal humor social.
El gobierno nacional pijoteó recursos para la compra de vacunas, como reconoció el propio jefe de Gabinete, y tampoco puso un peso para garantizar medidas de prevención para limitar la circulación, ni tampoco abundó en los testeos que permitieran adelantarse a los contagios masivos. Los gobiernos provinciales, al igual que el nacional, no han hecho fuertes inversiones para mejorar el sistema de salud, mantienen salarios de miseria y el ritmo de vacunación está dominado por los problemas de una logística insuficiente. Las consecuencias están a la vista con casi 100 mil muertes por Covid.
Echando lastre
El gobierno apostó a la llegada de las vacunas para cambiar las tendencias desfavorables. Sin embargo con el aumento de la vacunación y a pesar de que las cifras de muertes diarias espantan y la inminencia de una tercera ola es reconocida, las encuestas marcan que el “bolsillo” domina el humor popular con consecuencias en el resultado de las elecciones de setiembre-noviembre.
El empobrecimiento cada vez más extendido es una de las principales razones de la “desilusión” con el gobierno de los Fernández, sobre todo en su base electoral.
Entre las medidas anunciadas está el adelanto de los aumentos programados para el salario mínimo, vital y móvil; la elevación del mínimo no imponible para el impuesto a las ganancias sobre el salario; la habilitación de nuevas paritarias para rediscutir los aumentos acordados en el primer cuatrimestre del año, entre ella la de los trabajadores estatales; bonos para los jubilados y los trabajadores de salud, y un mayor gasto social, fundamentalmente.
Hay que señalar que estas medidas no responden exclusivamente a un cálculo electoral. El gobierno también se ve obligado a echar lastre ante la evidencia de que los reclamos de los trabajadores cobran fuerza. La gran huelga de los trabajadores de la salud de Neuquén y el efecto contagio que empezaba a mostrar llevó al gobierno a otorgar un bono de $ 19.500 (inferior en términos absolutos y relativos al del año pasado) en tres cuotas de las cuales la primera se pagó esta semana, dos meses después de lo prometido. Las multitudinarias marchas de las organizaciones piqueteras independientes arrancaron reivindicaciones que el gobierno venía negando, es que pusieron en cuestionamiento la política de contención cuando la pobreza aumenta y mostró que el reclamo no solo está profundamente instalado sino que se procesa a través de un frente único que incluye a desprendimientos de las organizaciones oficialistas y en el que la izquierda a través del Polo Obrero tiene un fuerte liderazgo.
Eduardo Salas
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