En una conferencia de prensa realizada el 29 de febrero por la tarde en la estación de Aduanas y Protección Fronteriza en Brownsville, Texas, el presidente Joe Biden convocó al expresidente Donald Trump para que se uniera a él en el apoyo a la legislación antiinmigrante. Menos de una semana después de que Trump y sus aliados de ultraderecha describieran en detalle sus planes para deportaciones masivas en la Conferencia Conservadora de Acción Política (CPAC, por sus siglas en inglés), Biden añadió: “podemos hacerlo juntos”.
Biden tiene el propósito de llegar a un acuerdo con los republicanos sobre la política de fronteras y obtener, a cambio, el apoyo en la Cámara de Representantes controlada por los republicanos para aprobar su proyecto de ley de gasto militar suplementario de 95.000 millones de dólares, de los cuales 60.000 millones están destinados a la guerra de EE. UU.-OTAN contra Rusia en Ucrania y otros 15.000 millones de dólares para la campaña israelí de limpieza étnica en Gaza.
El Consejo Editorial del Wall Street Journal describió al proyecto demócrata como “la legislación migratoria más restrictiva en décadas”, ya que no contiene “nada para casi todos los Dreamers que fueron traídos aquí (...) cuando eran niños, ningún camino general hacia la ciudadanía, ni visas de residencia”. Un millar de migrantes muere por año intentando cruzar desde México a EE. UU. Biden adoptó los métodos antiinmigrantes de Trump para “proteger” la frontera.
El “proyecto de ley de seguridad fronteriza” que Biden pretende que Trump apoye, prácticamente eliminaría el derecho de los inmigrantes a solicitar asilo en Estados Unidos; propone expandir los centros de detención de inmigrantes, reforzar la policía fronteriza y otorgar prerrogativas al Poder Ejecutivo para cerrar los puertos de entrada. Este asalto masivo a los derechos democráticos se utilizará inevitablemente para atacar a la clase obrera en su conjunto.
Por su parte, Trump habló en su propio acto antiinmigrantes en Eagle Pass, Texas, aproximadamente a 523 kms al noroeste de Brownsville, donde fue recibido por el gobernador de Texas, Greg Abbott, por el jefe del sindicato de la Patrulla Fronteriza, Brandon Judd, y por el general de la Guardia Nacional de Texas, Thomas Suelzer. Allí denunció a los migrantes como “alimañas” que están “envenenando la sangre de nuestro país”, luego de darles las gracias a los diversos funcionarios políticos, policiales y militares presentes, destacando al general Suelzer, diciendo que “siempre estuvo allí y entiende este Departamento Militar de Texas. (...) Creo que entiende la guerra porque eso es lo que tienen, están en una guerra”.
Estados Unidos registró casi 2,5 millones de detenciones en la frontera sur durante 2023, una cifra inédita para un flujo de migrantes que acumuló estadísticas récord durante los dos años anteriores.
Sergio Escalas
06/03/2024
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