Que las fuerzas de seguridad actúen para perseguir a alguien por su manera de pensar es gravísimo. Es una política que apunta a criminalizar a la izquierda y a aquellas organizaciones que se referencian en la lucha de la clase obrera y contra el ajuste de un gobierno criminal que ha hundido en poco tiempo a más de 3 millones de trabajadores en la pobreza.
El joven quedó acusado de “intimidación pública” y la causa en manos del juez Julián Ercolini, quien ordenó el allanamiento en el barrio porteño de Chacarita que terminó en la detención. El perfil político e ideológico de esta persona fue recabado por la policía mediante una investigación de la red social Instagram, en la cual el joven habría hecho comentarios sobre el presidente.
Milei y Bullrich manejan una doble vara; es que los trolls libertarios tienen vía libre gubernamental para amenazar a través de las redes con asesinar, desaparecer y golpear a militantes populares.
Milei viene trabajando hace mucho en la perspectiva de instalar a los “comunistas” como los responsables de todas las crisis existentes. La crisis educativa sería el resultado de un exceso de “marxismo cultural”. La bancarrota de la economía sería una consecuencia de la aplicación, por parte de los gobiernos de las últimas décadas, de supuestas políticas socialistas. Y así.
La realidad es que en Argentina rige el sistema capitalista y la crisis que impera en el país es el producto de la política burguesa: pago de la deuda externa, despilfarro en subsidios a las patronales, recortes en los presupuestos de salud y educación para pagar al FMI, etc. No hay ningún atisbo de socialismo en esto. Todos los políticos del establishment, desde Alfonsín, pasando por los Kirchner y Macri, hasta Fernández han desenvuelto esta orientación. Y Milei es su continuador.
El presidente es un delirante, pero divulga este discurso adrede para justificar ideológicamente una política de ataque desmesurado contra los trabajadores, las mujeres, la juventud y los jubilados; o sea, contra el pueblo trabajador.
La detención debe comprenderse a partir del intento de Milei de establecer en Argentina un régimen ultrarrepresivo. No por nada la caída Ley Ómnibus estipulaba una modificación del Código Penal para penar con cárcel efectiva a quienes realicen protestas contra el Estado y las patronales. Por otro lado, resulta ridículo que la causa contra un supuesto conspirador esté en manos de Ercolini, uno de los protagonistas del Lago Escondido gate; o sea, el conspirador número 1.
Nazareno Suozzi
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