domingo, julio 29, 2007

Apuntes sobre la formación del Partido Comunista de Cuba.

Al estudiar el surgimiento del actual Partido Comunista de Cuba (PCC), es necesario acudir a las palabras de su Primer Secretario, compañero Fidel Castro Ruz, cuando, rememorando una histórica página de defensa a la Revolución ante un ataque mercenario-imperialista en 1961[1], expresó:
“En Girón se proclamó el carácter socialista de nuestra revolución, en Girón prácticamente se forjó nuestro partido. Por aquella época trabajábamos precisamente en la tarea de unir las fuerzas revolucionarias en una sola organización, bajo una sola dirección. Podemos decir por ello que, coincidiendo con ese momento en que llevábamos adelante esa tarea, quedó forjado nuestro partido. Por eso se considera el 16 de abril, fecha de la proclamación del carácter socialista de nuestra revolución, como la fecha de la fundación de nuestro partido”[2].
Empero, el análisis de la creación del partido dirigente de la Revolución Cubana debe asumirse como un proceso que —si bien tiene un hito en los días alrededor del 16 de abril de 1961, fecha referente—, en retrospectiva está concatenado con el desarrollo del acercamiento entre las tres organizaciones de mayor participación en la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1958): el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR 26-7), el Partido Socialista Popular (PSP, Comunista) y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR 13-M)[3]; y en la perspectiva está, a tenor con el trabajo de coordinación de esas organizaciones después del triunfo revolucionario, la construcción de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), la transformación de estas en Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC) y la definitiva opción del nombre de Partido Comunista de Cuba (PCC).
Así, el hecho de que al triunfar la Revolución en Cuba se careciera de una sola organización que vertebrara orgánicamente a las principales agrupaciones políticas que fungían como vanguardia del pueblo, demandaba un trabajo de construcción de un solo partido revolucionario que condujera a la nación en las nuevas condiciones.
Un elemento aglutinador de las tres organizaciones político-revolucionarias existentes se puede encontrar en la vocación unitaria del máximo dirigente de la Revolución reflejada antes del desembarco del Granma[4] y en su convicción según la cual desde el primer momento debió permanecer “una sola organización revolucionaria”[5], así como en la propia obra de transformación que se iba desarrollando y en la necesidad de enfrentar las acciones contrarrevolucionarias.
En este contexto, un denominador común se encontraba en los discursos de Fidel Castro: su insistencia en el combate por la unidad de todos los que habían sufrido alguna injusticia, y su perseverancia en concienciar a los trabajadores, en solicitarles sacrificios y confianza, especialmente a obreros y campesinos; amén de alimentar el optimismo acerca del cumplimiento del Programa del Moncada.
Con el presupuesto del incremento de los contactos entre el MR 26-7 y PSP en torno a las medidas a implantar para el mejor desarrollo de la Revolución Cubana, el 16 de agosto de 1960 comenzó la VIII Asamblea del PSP, la que exhibía entre sus invitados más significativos a militantes de las tres organizaciones revolucionarias, y de cuya principal manifestación[6] se puede subrayar que:
en la práctica, se convertía en común el programa de acción derivado de esa Asamblea, que tenía por eje central la defensa enriquecida de la Revolución —desde y con las masas populares— en los planos ideológico, militar y gubernamental;
quedaban sentadas las bases para el inicio del proceso orgánico de fusión de las tres organizaciones vanguardias del proceso revolucionario cubano de entonces;
en correspondencia, de hecho comenzaba la negación dialéctica del protagonismo particular del MR 26-7, el PSP y el DR 13-M, para en su lugar continuar trabajando en aras de la Revolución Cubana a partir de la unidad de esas fuerzas revolucionarias en torno al compañero Fidel Castro[7].
Así, en el siguiente mes de septiembre se crea el Buró de Coordinación de Actividades Revolucionarias a todos los niveles de dirección, lo cual permitió un trabajo más coherente y sistemático entre las tres organizaciones e ir creando las condiciones para la integración.[8]
Por este camino, un momento decisivo se encuentra en el Pleno del Comité Nacional del PSP efectuado el 24 de junio de 1961, concebido para examinar lo relacionado con la creación de una sola organización partidista, ocasión para la cual fueron invitados los dirigentes principales del MR 26-7 y el DR. 13-M., continuando lo acontecido al respecto en la citada VIII Asamblea del PSP.
La médula del sentir de la unánime aprobación por ese pleno de la resolución acerca de la creación de un partido unido se puede hallar en el documento del PSP que al respecto escribió Blas Roca, algunos de cuyos puntos conceptuales es atinado no pasar por alto:
“Fidel es ya el más alto dirigente socialista y obrero cubano.
“Nosotros, viejos militantes del socialismo en nuestro país, proclamamos la dirección de Fidel Castro y tenemos plena confianza en que nos conducirá con acierto y que se desarrollará aún más...
“Con las fuerzas revolucionarias integradas, con el Partido Unido de la Revolución Socialista Cubana (sic), bajo la dirección de Fidel, nosotros entramos a cumplir las complejas tareas del período de transición, del período de construcción del socialismo”.[9]
Al meditar sobre este documento del PSP, se puede subrayar, por una parte, el elevado grado de desprendimiento personal que existía en la Dirección Nacional de esa organización —en especial, de Blas Roca—; por otro lado, la idea de una fusión que partiera de una integración con vistas a un objetivo superior: la constitución del Partido, una expresión de lo general en lo particular; y además, el explícito reconocimiento a Fidel Castro como líder que podía y debía conducir, por derecho propio, los destinos del proceso revolucionario cubano, elemento verdaderamente significativo.
A tenor con la mencionada resolución del PSP sobre la creación de un partido unido, esa organización se disolvería para pasar a concretar tamaño empeño político-revolucionario, asunto este que también tuvo lugar para el MR 26-7 y el DR 13-M.
Acerca de este trascendental pasaje de la Historia de Cuba, en el VIII Aniversario de los asaltos a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo, el 26 de julio de 1961, el propio Fidel, después de referirse a cómo el pueblo cubano para esa fecha ya estaba mejor preparado y más cohesionado en sus organizaciones de masas, destacó que se estaba asistiendo a “un segmento que une y orienta a través de los cuadros de las organizaciones revolucionarias integradas (sic) que marchan hacia la formación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba”.[10]
En aquella misma oportunidad, el Comandante en Jefe, como un reflejo del estilo del liderazgo de la Revolución Cubana en el sentido de consultar con las masas las decisiones más significativas, en consecuencia con lo antes dicho, expresó: “… y ahora, que levanten la mano los que apoyan la reunión de todos los revolucionarios en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba”.[11] Y fue unánime la respuesta de quienes se encontraban en esos festejos por la efemérides del 26 de Julio: con los brazos en altos la representación del pueblo cubano que allí se había congregado apoyaron el proceso de construcción de dicho Partido.
En lo sucesivo quedarían formadas las organizaciones de base —Núcleos Revolucionarios Activos— con las estructuras municipales y provinciales en todo el país, proceso concretado por dirigentes que del MR 26-7, PSP y DR 13-M, quienes ya fungían como Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).
De este segmento de la evolución de lo que definitivamente sería la vanguardia político-revolucionaria cubana expresada en una sola organización, debe resaltarse la concepción prevaleciente: la norma organizativa sería la selección y la calidad de la militancia, con un rigor ascendente, pues quienes eran encargados de llevar adelante ese proceso no tenían la suficiente capacidad. Por tanto, la exigencia iría aumentando y cada vez sería necesario más requisitos para ser miembro del Partido.[12]
Además, esa concepción sobre la organización partidista se apoyaba en la igualdad de derechos y consideraciones a toda la militancia, lo que equivalía a decir que el presupuesto era que no habría discriminación alguna por la afiliación de procedencia: no importaría los años que se hubieran servido en el MR 26-7, el PSP y el DR. 13-M., sino el mérito en la lucha que estaba por desarrollarse.
En su carácter de elemento rector, paulatinamente las ORI se hicieron sentir en la dinámica de la estructura de la sociedad cubana. Un ejemplo se aprecia en el hecho de que sus representantes aparecieran presidiendo —junto a los del Gobierno Revolucionario encabezado por su Primer Ministro— la Reunión Nacional de Producción, efectuada apenas dos meses después del último Pleno del PSP.
Así, las condiciones estaban creadas para que, en principio, el pueblo viera en las ORI al elemento llamado a regir el avance de la Revolución Cubana, tanto más, por cuanto en el espíritu de ellas debían estas convertirse en una escuela de revolucionarios, en un vehículo destinado no a adoctrinar sino a enseñar a pensar, a buscar en la historia lecciones para el aprendizaje; todo ello a partir de un programa representativo de la aplicación del marxismo y del leninismo a la situación histórico-concreta de Cuba.
Reflexionando al respecto, el dirigente principal de las ORI dijo en fecha tan temprana como el 1ro de diciembre de 1961:
“El Partido Unido de la Revolución es, en primer lugar, una necesidad. ¿Por qué es una necesidad? En primer lugar, no se puede hacer una Revolución —sobre todo, no se puede llevar adelante una revolución (sic)— sin una fuerte y disciplinada organización revolucionaria”.[13]
Y poco después puntualiza: “un movimiento puede ser más radical o menos radical. Lo que no puede haber son dos, tres o cuatro movimientos revolucionarios. Eso es absurdo. Además, esas son cosas propias de la contrarrevolución”.[14]
Vinculado con todo lo anterior, la tarea fundamental de las ORI era no solamente organizar y dirigir a las organizaciones de masas a través de sus núcleos, sin inmiscuirse directamente en los asuntos de la administración en la base, sino también en preparar al pueblo en la responsabilidad y en la dirección colectiva, en aras de dejar atrás las decisiones unipersonales. Su trabajo medular sería buscar en las discusiones las mejores soluciones —como estilo de labor partidista—, una manera de evitar el culto a la personalidad y, al mismo tiempo, un modo de ver en el pueblo a las grandes virtudes.
En suma, este primer eslabón de la cadena Organizaciones Revolucionarias Integradas-Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba-Partido Comunista de Cuba estaba llamado a ser la base a partir de la cual una sola organización vanguardia político-revolucionaria cubana, a la vez que honrara en la práctica la fusión científica de las ideas de Marx, Engels, Lenin y Martí, asimismo, garantizara una trayectoria ascendente. Sin embargo, en la concreción de lo anteriormente expresado hubo dificultades y deficiencias.
La complejidad de las condiciones a través de las cuales tuvo lugar el proceso de inicio de la construcción del socialismo en Cuba, constituye un aspecto que no debe obviarse en el momento de analizar los problemas que hubo en torno a las ORI.
Así, se entronizó en la organización el peligroso sectarismo que condujo ese proceso organizativo a un camino divorciado de las ideas originales, a través de la práctica —como analizara Fidel— de una política de privilegio, creándose condiciones “que tendían a la conversión de ese aparato no en un aparato de vanguardia de la clase obrera sino en un nido de privilegios, de tolerancia, de beneficios, en un sistema de mercedes y de favores de todos los tipos”.[15]
Un juicio sobre este acontecer conduce a señalar que, además de los responsables del tipo de sectarismo que comenzó a abrirse paso en la Revolución Cubana, también a ello contribuyó el hecho de que la máxima dirección estaba en múltiples tareas simultáneas, la propia confianza depositada en la experiencia de los dirigentes del PSP y el recelo aún existente entre estos y los que alardeaban de haber permanecido en “La Sierra”. Asimismo, el sectarismo pudo dañar al devenir revolucionario cubano, tanto más si se tiene en cuenta, de manera especial, que la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR) fue víctima de los mismos problemas que sucedían en las ORI.
Sin embargo, a tiempo tuvo lugar la rectificación, a partir de marzo de 1962. El día 8 de ese mes, se tomó la decisión de constituir oficialmente la Dirección Nacional de las ORI, tras la unánime condena al sectarismo y la ratificación del liderazgo de Fidel Castro. Catorce días después, el 22, esa Dirección nombró a Fidel Castro y Raúl Castro como Primer y Segundo Secretarios, respectivamente, además de acordar integrar su propio Secretariado, una Comisión de Organización y otra Sindical, y designar a Blas Roca director del periódico Hoy; y el día 26, como ha sido costumbre, el máximo líder informó a la población.[16]
Con estos presupuestos se desarrolló prácticamente un nuevo proceso de organización de la base partidista, a través de la conformación de núcleos cuyos militantes tendrían que estar avalados por tres requisitos cardinales:
1ro.- Ser un trabajador ejemplar.
2do.-Tener una moral probada.
3ro.- Poseer el visto bueno de las masas.[17]
En el particular de la vanguardia juvenil cubana —desde el 4 de abril de 1962 asumió el nombre de Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en sustitución de AJR—, el Partido le prestó una especial atención dirigida a contribuir a que ella lograra sobrepasar lo más rápido posible sus dificultades con su funcionamiento, y así estimular y garantizar que la joven militancia se preparara mejor con vistas a su posible futura vida partidista.
Sobre la base de toda la experiencia, en mayo de 1963 se optó definitivamente por llamar a la vanguardia político-revolucionaria cubana PURSC en vez de ORI. Y no se trataba solamente del tránsito formal de una a otra denominación, sino de un cambio cualitativo que provocaría un salto en la razón de ser del Partido en Cuba: conducir cada vez más y mejor a todo el sistema político y a la sociedad en sentido general.
En lo sucesivo, se iría perfilando el funcionamiento del PURSC, de acuerdo con la percepción de su Primer Secretario: “Nosotros hemos dicho que el Partido gobierna, pero el Partido no gobierna en todos los niveles. El Partido gobierna por conducto de su dirección nacional, y por medio de la administración pública...
“El partido dirige las organizaciones de masas en los distintos niveles. Es decir: dirige nacionalmente y en las provincias el Partido dirige también las organizaciones de masas, sin interferir las funciones que se les asignen nacionalmente a una organización de masa, ni la jerarquía dentro de la organización”.[18]
No menos precisas fueron las orientaciones dadas entonces respecto a la UJC: si la máxima autoridad política es el Partido con relación al Estado y las organizaciones de masas, “con tanta mayor razón —se acotó continuando el pensamiento con relación al funcionamiento del PURSC— con respecto a los jóvenes”[19], porque —como ya se señaló— la deformación de las ORI se hizo sentir marcadamente en la organización juvenil, y resultaba indispensable un perfeccionamiento en tal sentido.
Y en lo concerniente a problemas puntuales de la población, el Partido también estaría al tanto del perfeccionamiento de las JUCEI (Junta de Coordinación, Ejecución e Inspección, surgida el 22 de julio de 1960 pero concretadas en las provincias a partir del año siguiente) y, especialmente, de lo que vendría a ser la organización de otra experiencia de gobierno a nivel intermedio: el Poder Local. Acerca de este aspecto, el máximo dirigente de la Revolución Cubana planteó:
“...Estamos haciendo un ensayo. El Partido en la Provincia de la Habana, en el término Municipal de Güines, está realizando un ensayo de organización de poder local (sic), estructura, formas de elección. Vamos a hacer en una localidad para ver sus defectos, para mejorarlos y con la experiencia que obtengamos ir aplicándolo a otras regiones. De manera que esas organizaciones respondan a las realidades y no a las ideas subjetivas, que no salgan de la cabeza de nadie sino que salgan de la realidad. La realidad enseña”.[20]
Vale subrayar que tal dinámica del PURSC tenía lugar sin dejar de atender asuntos estratégicos como la aplicación de la Segunda Ley de Reforma Agraria o de la urgencia que demandaba el Ciclón Flora, eventos que simultáneamente tuvieron lugar en octubre de 1963.
Paralelamente, la vanguardia político-revolucionaria cubana también encabezó la ejecución de una nueva división político-administrativa, razón por la cual los cambios en la vida partidista iban acompañados de una nueva estructura orgánica: en lugar del nivel municipal, aparecían los Seccionales y los Regionales.
A partir de aquí, se observa que el trabajo del Partido en la nación va a transcurrir marcado por la incorporación a su accionar de la constante búsqueda de la no reiteración de desviaciones en su razón de ser —lo que no implica que siempre lo haya logrado— y, por tanto, con una perspectiva potencialmente carente de elementos convulsos tipo sectarismo.
En el año 1964, en correspondencia con la nueva división político-administrativa, se desarrolló el proceso de balance, renovación y/o ratificación de mandatos del PURSC, desde las organizaciones de base hasta los Comités Provinciales, elemento este que sirve para evidenciar el inicio de una nueva etapa en la labor partidista cubana. He aquí la base y el porqué Fidel Castro, en el quinto aniversario de la fundación de los CDR, el 28 de septiembre de 1965, destacó la necesidad de concluir la organización del partido a todos los niveles: el paso inmediato sería la modificación del nivel nacional.
Así, entre los días 30 de septiembre y 1ro de octubre de 1965, La Habana fue escenario de importantes reuniones de la Dirección Nacional del PURSC con los Miembros de los Buroes Provinciales del Partido, los Secretarios Generales de los Comités Regionales y dirigentes del Estado a nivel provincial. Para estas ocasiones, respectivamente, se analizó lo concerniente a la organización del Poder Local y del Partido.
Lo más significativo de esas reuniones del PURSC a nivel nacional se puede encontrar en los siguientes acuerdos: Constitución del Comité Central del Partido, el Buró Político, el Secretariado —encabezado por Fidel Castro y Raúl Castro como Primero y Segundo Secretarios, respectivamente— y las Comisiones de Trabajo.
Por su parte, “en la primera reunión del Comité Central, celebrada el 2 de octubre de 1965, se tomaron las siguientes decisiones:
Ratificar el acuerdo de la Dirección Nacional acerca del Buró Político, el Secretariado, el Secretario de Organización y las Comisiones de Trabajo.
Ratificar el acuerdo de la Dirección Nacional de fusionar los periódicos “Hoy” y “Revolución” en un solo órgano, que será el periódico oficial del Partido y se llamará “Granma”.
Ratificar el acuerdo de la Dirección Nacional de cambiar el nombre del Partido Unido de la Revolución Socialista por el de Partido Comunista de Cuba”.[21]
Al hacer una valoración del acontecer partidista cubano en aquellos últimos días —incluyendo las palabras de Fidel Castro en la presentación del Comité Central del PCC, el 3 de octubre—, debe resaltarse lo siguiente:
esas reuniones y sus principales acuerdos constituyeron tanto el clímax del proceso de conformación de la unidad de la vanguardia político-revolucionaria cubana después del triunfo, como el comienzo de un protagonismo partidista cualitativamente superior en la Historia de la Revolución Cubana; y
consiguientemente, se trata de la confirmación de la certeza de la línea estratégico-táctica seguida por Fidel Castro en término de unidad contra dispersión, de acuerdo con las condiciones histórico-concreta de cada momento.
Por tanto, al llegar al clímax de la formación de la nueva vanguardia político-revolucionaria que conduciría a la sociedad cubana a partir del último tercio de 1965, se estaba asistiendo a una expresión partidista particular sin obviar lo general, a la organización que estaba llamada a encabezar la lucha desde los principios del marxismo y del leninismo, las ideas martianas y el pensamiento creador fidelista al respecto; y a la apertura de una etapa cualitativamente superior para la Revolución Cubana.

Noel Manzanares Blanco

13/07/2007
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[1] El 16 de abril de 1961, cuando se despedía a las víctimas del bombardeo mercenario-yanqui efectuado el día anterior en varios aeropuertos —de Santiago de Cuba y San Antonio de los Baños, y al campo de la Fuerza Aérea Revolucionaria en La Habana—, en la esquina de 12 y 23, en la barriada habanera del Vedado, el Comandante en Jefe Fidel Castro exclamó que esta es la Revolución democrática y socialista de los humildes, con los humildes y para los humildes, y los allí congregados levantaron sus fusiles en respaldo a la mencionada proclamación. Era ya evidente lo que se materializó en los tres días posteriores: el ataque por Playa Girón (Bahía de Cochino), que en apenas 66 horas se convirtió en la primera gran derrota sufrida por el Norte revuelto y brutal en Nuestra América.
[2] Castro Ruz, Fidel: Discurso en el XX aniversario de la victoria de Playa Girón. Periódico Granma, 21 de abril de 1981, p. 2.
[3] Ver: Manzanares, Noel. Premisas del proceso de formación del PCC. Cuba Socialista. Revista Teórica y Política. Versión Digital. www.cubasocialista.cu. Noviembre de 2005. La Habana.
[4] Entonces pensaba él: “EL MOVIMIENTO 26 DE JULIO es la invitación calurosa a estrechar filas, extendida con los brazos abiertos, a todos los revolucionarios de Cuba sin mezquinas diferencias partidaristas y cualesquiera que haya sido las diferencias anteriores”. Ver: Castro, Fidel. EL MOVIMIENTO 26 DE JULIO. Artículo publicado por la revista Bohemia, La Habana, el 1ro de abril de 1956. En: Colectivo de Autores. La Revolución Cubana. 1953-1980. Selección de Lecturas. Primera Parte. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1988, p. 350.
[5] Castro, Fidel. Discurso en el campamento de Columbia el 8 de enero de 1959. En: Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba. El pensamiento de Fidel Castro. Selección temática, enero 1959-abril 1961. Editora Política. La Habana, 1983. Tomo I, Volumen 2, pp.563-564.
[6] Ver: PSP (1960). VIII. Asamblea Nacional. La Revolución avanza unida en torno a Fidel (p.378). Ediciones Populares. La Habana. Además: Rodríguez, Carlos, R. (1983). LETRA CON FILO. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, t. 2, p.438.
[7] En este orden de ideas, resulta significativo el hecho de que en las conclusiones de la referida VIII Asamblea del PSP el propio Secretario General del Partido, Blas Roca, abogara por “la unidad de las fuerzas revolucionarias con un capitán como Fidel Castro a la cabeza” –aparece en el periódico Hoy del 24 de agosto de 1960, p. 15.
[8] Para ganar en comprensión acerca del proceso de construcción de la unidad revolucionaria-organizacional en Cuba después del Triunfo, ver: Duarte, Martín. La estrategia unitaria de la Revolución Cubana (1 de enero de 1959 – junio 1961). Editora Historia. La Habana, 1997.
[9] Documentos del Pleno Nacional del 24 de junio de 1961. En: Darushenkov, Oleg (1979). Cuba, el camino de la Revolución. Editorial Progreso. Moscú, pp. 236-237.
[10] Castro Ruz, Fidel. Discurso en el VIII Aniversario del Asalto al Moncada. Revista Bohemia, La Habana, del 30 de julio de 1961, p. 88.
[11] Ídem.
[12] La explicación de este asunto la ofrece el propio Líder de la Revolución Cubana. Ver: Castro, Fidel. El Partido Unido de la Revolución Socialista. Charla ofrecida en la Universidad Popular el 1ro de diciembre de 1961. Compendio. Cinco Discursos. Editado por el E.I.R. La Habana, 1964, pp. 101-102.
[13] Ibídem, p. 6.
[14] Ibídem, p. 11.
[15] Castro Ruz, Fidel: Algunos problemas de los métodos y formas de trabajo de las ORI. Cinco Discursos. Ob. Cit., p. 139.
[16] Ver: Grobart, Fabio. El proceso de formación del PCC. Revista Cuba Socialista, La Habana. 1 diciembre de 1981, pp. 77-79.
[17] Ver: Malmierca, Isidoro. El método de las tres vías y los tres principios para el crecimiento normal del Partido. Revista Cuba Socialista, La Habana. No 35. Julio 1964.
[18] Castro Ruz, Fidel: Discurso en la primera reunión de masas del partido, 22 de febrero de 1963. Cinco Discursos. Ob. Cit., p. 209.
[19] Ibídem, p. 213.
[20] Ídem.
[21] Ver: Revista Cuba Socialista. La Habana. Noviembre de 1965, p. 12.

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