Los primeros en iniciar la huelga fueron los medicos. Despues de 8 semanas de paralizacion de sus tareas , Jaroslaw Kaczynski, el primer ministro, trató de conseguir la división de los trabajadores de la sanidad negándose a negociar con los médicos e invitando a hablar a las enfermeras.Pero el tiro le salio por la culata y las enfermeras iniciaron sus propios reclamos. Indignadas, cuatro enfermeras decidieron ocupar una de las oficinas de la Cancillería del Primer Ministro y no salir de ella mientras no comenzasen las negociaciones sobre sus reivindicaciones. "La ocupación de un local público es un delito que deberíamos denunciar en la fiscalía y yo no me puedo sentar a una mesa con delincuentes", respondió Jaroslaw.
"¿Por qué no puede sentarse ahora si lo hace en todas las reuniones del Consejo de Ministros?", preguntaron muchos medios haciendo referencia al vicepresidente del Gobierno, Andrzej Lepper, condenado por los tribunales con sentencias firmes por delitos que cometió, cuando no estaba en el Ejecutivo, pero como líder campesino radical, protestaba contra la política agraria.
Las enfermeras, más indignadas y muy ofendidas se declararon en huelga de hambre y Jaroslaw volvió a echar leña al fuego del conflicto, porque dijo que "para la salud es bueno a veces no cenar". Esta nueva provocacion fortalecio su odio y determinacion en la lucha. Las enfermeras reclaman un incremento salarial del 30 % para todo el personal medico y un incremento del gasto en salud que llegue a un 6 % del PBI (el año pasado ellas habían logrado un 30 % de aumento pero como cuestión excepcional por un año, por lo tanto este año cuando termine este pago extra ellas afrontaran una caída de 30% de su sueldo). El deterioro de las condiciones de vida y de trabajo del sector salud es tan grande que uno de los sloganes de la huelga es “Queremos trabajar aca, no emigrar”, dando cuenta del hecho que como consecuencia de ello decenenas de miles de trabajadores y profesionales de la salud polacos hoy trabajan en los distintos paises de la Unión Europea.
El pasado 19 de junio se realizó la llamada “marcha blanca” en Varsovia en la que participaron 20.000 trabajadoras de la salud. Y centenares de carpas siguen instaladas frente a la oficina del primer ministro, el “policía malo” de los hermanitos Kaczynski. La huelga y el campamento donde muchas enfermeras estan haciendo huelga de hambre es sostenido con la solidaridad de muchos residentes de Varsovia que han hecho llegar comida, mantas y bolsas de dormir a los huelguistas acampados. Tambien es creciente la simpatia con que otros sectores obreros ven a esta huelga, donde se destacan los trabajadores metalúrgicos y mineros. Una reciente encuesta de opinion mostraba que un 72 % esta a favor de las enfermeras y un 11 % apoya al gobierno en este punto.
La huelga señala una recuperacion de la clase obrera polaca, despues de años de retrocesos y ataques a las conquistas obreras. A la vez marca que el populismo de extrema derecha que gobierna el pais no las tiene todas consigo. Ya el pasado 4 de marzo se realizo una multitudinaria marcha contra la propuesta del gobierno de inscribir en la Constitucion el “respeto a la dignidad humana” y la proteccion de la vida “desde la concepcion”( lo que equivale a una prohibicion constitucional del aborto y de la fecundacion in vitro). Miles de mujeres recorrieron las calles de la capital defendiendo el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad. Ambos procesos senalan un despertar del movimiento de masas.
Pero la huelga de las enfermeras y de los medicos aparte de sus reivindicaciones salariales debe dar respuesta al galopante deterioro de la salud publica en Polonia, donde los sucesivos gobiernos neoliberales han tratado concientemente de disfinanciar el sistema estatal para avanzar en la privatizacion del sistema de salud, creando un nuevo sistema donde un porcentaje de la poblacion pueda afrontar sus gastos en salud y el resto deba cuidarse por sus propios medios. Incluso, aunque muchos médicos tienen una idea diferente y en el ultimo año han tratado de modificar su politica levemente para hacerla mas “social”, el sindicato de los medicos, la OZZL, esta aconsejado por derechistas que han promivido una reforma de la salud de tono privatizador como es su propuesta de “vouchers para la salud”. Es fundamental que frente a la ofensiva privatizadora, remarcada una y otra vez por los medios de comunicacion que lanzan historias de “doctores ricos” buscando generar una envidia de clase que sirva para aislar su reclamo del resto de la poblacion trabajadora y frente a la decadencia del sistema de salud, viciado de corrupcion e ineficiencias, los trabajadores deben levantar no solo un aumento del presupuesto sino que los hospitales y el sistema de salud pasen a ser dirigidos por los propios trabajadores y comites de usuarios.
Juan Chingo
Lunes 9 de julio de 2007
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