martes, noviembre 04, 2008

El socialismo, el único camino


Ante nuestros ojos tiene lugar la catástrofe económica más grande de todos los tiempos, toda esta sociedad capitalista moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción, contra las relaciones de propiedad que condicionan la existencia del capitalismo y su dominación. Durante cada crisis económica, se destruye sistemáticamente no sólo una parte considerable de productos ya elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas productivas ya creadas. Durante la crisis, una epidemia social que en cualquier época anterior hubiera parecido una paradoja, se extiende sobre los pueblos: la epidemia de la superproducción consumista. La humanidad se encuentra súbitamente retrotraída a un estado de barbarie momentánea; diríase que el hambre, que una guerra de exterminio la priva de todos los medios de subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y así, se provoca ese círculo vicioso de desempleo, hambre, inflación, hambre, y empujar a los pueblos a la desesperación. La sociedad capitalista está sumida en demasiado consumismo, demasiada producción de productos superfluos, demasiados chirimbolos. ¿Cómo vence esta crisis el capitalismo? De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista a través de la guerra de nuevos mercados y la explotación más extensa de los países que contienen materia prima para sus industrias. Cuanto más claramente éste despotismo proclama la ganancia como fin, más mezquino, odioso y exasperante resulta. En el Medio Oriente están provocando a Siria, y los países árabes vecinos siguen enmudecidos. Tenemos que estar alerta.
Recordemos aquella mañana del día 24 de octubre de 1929. Ese recordado día 24 es el Krak de la Bolsa de Nueva York; el principio de la llamada “depresión”, la que fue inducida por la Finanza Internacional y sus Grandes Corporaciones, para apoderarse del poder económico en todo el Planeta, e imponernos a los pueblos una economía consumista de los productos de la Metrópoli. La reglamentación del trabajo impuesto por los Estados Unidos, evocando un principio abstracto de igualdad en la jornada, era en realidad, dentro de un sistema de producción, compensada con las importaciones de los países natural e industrialmente insuficientes, pagadas en oro, en tanto hubo en esos países oro. Prosperidad en Estados Unidos, cambiaban su fabulosa producción por oro y el oro en billetes, (dólares) que abundaban. En febrero de 1933 es el último golpe de la crisis con el cierre de los bancos... Más no pudo hacer la Finanza para batir al “americano clásico” aun encasillado en su reducto industrial y esclavizarlo económicamente al Wall Street... Pero aquella Revolución Americana no tenía sólo el fin usurario de acrecentar el poder del dinero; ambicionaba más el poder político. El hombre a través del cual lo ejercieron fue Franklin Roosevelt. Pero la crisis actual que estamos viviendo es notoria y real, el sistema capitalista está naufragando en medio del marasmo y de todas las tramoyas creadas por el mismo, y sus contradicciones político-económicas.
Los bancos del imperialismo tienen siempre, prestado o en movimiento productivo, una cantidad de moneda-crédito, moneda en números, cinco y hasta cien veces mayor que la cifra de moneda física emitida. No diremos las veces que supera la moneda-crédito -la moneda falsa fabricada- a la moneda desembolsada como capital. Teniendo en cuenta que devenga interés, no el capital real, sino el capital inexistente, el capital ha de ser tantas veces ilegal como haya sido duplicado por la falsificación el capital real... Y tengan en cuenta que el sistema que detallamos es el más inocente de los usados para fabricar moneda falsa... La inflación de la moneda oficial de los países dependientes, y cien veces más con la inflación de su propio dinero, la moneda crédito, la moneda falsa, como toda anarquía de la producción, “Ellos” la explotan, a pretexto de remediarla, con otra anarquía mayor.
El único camino que nos queda a los pueblos es el socialismo. Pero el socialismo no es una invención, es muy frecuente eso de creerse que el socialismo es una invención fantástica y que se reduce a imaginar como tiene que ser el mundo y a trazar el plan de una sociedad nueva que vamos a construir pieza por pieza. El socialismo no es una simple teoría económica, aunque se base en ella. El socialismo... pone su raíz y su asiento en la forma económica de la sociedad, en la confianza de que todos los demás aspectos se reformarán reformando el fundamental. La moral, la educación, la salud, el arte, la ciencia, el derecho, la política, todo descansa en cimientos económicos, todos los caracteres de una sociedad brotan de su estructura económica, esta es lo esencial. El socialismo consiste en la socialización de los medios de producción, frente a quienes, por ignorancia o por manifiesta intención deformadora, proclaman que el socialismo es el reparto, o la tiranía del Estado, o el ahogo del individuo entre la colectividad.
El socialismo es un ideal no realizado, sino a realizar por obra del hombre. Como ideal o como aspiración incluye una transformación de las instituciones sociales y culturales, del estado burgués, de la enseñanza del derecho. El socialismo supone una transformación de la moral burguesa, puesto que incluye una humanización de las relaciones entre los seres humanos, es decir, supone que los valores que en el capitalismo jerarquizan la convivencia o subordinan unos individuos a otros dejan de cumplir tal función precisamente porque la posesión, que es el medio de encumbrarse y de adquirir riqueza, se ha hecho imposible.
Si bien el socialismo no está realizado, no es una utopía; el socialismo no traza un cuadro de la sociedad futura porque ello argüiría falta de sentido histórico. El socialismo se basa en las posibilidades que ofrece el estado de la ciencia y el desarrollo de las fuerzas productivas. Dentro del socialismo, el trabajo deja de ser una frustración para convertirse, por una parte, en una expansión de las facultades creativas del hombre y, por otra, en un enriquecimiento del ámbito en que se desarrolla su vida. El socialismo extrae su fuerza de la unión de los desheredados.
El pueblo en lo sucesivo se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la sociedad capitalista todo su capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos de las comunidades de producción socialista, es decir, en manos del pueblo organizado como clase, y para aumentar con la mayor rapidez posible las fuerzas productivas.
He aquí un cuadro muy aliviado de la historia del capitalismo burgués, aliviado porque más bien que primera ocupación ha habido casi siempre conquista, y más que ese contrato que hemos supuesto aceptaban libremente, la esclavización de los hombres.

Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria. Socialismo o muerte.

Manuel Taibo en Aporrea | Para Kaos en la Red | 4-11-2008

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