lunes, enero 05, 2009

Los cubanos de aniversario, pero conscientes de que deben trabajar duro para borrar huellas de ciclones

El año dos mil ocho se retira para los cubanos dejando una estela de destrucción a causa del paso de tres huracanes, para sumar 20 en una década, pero el Estado no dejó a nadie desamparado, aun cuando las arcas públicas se constriñeron y se avecina un dos mil nueve austero.
Con daños en el 2008 valorados en más de 10 000 millones de dólares, la quinta parte del Producto Interno Bruto, algún observador extranjero podía pensar que la indudable devastación paralizaría la pujanza de los cubanos.
Pero no ha sido así y aunque las familias tengan que lamentar perjuicios a casi 600 mil viviendas, el 16% del fondo habitacional total, confían en que recibirán respuestas de los programas estatales, si bien para todos, como es lógico, no podrá llegar con la celeridad deseada.
Autoridades cubanas aseguraron que a pesar del pesado fardo dejado por los huracanes Gustav, Ike y Paloma, existen reservas suficientes para que la isla se recupere en un tiempo prudencial de los acentuados daños.
Existe la convicción de que la capacidad preventiva de la infraestructura estatal y social facilitó la reducción del deterioro, al evacuarse una cifra de personas que este año fue millonaria.
Pero la potencia de los vientos, la intensidad de las lluvias y la irrupción casi consecutiva de los tres huracanes provocaron, de todas formas, perjuicios comprometedores.
Sobresale la agudización del problema habitacional arrastrado de ciclones previos, mientras la rama agropecuaria y forestal perdía tres mil 600 millones de dólares, o sea, el 37% de los daños totales.
En el año dos mil nueve deben los cubanos acometer tareas gigantescas con el objetivo de continuar resarciendo las averías ocasionadas por los ciclones.
Nadie niega que la recuperación llevará tiempo, más aún en la rama de la vivienda, dada la imposibilidad de que la industria de materiales de construcción, en fase de ampliación, cubra todas las necesidades en corto tiempo.
Ya se aprecian indicadores de la respuesta activa de los cubanos ante el deterioro acumulado por el cruce de los huracanes y poblados como Santa Cruz del Sur, casi barrido por el ciclón Paloma, se reconstruyen con rapidez, incluso más alejados de la costa.
Precisamente, los expertos siguen estudiando los efectos acumulados de 20 meteoros en una década y entre sus primeras conclusiones figuran recomendaciones para aplicar en los asentamientos costeros, así como alertas sobre violaciones de reglamentos de antaño en ese sentido.
Asimismo los estudiosos valoran los prototipos de techos más aconsejables en un país expuesto anualmente a un período ciclónico que abarca desde junio hasta noviembre.
Los cubanos se disponen a recibir el dos mil nueve conscientes de su alta responsabilidad para con el país ante el detrimento de la infraestructura civil causado por los huracanes, pero no hay lugar para la congoja.
El aniversario 50 del triunfo de la Revolución ya es motivo de celebración para los cubanos en ciudades, poblados y caseríos.
La alegría por ese hecho y el advenimiento del nuevo año es palpable, aunque no impide que en reuniones familiares, al compás de la contagiosa música local, se hable de lo mucho que resta por hacer para dejar atrás las huellas de los huracanes del 2008.

Roberto Morejón.Radio Habana

No hay comentarios.: