viernes, julio 01, 2011

Le debemos mucho a Chávez y él nos debe mucho a nosotros


Comienzo por presentarme porque tengo tiempo sin escribir en el portal, y porque no faltará quien quiera tildarme de ultroso y cachorro del imperio. Tengo 26 años, soy periodista, pasé los primeros años de mi militancia en el PCV, donde llegué a ser miembro del ejecutivo de la JCV, en donde fungía como Secretario de Asuntos Internacionales, espacio que no dudé en abandonar en un tris y sin chistar, cuando el Presidente nos convocó a los revolucionarios a construir un partido que estuviera a la altura del reto histórico que tenemos. Me fui al PSUV a medirme en las bases como cualquier otro. Soy poeta revolucionario, publicado por esta revolución y considero además que soy el hombre que soy, para bien o para mal, gracias a esta revolución, así que más amor no puedo proferirle. Disculpen la introducción pero es para que cualquier cabeza caliente tome un segundo al menos antes de escupir mis argumentos porque pequen de ser críticos, pues ahora resulta que ser revolucionario es ser pendejo y agachar la cabeza, ahora resulta que ya no es bueno aquello de ser radical, porque el Presidente decía que había que serlo, pero se retractó, por ahora. Ya se pondrá de moda otra vez la cosa.
Comienzo diciendo, sin tapujos, que nuestra revolución se está pervirtiendo a velocidades atroces. Que ganan en atrocidad cuando tenemos en cuenta que nuestro proceso solía ser (pues mucha gente ha dejado de mirarlo con los mismos ojos) inspiración de los revolucionarios y revolucionarias en el mundo. No es este un quejido febril por la abominable entrega de revolucionarios al imperialismo, es preciso hablar de los fenómenos que explican acciones tan bastardas y canallescas como esa. Hay que indagar sobre el proceso de descomposición de la revolución, sobre los elementos que corroen nuestra amada, sudada, llorada y una vez rescatada revolución, antes de que nosotros mismos la hundamos, para placer del imperialismo y la derecha.
La Revolución Bolivariana se ha cansado de criticar, muchas veces de forma acertada, a la Unión Soviética y los errores ahí cometidos, que causaron el declive de tan hermoso proyecto y su transformación en un adefesio triste e indefendible. Asombra entonces que ahora, nosotros que tanto peleamos por conquistar la democracia participativa, fortalezcamos cada vez más a un monstruo que pierde aceleradamente toda vinculación de masas, hablo del PSUV. Todavía están frescas en mi memoria las palabras del Presidente, criticando indignado (con razón) al PCUS, que se alejó del pueblo y cuyas sedes quedaron vacías, y no sólo de pueblo. Pues el PSUV se parece cada vez más a aquél PCUS, la verticalidad se impone cada día más, destrozando nuestro sueño de una democracia participativa, no existe el debate más allá del asambleísmo que mantiene al pueblo en una catarsis conveniente, es decir, lo que debate el pueblo no se impone en la agenda de las cabezas del partido. A decir verdad, la cosa empezó mal desde que en el congreso fundacional se impuso aquél grito de: “Lo que diga Chávez”. ¿Entonces para qué hacer un congreso fundacional, para qué debatir y elevar propuestas, si lo único que vamos a hacer es lo que diga Chávez? El Presidente goza de mucho crédito en la militancia, ha sido sin duda el hombre que más ha hecho por nuestro país en la historia reciente, pero ¿eso significa que nosotros renunciamos a la posibilidad de hacer propuestas, de hacer crítica constructiva, de darle alertas cuando sintamos que la cosa no va por buen camino? Entonces contradecimos al Presidente cuando dice que él manda obedeciendo, porque nosotros lo que queremos es que él mande mandando, y nosotros ver la hojilla y acostarnos a dormir.
¿Dónde quedó aquél debate que íbamos a hacer después de los preocupantes resultados de las elecciones parlamentarias? Se hacen 10 programas de televisión, donde invitan a 20 personas elegidas a dedo y listo, ese fue el debate. ¿El PSUV no iba a ser el partido del pueblo? Parece que el pueblo se quedó reducido a 20 o 30 rostros, son ellos los que pueden debatir, son ellos los que toman decisiones, y son ellos los que nada le advierten al Presidente cuando está equivocado en algo, aplauden como focas y después, cuando el Presidente recula (que es potestad de cualquier mandatario, si es pertinente recular), hacen el coro al error, con la desvergüenza más impune de no haber dicho nada en su momento. Los que defienden esto acríticamente, en medio de su legítimo amor por Chávez, no se dan cuenta de que esta forma de hacer las cosas expone al Presidente, y desgasta su imagen, su credibilidad. Es potestad nuestra, y de él también, rectificar en este sentido.
El tamaño de la burocracia del Estado nos está ahogando en un mar de derroche e ineficiencia. Cada caudillito mantiene a su séquito, y todos los séquitos se pelean para imponer a su caudillo, gritan Viva Chávez, pero piensan por dentro: “Viva mi caudillito”. La disputa por el coroto es tan enorme que la gestión queda en segundo plano. Gran parte de lo que se hace, se hace con criterio inmediatista-oportunista, como vitrina, para un programa de TV, para la visita de Chávez, para posicionarse, para sonar más, para seguir escalando. Cuando se van las cámaras, se cae el decorado, y hasta que no amenace otra cámara u otra visita del Presidente, nada se hará al respecto. El Presidente muchas veces es engañado, muchísimas, pero habría que ser idiota para pensar que es pendejo, porque sólo los idiotas siguen a los pendejos, y yo, como la mayoría de los que me leen me considero chavista, y sigo al Comandante, pero no como foca.
Como militante de esta revolución, como hombre que ha tomado siempre su palabra por cierta, quisiera que el Presidente nos contestara la siguiente pregunta: ¿Bajo qué consideración, salvo la de abandonar los principios o rendirse al imperialismo, legitimamos el golpe en Honduras, avalando la nueva estrategia imperial de derrocar gobiernos en nuestra región? ¿Qué pensarán de nosotros los camaradas hondureños cuyos familiares, compañeros y amigos cayeron bajo la violencia golpista? El daño que le hacemos a la esperanza de los pueblos es incalculable. Y quisiera hacer otra pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre entregar a Julián Conrado y entregar a Alí Primera? ¿Con qué moral pondremos a Alí, Víctor Jara o Carlos Puebla en los eventos del PSUV, si entregamos a su hermano de la canción? ¿O es que como fue nuestro gobierno el que se lo entregó al enemigo jurado, entonces ya Julián Conrado no es cantor revolucionario?
El título del artículo infiere que el Presidente nos debe mucho, y aunque me señalen aquellos cuyo amor por Chávez desborda su razón (frenesí que entiendo y que no señalo con saña) yo quiero decir que siento que nuestro Comandante, en este momento, nos debe mucho. Que no basta con todo lo que ha hecho por nosotros, que ha sido gigante, porque el sueño de nuestro pueblo es posible y él puede, todavía, llevarlo a feliz término. Es nuestro deber esperar mucho del Presidente, y exigírselo. Así que yo tengo mis consideraciones al respecto: Nos debe un partido que se someta a la voz del pueblo, un partido donde priven los organismos de base por sobre los cogollos, un partido que esté en todos los espacios de la vida nacional y no sólo para buscar votos, sino para crear poder popular y resolver las contingencias del pueblo. Creo que nos debe un sistema público de salud integrado, que funcione de verdad, que no nos sigan desangrando las clínicas bajo la anuencia de las mafias incrustadas en el gobierno (ya no digo que es nuestro, porque cada vez está más minado de escuálidos, sin que nadie le ponga el cascabel al gato), que no se siga muriendo la gente en los hospitales, que no se tenga que ir el propio comandante a operarse a otro país después de 12 años de gobierno. Nos debe un debate en torno a la entrega de revolucionarios y a la legitimación del golpe en Honduras, no hablo ni siquiera de una rectificación, pero sí por lo menos un debate, que no se ignore la indignación del pueblo, que no se calle la preocupación de las bases, que no se use el sistema de medios públicos para silenciar la verdad como lo hicieron quienes nos dieron un golpe artero alguna vez. Nos debe una explicación por el descabezamiento de los compañeros de la Radio del Sur, que sólo informaban la verdad revolucionariamente, ¿acaso esta va a ser una revolución que se plantee la censura? Nos debe las bicicletas atómicas, la fábrica de Ak-103, el acceso masivo a los vergatarios que sólo lo tienen los chivos del gobierno, los venir-autos producidos en Venezuela, no ensamblados con partes importadas y que se accedan sin mafias de por medio. Nos debe las areperas socialistas, cuya cantidad en el país da vergüenza después de tanta alharaca. Nos debe la ley de Universidades, echada para atrás porque la derecha se puso brava, una reforma que se ha postergado 12 años y siempre habrá razones para seguir postergándola, si queremos hacer una revolución con el visto bueno del enemigo.
Nos debe las calles sin huecos, teniendo el lago de asfalto natural más grande del mundo. Nos debe las ciudades en el interior del país para desconcentrar la población y poblar el territorio. Nos debe la regulación de la locura del negocio de los carros en Venezuela. Nos debe el puesto que le dio a Diosdado en el buró del PSUV después de que el pueblo lo votó último suplente, y otra explicación más. Nos debe el Frente de Juventudes Bicentenarias, en cuyo acto inaugural resulté electo para proferir un discruso, y ahora se me cae la cara cuando la gente me pregunta ¿Qué ha pasado con eso?, otro acto mediático de puro epónimo y ningún contenido, algo así como la JPSUV, que sólo tiene dirigencia, a la cual apoyé hasta constatar que no había ninguna voluntad de construir nada. Nos debe una Tves de calidad, que la vea alguien, que atraiga a alguien, que convenza a alguien que se nos oponga, o por lo menos el apoyo a Avila TV, que cumple con estos requisitos, pero es inconveniente, porque paradójicamente, en nuestro gobierno, cada vez parece más inconveniente ser revolucionario y ser crítico. Yo digo que estas cosas nos las debe el Presidente porque decidimos que en nuestra revolución se hace “lo que diga Chávez”, entonces no hay más ningún responsable. Creo también que el Presidente también nos debe tener la vergüenza de salir de ciertos personajes de su gobierno, que no tienen pudor a la hora de ostentar sus riquezas recién adquiridas.
Presidente, la lista de lo que le debemos a usted supera con creces este pequeño esbozo que yo hago, movido por el dolor que da ver cómo nuestra revolución se desdibuja. No hay ninguna otra opción en el país más que usted Presidente, pero eso nos ha hecho daño, porque nos sentimos muy cómodos y la canalla escuálida, la putrefacción de derecha que tenemos ha logrado ganarnos terreno, y sinceramente Presidente da pena que una gente tan mediocre, miserable, ruin y desvergonzada logre quitarnos espacios, eso habla muy mal de nosotros. Yo espero con todas mis fuerzas que usted se mejore, que se callen los rumores preocupantes en torno a su salud, y que gane el 2012, con apoyo de todos los que creemos en usted, incluso los ultrosos que cometemos el error de pensar, como señalan algunos que le siguen. El destino de la patria está en sus manos, usted puede rectificar el camino, debe hacerlo, tiene que hacerlo. No deje que mi lista le gane a la suya, no deje que la desesperanza venza nuestro sueño revolucionario. No deje que este ultroso que escribe tenga razón cuando señala que la cosa se nos está yendo de las manos. No puedo dejar de apelar a nuestro pueblo y su sabiduría, que despierte del embobamiento de la derecha abierta y de la que se viste de rojo, que lo ayude y obligue, cuando sea necesario, a retomar el camino que emprendimos con tanta pasión, y no terminemos haciéndole una muy mala jugada a la causa del socialismo, como terminó haciéndosela aquél PCUS que usted tanto critica.

José Miguel Casado
Correo: josecasado24@gmail.com

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