Las elecciones de mitad de mandato fueron pésimas para Barack Obama. Los republicanos se hicieron con el control del Senado y aumentaron su mayoría entre representantes y gobernaciones. Un "pato rengo" que puede estar en el horno.
La democracia estadounidense presume de ser la más perfecta del mundo. Opinólogos aumentan ese autoelogio del Norte en Argentina. Cualquier discusión con la Casa Blanca les parece de mal gusto y políticamente incorrecto. Fue el caso de Mauricio Macri, opinando que se debía pagar a los "fondos buitres" el monto indicado por el juez Thomas Griesa. También se inscriben en ese lote los ex embajadores argentinos en EEUU, José Octavio Bordón y Amadeo, que deploraron la última carta de Cristina Fernández de Kirchner a Obama a propósito de la designación de Nancy Soderberg en un cargo oficial, siendo a la vez copresidenta de una entidad creada por los fondos mencionados. Para esos dos obsecuentes "made in USA", la presidenta no debió hablar en ese tono al jefe del "país más importante del mundo".
Y visto el resultado de las elecciones norteamericanas, parece que CFK tenía claro que estaba hablándole a un presidente debilitado. Luego de la catástrofe electoral del partido Demócrata, la presidenta argentina podría hablarle en un tono más firme aún, por ese tema y otros conflictos pendientes.
Es que en los comicios de medio término Obama sufrió una derrota aplastante a manos republicanas. Y no es para alegrarse los argentinos y el resto de la región, que han sufrido mucho con los demócratas pero un poco más con los republicanos. Los dos Bush, padre e hijo, y antes Ronald Reagan, eran de ese palo; con el segundo Carlos Menem cultivó las tristemente célebres "relaciones carnales". No es para congratularse de la derrota demócrata.
De los 206 millones de ciudadanos en condiciones de votar, mayores de 18 años, sólo estaban inscriptos 145 millones. De éstos debe haber votado menos de la mitad, con lo que hizo efectivo su voto el 30 por ciento del padrón total. Eso no puede ser calificado de una democracia participativa. Hasta en eso el modelo norteamericano resulta inferior al grado de participación que hay en los comicios brasileños, argentinos, bolivianos, venezolanos, etc, por no cotejarlo con la masividad de los cubanos.
Aunque Wikipedia informa que existen en el Norte cinco agrupaciones políticas -deben ser más porque no enumeran fuerzas de izquierda menos visibles-, tal democracia resuelve todo entre dos partidos. Demócratas y republicanos tienen el 95 por ciento o más de representación, que no es sinónimo de representatividad. Es una democracia bipartidista con la particularidad de que uno y otro partido expresan intereses muy parecidos por los empresarios, banqueros e industriales que hacen sus aportes e inciden en candidatos y programas. Es un monstruo de dos cabezas, alternadas en la presidencia y mezcladas en el Capitolio y un poder judicial que de independiente tiene poco y nada.
Plutocracia yanqui
El martes 4 se verificaron aquellas características poco democráticas del sistema norteamericano, tan alabado en los medios monopólicos de Argentina y 1.300 medios empresarios afiliados a la SIP.
La baja participación y escaso interés de los votantes quiso ser disimulado por una inyección mayor de dinero. Si las elecciones anteriores costaron 3.630 millones de dólares, éstas dilapidaron 4.000 millones. Para combatir el ébola previeron diez veces menos.
También en esto la legislación argentina es superior, porque hay financiación estatal para todos los partidos, una parte de la cual se reparte en cuotas iguales y otra según la diferente performance electoral. Y por otro lado se pone límites a los aportes de particulares, cosa que en EEUU no existe y por lo tanto los multimillonarios ponen varios millones y se aseguran negocios a futuro, etc. Por caso, Paul Singer, el dueño de NML Capital, "fondo buitre", dio 9 millones de dólares a la tesorería republicana.
Estudios anteriores, habían revelado que la mayoría de los legisladores eran hombres de fortuna. La regla, que puede tener excepciones, es que hay que ser millonario para ser miembro del Capitolio. Y se sospecha que estos congresistas tienen cuentas bancarias y depósitos en paraísos fiscales más abultados cuando se van.
Fidel Castro supo decir que la norteamericana no era una democracia, o gobierno del pueblo, sino una plutocracia, gobierno de los ricos. Tenía mucha razón.
Lo que estaba en juego
Obama ganó su reelección en 2012 y estará en el gobierno hasta 2016; en noviembre de ese año habrá nuevo comicio y el ganador asumirá el cargo en enero de 2017. Por eso el martes 4 se renovaban 435 integrantes de la Cámara de Representantes; 36 senadores, o sea un tercio del Senado; y los gobernadores de 36 estados sobre los 50 que componen la Unión.
El presidente en funciones venía debilitado políticamente, a pesar que el PBI había crecido tres puntos, saliendo de la fuerte depresión de años anteriores, y el desempleo se había estabilizado en 5,9 por ciento, mejorando respecto a años anteriores.
Sin embargo Obama venía mal parado con sectores sociales y políticos. Al núcleo más concentrado del poder económico no le agradó su reforma del sistema de salud, aún cuando fuera más light que lo prometido a los 48 millones de estadounidenses que no tenían cobertura de ese derecho elemental. Por otro lado, los 11 millones de extranjeros indocumentados no vieron la tantas veces prometida normalización de su situación de ilegalidad. Peor aún, Obama se convirtió en el mandatario que más personas deportó; 2.3 millones fueron puestas de patitas del otro lado de la frontera con todos los dramas familiares y violaciones de derechos. O sea que tampoco mejoró su relación con los sectores populares y más vulnerables de la población.
Cuando los jóvenes profesionales, estudiantes y trabajadores organizaron "Occupy Wall Street" y montaron su campamento en alrededores de esa plaza financiera, el gobierno los reprimió policialmente y arrasó sus carpas. ¿Después de eso el gobierno argentino tenía ilusiones en que fuera solidario con sus derechos frente a los "fondos buitres" y el capital financiero con asiento en Nueva York?
El resultado final-final de los comicios de esta semana aún no está, pero sí hay números que permiten una primera conclusión.
Los republicanos han ganado el Senado, que hasta hoy estuvo en manos demócratas. Ahora la correlación de fuerzas allí será de 52 republicanos y 44 demócratas, cuando antes los opositores sólo contaban con 45 bancas frente a 55 demócratas.
En la cámara de representantes, los republicanos ya eran mayoría pero ahora la han aumentado a 250 bancas, que pueden ser más, 252, cuando termine el escrutinio.
Los resultados de gobernadores también fueron favorables a los republicanos, que ahora mandarán en 31 estados.
"Pato rengo" o al horno
Obama llegó desgastado a esta pulseada, con una imagen positiva de sólo el 42 por ciento, según el portal Real Clear Politics, aproximadamente la mitad de su momento de mayor gloria, del "Sí, Podemos", de noviembre de 2008.
El golpe sufrido por el presidente ha sido brutal, porque por primera vez desde 2006 ambas cámaras estarán dominadas por los republicanos. La Casa Blanca no podrá contar en principio con el apoyo de mayorías legislativas y tendrá que apoyarse en sus propias iniciativas, sin negociación bipartidista, y firmar más decretos presidenciales.
Con ese límite severo, las propuestas de mayor calado como la mentada reforma migratoria, otra impositiva y el aumento del salario mínimo, quedarán para mejor oportunidad porque requieren de márgenes legislativos a partir de hoy inexistentes.
Los diarios de mayor tirada pronosticaban que había 70-95 por ciento de posibilidades de que los republicanos se llevaran puesto el Congreso. El vicepresidente Joe Biden aseguró hasta el final que no se perdería el Senado pero pocos le deben haber creído. Y también esa cámara cambió de manos por los resultados de Virginia Occidental, Dakota del Sur, Arkansas, Montana, Colorado, Iowa y Carolina del Norte.
Lamentablemente el cambio de signo político en EEUU no vino por el lado progresivo y no hablemos de izquierda, algo que parece esbozarse en España con el partido Podemos frente al bipartidismo del Partido Popular y el PSOE. No, en el imperio se avecina una vuelta de tuerca hacia posiciones más conservadoras en lo político y más funcionales al gran capital, las intervenciones militares en el extranjero y la búsqueda de reconquistar posiciones que el imperio decadente viene perdiendo, por ejemplo en cuanto al podio económico mundial frente a China.
Si la tendencia política del 4 de noviembre se extendiera y se confirmara en las próximas presidenciales estadounidenses, sería un dato muy negativo para esa población y, sobre todo, para las ubicadas al sur del río Bravo.
Se dice "pato rengo" del presidente yanqui que transcurre el tramo final de su segundo mandato. Los republicanos moderados pero que no desplazaron al ala más retrógrada del "Tea Party", quieren que sea un "pato a la naranja". Lo quieren poner al horno y que salga con papas. La traición de Obama a muchas de sus promesas de 2008, entre otras la reforma migratoria, lo debilitó y condujo sin decir ni "cuac" a esa parrilla política.
Emilio Marín
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