La revista Forbes reconoció en julio pasado como el hombre más rico del mundo al mexicano Carlos Slim, quien vive en un país donde el 45,5 por ciento de las personas presenta condiciones de pobreza.
Una vez más el dueño de la compañía América Móvil incrementó su patrimonio por encima del cofundador de Microsoft, el estadounidense Bill Gates, debido a un fuerte aumento accionario que elevó su fortuna hasta los 79.600 millones de dólares.
Cuando 53 millones de mexicanos sufren de pobreza extrema o moderada, el dueño de firmas de telecomunicaciones, cadenas de restaurantes y equipos deportivos consiguió que solo durante los primeros 11 días de julio su capital aumentara en 5.100 millones de dólares.
Tal situación, vista en el contexto mexicano, refleja un panorama de grandes diferencias entre ricos y pobres que se extiende a todo el orbe y que se encuentra fuera de control, según denunció recientemente la organización Oxfam Internacional.
Si bien la crisis económica iniciada en 2008 llevó a recortes y políticas de austeridad que incrementaron los niveles de desempleo y precariedad en gran cantidad de países, desde entonces hasta la fecha el número de multimillonarios se ha duplicado.
De acuerdo con un informe de la institución con sede en el Reino Unido, la cantidad de personas con más de 1.000 millones de dólares pasó de 793 en 2009, a 1.645 este año, pues la riqueza se acumula arriba y seguirá haciéndolo a menos que los gobiernos actúen para evitarlo.
A principios de 2014, Oxfam señaló que los 85 más acaudalados del planeta poseían un patrimonio equivalente a los bienes de la mitad de la población mundial, más de 3.500 millones de habitantes.
La entidad no gubernamental advirtió en ese momento que las élites económicas estaban secuestrando el poder político para manipular las reglas del juego económico.
El reporte estuvo acompañado por datos que mostraron el incremento de la concentración de la riqueza en pocas manos desde 1980 hasta la actualidad, así como la apertura de la brecha entre ricos y pobres pese a la recesión de hace seis años.
Según el estudio, desde la crisis financiera un el por ciento de los ciudadanos estadounidenses ha acaparado el 95 por ciento del crecimiento, mientras que, en la Unión Europea, los ingresos conjuntos de 10 personas superan el costo total de las medidas de estímulo aplicadas en el bloque de 2008 a 2010.
Casi al finalizar 2014, Oxfam volvió a abordar el tema de las desigualdades, y señaló que la riqueza combinada de los multimillonarios actuales ha crecido 124 por ciento en los últimos cuatro años, por lo que tiene un monto de 5,4 billones de dólares (millones de millones).
Para ilustrar esas cifras, la institución indicó que si Slim gastara un millón de dólares cada día, le tomaría 220 años acabar con su fortuna; en tanto que, con ese ritmo, a Gates le llevaría 218 años terminar con todo su patrimonio.
Latinoamérica continúa siendo la región más desigual del mundo, como reconoció hace pocos días en una visita a Cuba la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena.
Esa declaración fue confirmada en los datos de Oxfam, según los cuales en esta área geográfica los más ricos acaparan casi el 50 por ciento de los ingresos totales y el número de multimillonarios creció el 38 por ciento durante los últimos 12 meses.
La situación, sin embargo, se da en todas las latitudes, pues en el África subsahariana hay 16 multimillonarios que conviven con 358 millones de pobres, mientras que en un país desarrollado como España, el uno por ciento más rico posee tanto como el 70 por ciento de los ciudadanos.
Incluso en el Reino Unido las cinco familias más adineradas concentran patrimonios superiores a un quinto de toda la población del país.
Al decir del informe presentado en octubre en medio centenar de naciones, el fundamentalismo de mercado y la captura política por parte de las élites, así como las leyes hechas a la medida de los intereses de unos pocos, son las principales razones del rápido incremento de las diferencias económicas.
Por fundamentalismo de mercado se entiende entonces el enfoque de que la expansión económica sostenida solo es posible si se reduce la intervención estatal, lo cual limita la regulación y la fiscalidad necesarias para mantener la desigualdad bajo control.
Al mismo tiempo, tanto en las naciones en vías de desarrollo como en las más avanzadas, las élites utilizan su influencia a fin de lograr prerrogativas como exenciones fiscales, contratos privilegiados, concesiones de tierra y subvenciones.
No deberíamos permitir que las doctrinas económicas, que solo buscan el beneficio a corto plazo, o las personas ricas y poderosas, que solo buscan el beneficio propio, nos cieguen ante estos hechos, apuntó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
Millones de personas mueren alrededor del mundo debido a la falta de atención médica y millones de niños no acceden a la escuela, mientras una pequeña cantidad acumula más dinero del que se podría gastar en toda una vida, apuntó.
El organismo ha estimado que la aportación de solo el 1,5 por ciento del caudal de los multimillonarios sumaría suficiente dinero para asegurar que los infantes de los países de mayor pobreza vayan a la escuela y para proporcionar asistencia sanitaria en los 49 Estados más atrasados.
La pobreza y la desigualdad no son inevitables o accidentales, sino el resultado deliberado de decisiones políticas. Se necesitan acciones urgentes para equilibrar la balanza, poniendo en marcha medidas que redistribuyan los recursos y el poder que actualmente se concentra en una minoría, consideró Byanyima.
Por eso, el reporte llamó a los gobiernos a seguir un plan para reducir las diferencias con medidas drásticas contra la evasión fiscal, la inversión en sistemas de salud y educación gratuitas, y la adopción de un acuerdo global sobre el tema.
Al mismo tiempo, remarcó la necesidad de promover políticas tendientes a garantizar un salario mínimo digno y a reducir la brecha entre las retribuciones que reciben hombres y mujeres.
Esas podrían ser vías para revertir la situación de un mundo en el cual siete de cada 10 personas viven en países donde la desigualdad entre ricos y pobres es mayor ahora que hace 30 años
Martha Andrés Román (PL)
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