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martes, febrero 04, 2020
Shólojov y el realismo soviético
En el presente artículo queremos abordar críticamente la obra del Nóbel soviético Míjail Shólojov, polemizando en torno a la cuestión del realismo socialista y la tradición literaria soviética de conjunto.
Míjail Shólojov nacido en el año de la revolución de 1905 fue un prolífico novelista soviético, autor de los famosos textos narrativos en torno al universo campesino y cosaco del Don.
Como destaca el historiador Moshe Lewin en El siglo soviético, Shólojov fue un intelectual aliado al stalinismo desde un comienzo, gracias a su prestigio social como escritor cosaco; de todos modos tuvo su confrontación con la burocracia circunstancialmente a raíz de la hambruna de 1933, aunque luego de la muerte de Stalin giró hacia la derecha, a posiciones nacionalistas y conservadoras.
En esta ocasión deseamos problematizar su literatura en relación al campo literario soviético en general y en particular a la tradición oficial del stalinismo del realismo socialista.
Gorki y Shólojov, astros opuestos
Uno de los autores fundacionales de la escuela que con posterioridad se denominaría realismo socialista fue Máximo Gorki, cuya famosa novela La Madre es considerada la inauguración de la corriente, publicada en 1907 en medio del espíritu de la derrota de la revolución de 1905, la novela de Gorki no deja de ser un texto literario más propagandístico que una creación poética de alguna complejidad.
Los principales protagonistas (Vlásova, Pável, el Jójol etc), más que ser personajes son ideologemas que están muy lejos de aproximarse siquiera al ideal hegeliano (en su abordaje de Shakespeare) de "libres artistas de sí mismos".
Una vez tomando ánimos, la madre desplegó ante Egor aquel cuadro de la vida, creado con sus discursos, y, sonriendo confusa, le preguntó:
- ¿Es así, Egor Ivánovich?
El prorrupmió en caracajadas, poniendo los ojos en blanco y mientras se frotaba el pecho con las manos.
- ¡Así es en realidad, madrecita! Ha cogido usted por los cuernos al toro de la historia.(...) Precisamente esos hombrecillos gordetes son los principales pecadores y los más venenosos gusanos que se comen al pueblo. Los franceses los han llamado con acierto, burgueses. Acuérdese, madrecita: burgueses. Ellos nos sacan el jugo, nos mastican y nos devoran. (p. 117)
Como vemos en este diálogo entre Egor y Vlásova, la construcción de los personajes es plana, carente de vitalidad propia y complejidad psicológica, son meros ideologemas propagandísticos demasiado lejos de constituirse en sujetos narrativos o literarios.
Por otro lado la construcción realista de Míjail Shólojov es harina de otro costal, posee más profundidad psicológica y sociológica, además de la creación de un universo de personajes con una psicología autónoma mínima y no como meros portavoces del socialismo en un solo país.
En síntesis, mientras el astro literario de Gorki gira en torno de la literatura obrerista de propaganda, el de Shólojov se acerca a campos de realismo más fecundo.
Campos roturados y otro realismo
Ambientada en el período de la colectivización forzosa del stalinismo en los años treinta, en la zona geográfica del Don y particularmente de la stanitsa koljosiana de Gremiachi Log, Campos roturados es uno de los mejores ejemplos de realismo soviético del mundo campesino cosaco.
En esta oportunidad si estamos ante la presencia de verdaderos personajes narrativos, o por lo menos tipos sociales lukacsianos; desde Davídov el joven protagonista del komsomol hasta el conspirador blanco Yákov Lukich, pasando por Razmiótnov, Makar, la hermosa Lushka y el entrañable viejo Schukar, se construye un universo novelesco verista y verosímil de un pedazo vivo de la sociedad soviética.
Al contrario de la idealización de caracteres planteada por Gorki en La Madre, Shólojov posee la maestría literaria suficiente para retratar los diferentes niveles de consciencia campesina, e incluso las contradicciones ideológicas de los militantes de la juventud comunista en la que se centra la trama.
Tú y yo nos quedamos sin la Lushka con mucha facilidad. ¿Por qué? Pues porque no es una mujer, sino el mismísimo demonio. ¿Crees que espera con ansias la revolución mundial? Nada de eso. Le importan un bledo los koljoses, los sovjoses, el Poder soviético. Sólo le gusta andar de jarana, trabajar lo menos posible y retozar a más y mejor: ése es todo su programa de hembra sin partido. (p. 175)
En este imperdible fragmento podemos apreciar la consciencia contradictoria de Makar, un koljosiano cosaco, en la que se entrelazan su visión misógina de las mujeres en general y en particular de Lushka con la concepción stalinista de la moral de "trabajo" stajanovista, además de sugerir una concepción particular de partido, donde las mujeres ocupan un rol rígido en el funcionamiento político de la organización.
Campos roturados de Shólojov es una novela en la que más allá de las intenciones del autor y de su respaldo político-cultural al stalinismo triunfa el realismo "profundo" (parafraseando a Brecht), en el cual el texto y su autonomía literaria logra transmitir, aunque de forma simbólica, el terror de la burocracia stalinista, escondido detrás de metáforas sutiles, abiertas y expectantes a interpretaciones audaces, como la nuestra.
-Eso mismo digo yo, pero de momento, abuela, despídete del gato y ponlo en mis presidenciales manos.
- Ya has fusilado a todos los del caserío. Dentro de nada habrá tantos ratones, que nos roerán las uñas por la noche. Y a ti el primero.
- Ni hablar -replicó enérgico Razmiótnov-. Las tengo tan duras, que incluso tu gozaquecillo se rompería los dientes. Bueno, y venga el gato que no tengo tiempo para estarme aquí regateando contigo. Bendícelo y dámelo por las buenas, de mano a mano.
Con los dedos sarmentosos y azafranados de la mano derecha, la vieja formó una higa imponente, y con la izquierda oprimió al gato contra su pecho con tal vehemencia, que el animal maulló como si lo degollaran y se puso a arañar a su ama y a bufar rabiosamente. (p.291)
Matías Matonte
Sábado 1ro de febrero | 19:53
Mijaíl Shólojov. Campos roturados. Moscú: Editorial Progreso.1966.Impreso.
Máximo Gorki. La Madre. Moscú: Editorial Progreso.1958.Impreso.
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