jueves, septiembre 03, 2020

Berni no es un caso aislado, es una política de Estado



Redoblemos la movilización popular por el fuera Berni, contra el gatillo fácil y la represión.

Hoy el país se encuentra movilizado: la autopsia confirmó ayer que el cuerpo hallado hace 15 días es de Facundo Castro. La última vez que fue visto con vida fue subiendo a un patrullero de la policía Bonaerense hace 4 meses, y allí comienza el recorrido de encubrimiento e impunidad de las fuerzas represivas comandadas por Sergio Berni. Él mismo se ha encargado de pasearse por los medios tratando de «mentirosos» a la madre de Facundo y sus dos abogados.
En el mismo momento en que la noticia recorría por todos los medios, el ministro de Seguridad bonaerense posteó en sus redes un video de clara alusión electoral: «el derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada son innegociables: desalojamos 868 tomas de terrenos y fueron presas 524 personas. Tolerancia cero al delito».
En el contexto de crisis económica y social agravada por la pandemia la crisis habitacional es un punto central. La falta de vivienda se agrava ante la caída de los ingresos por los despidos, las suspensiones, las rebajas, la precarización. Las familias trabajadoras ya no pueden costear los alquileres- que no han parado de subir, aún en contexto de pandemia. En este marco, crecen las tomas de tierras en todo el país, y la política de todo el arco político del oficialismo es alentar la represión y la criminalización de quienes ocupan los terrenos. Por supuesto que aquí no hay grieta: el macrismo apoya también esta política.

La militarización de la juventud y los trabajadores es política de Estado

A partir de la declaración de la cuarentena por la pandemia del Covid-19, el gobierno nacional colocó en un papel central a las fuerzas de represión, que integran, además de las FF.AA., la policía federal, las policías provinciales, la policía aeroportuaria, prefectura naval y la gendarmería. En una suerte de “división de roles” se colocó al ejército, en particular, en “tareas comunitarias”, sobre todo en el reparto de comida. Desde Prensa Obrera denunciamos ya en marzo la función represiva de este despliegue, que reflejaba la conciencia del gobierno de que sus decisiones de atender a acreedores de la deuda y patronales y dejar librados a su suerte a millones de trabajadores preparaba una enorme tensión social.
Esta misma semana, Alberto Fernández y la ministra Frederic lanzaban su “megaplán” anunciando el envío de 4.000 agentes federales y el giro de 12.000 millones de pesos a la provincia de Buenos Aires para la compra de patrulleros y otros insumos de “seguridad”. La política de Berni no solo no ha sido reprendida, sino que se ha ampliado los recursos materiales de los que dispone su fuerza. Queda a las claras que la política del gobierno no se centra en destinar el presupuesto a tomar medidas sanitarias para paliar la pandemia, sino la del reforzamiento de la presencia de las fuerzas y la represión en los barrios.
En Buenos Aires el gobernador Axel Kicillof -el ahijado político de Cristina Kirchner- y su ministro de Seguridad promovieron la militarización de los barrios de la provincia como como método en la cuarentena. Barrios con crisis sanitarias como Villa Azul no recibieron móviles sanitarios sino que fueron vallados y saturados de moviles policiales. El ejército realizó tareas sociales en barrios de La Matanza y villas de CABA.
Han colocado en el manejo de la Bonaerense a un hombre, como Berni, de largo prontuario como represor de luchas de trabajadores, con una caracterización de la etapa conflictiva que tenían por delante. El discurso de empoderamiento a la fuerza con el que asumió el ministro significa darle el visto bueno al largamente asentado accionar criminal de la Bonaerense, con su prontuario de impunidad, que continuó bajo la larga década del kirchnerismo. La policía está íntimamente ligada con el narcotráfico, la trata de personas y una historia de represión y gatillo fácil que tiene como principal objeto a los trabajadores y la juventud.
Berni preside una fuerza que es usada reiteradamente para la represión en las tomas de tierras y los conflictos de trabajadores. Bajo su respaldo, y encubrimiento, la fuerza envalentonada ha producido 42 casos de gatillo fácil solo desde marzo en Buenos Aires, pero es solo la punta del iceberg: hay otros 60 asesinados en manos de las fuerzas represivas en el resto del país. En la gran mayoría de los casos, los responsables materiales siguen impunes.
Se han presentado debates en los medios sobre diferencias en la «política de seguridad» dentro de la misma coalición gobernante. Mientras Berni pasea armado por las calles del conurbano alentando directamente la represión, Frederic pretende avanzar con una ley contra la «violencia institucional» y los que la ejercen bajo la teoría de la «manzana podrida» y «los excesos de ciertos efectivos las fuerzas». Los limites insalvables de estas «reformas hacia adentro de la institución»en forma de purgas ya son harto conocidas. La misma sigue operando como una asociación ilícita, al servicio de los intereses patronales, e involucrada sistemáticamente en crímenes contra los trabajadores, las mujeres, la juventud.
Estos choques políticos internos en el gobierno expresan los choques de distintas camarillas que lo componen, pero que han coincidido en cada punto de la política oficial hasta el momento. Los progresistas que quieran imaginarse contradicciones entre el explícitamente derechista Berni y otros, a su «izquierda» deben tomar nota de que son Cristina Kirchner y Axel Kicillof quienes lo sostienen, y el presidente «progre» el que le pone la firma a toda la orientación. El conjunto del Frente de Todos va de fondo con la política del accionar represivo y el encubrimiento de la «maldita policía». El accionar de las fuerzas de seguridad no se puede escindir del Estado al que representan. Berni es el organizador político directo de la Bonaerense que reprime, desaparece y mata. Kicillof es el responsable de mantenerlo en su lugar, incluso ayer el ministro declaró: “Kicillof piensa como yo, si no ya me hubiera echado a patadas” (Infobae, 2/9).
El gobierno de Alberto Fernández se juega a fondo hoy mismo por el encubrimiento de la Bonaerense y Berni, para preservar a las fuerzas represivas que están llamadas a jugar un rol para imponer su política patronal a escala nacional.

Redoblemos la organización popular por el «fuera Berni»

Si logramos mediante la organización popular que se vaya Berni, será un gran paso para asestar a la política represiva estatal de conjunto y al gobierno que la sostiene.
La consigna del Fuera Berni ha ganado la movilización callejera: la han tomado la propia madre de Facundo y sus abogados, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, la Marcha contra el gatillo fácil, organismos de derechos humanos. Hoy nos movilizamos nuevamente en todo el país bajo este reclamo.
En este contexto, se hace absolutamente necesario llevar adelante el plenario nacional antirrepresivo que familiares de víctimas de gatillo fácil, organismos de derechos humanos y diversas organizaciones populares preparan para el 19 de setiembre.
Redoblemos la movilización y la organización popular. Justicia por Facundo Castro. El Estado es responsable. Fuera Berni. Desmantelamiento de la Bonaerense. Juicio y castigo a los responsables.

Camila J. Michel

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