Canadá conmemoró este jueves su fiesta nacional, que marca la fecha oficial de fundación del país el 1 de julio de 1867. Sin embargo no había nada que festejar. El aniversario tiene lugar en medio del descubrimiento en las últimas semanas de más de 1.000 tumbas de niños indígenas sin identificar en terrenos de antiguos internados gubernamentales.
Durante la jornada de este jueves fueron derribadas las estatuas de la reina Isabel II y la reina Victoria en Winnipeg.
Los manifestantes ataron cuerdas al cuello de las estatuas y las tiraron al suelo en medio de gritos y cantos de “no al genocidio”.
La indignación ha ido creciendo en el país por el descubrimiento de cientos de tumbas clandestinas pertenecientes a habitantes de los pueblos originarios. Hace unos días esa bronca terminó en la quema de iglesias, las responsables de administrar esas escuelas de "reeducación" de niños indígenas en el pasado, en las que fueron asesinados de a cientos de esos niños y enterrados en tumbas sin identificar.
Desde que a finales de mayo los tk’emlúps te secwépemc, un grupo indígena del oeste de Canadá, revelaron el hallazgo de los restos de al menos 215 niños indígenas enterrados en la antigua residencia escolar de Kamloops, un creciente número de voces había solicitado la cancelación de las celebraciones del Día de Canadá.
El anuncio de otros dos grupos indígenas del descubrimiento de más tumbas no identificadas en otras tantas residencias escolares, instituciones gubernamentales gestionados por órdenes religiosas en los que los niños aborígenes eran internados a la fuerza, ha hecho que muchos más se cuestionen la validez de conmemorar la fundación de Canadá.
Al menos 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias para asistir a las escuelas durante un siglo como parte de la campaña del gobierno canadiense de "reeducación", la forma más brutal de colonización.
A principios del siglo XX, la política de asimilación forzosa de niños indígenas se mantuvo vigente durante décadas, y la última escuela cerró en 1996.
El sistema ha sido acusado de privar a los niños de sus lenguas ancestrales y exponer a muchos a abusos físicos y sexuales por parte de maestros y autoridades religiosas.
El hallazgo más importante de tumbas, 751 cuerpos sin identificar, se realizó en los terrenos de la antigua residencia escolar de Marievel, un internado situado a unos 2.500 kilómetros al noroeste de Toronto y que operó entre 1899 y 1996.
A Marievel fueron enviados miles de niños indígenas. Allí sufrieron todo tipo de abusos físicos, emocionales y sexuales como parte del sistema de "reeducación" para eliminar la cultura indígena.
Como el internado de Kamloops, Marievel estuvo gestionado por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, una orden católica.
Este jueves el primer ministro canadiense Justin Trudeau señaló en un comunicado que "el horroroso descubrimiento de los restos de centenares de niños en antiguas residencias escolares de Columbia Británica y Saskatchewan nos ha obligado a reflexionar con toda justeza sobre los fallos históricos de nuestro país y las injusticias que todavía se cometen contra los indígenas y muchos otros en Canadá".
Sin embargo, esa sola reflexión no parece suficiente. El hecho de que esas escuelas hayan seguido existiendo hasta hace solo unas décadas tiene que ver con el brutal racismo contra los pueblo originarios que existe en Canadá. Sus propios testimonios señalan cómo la mayoría de los niños eran obligados a terminar en ese tipo de escuelas e internados al ser expulsados del sistema educativo regular por el brutal racismo y la discriminación que vivían diariamente.
La Izquierda Diario
Viernes 2 de julio | 12:51
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