Con epicentro en las llamadas Ciudades Gemelas -compuesta por Saint Paul y Minneapolis, las principales ciudades del estado de Minnesota- y Duluth, 15.000 enfermeros de 15 grandes hospitales privados realizaron una huelga de 3 días. La principal reivindicación es el aumento salarial escalonado del 30% en tres años -para hacer frente a una inflación récord que supera el 10%-, frente a la mísera oferta de las patronales de un 10%. También exigen más contratación de personal y mayores licencias por enfermedad y por maternidad y paternidad.
Esta huelga no nace de un repollo: es la continuación de la ola histórica de huelgas que la clase obrera de EE. UU. llevó a cabo durante la pandemia y se enmarca en una tendencia especialmente combativa de los trabajadores de la salud, hartos física y psicológicamente por los niveles de híper explotación a los que las grandes patronales los sometieron durante la propagación del COVID, situación que continúa.
Las bases tuvieron que enfrentarse no solo al artilugio legal que permite a las empresas contratar personal "de emergencia" -rompehuelgas- no sindicalizado cuando se realiza una huelga, sino también a la dirección burocrática de su propio gremio, el MNA -Sindicato de Enfermeros de Minnesota-. Este, teniendo el mandato abrumador de sus afiliados por una huelga por tiempo indeterminado, intentó por todos los medios desbaratar la medida de fuerza y negociar un contrato colectivo de trabajo a la baja, pero tuvo que llamar a un paro general por 3 días por la presión de los trabajadores.
Matias Melta
17/09/2022
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