Se fue con perfil bajo, cuando el mundo estaba ocupado en otra muerte, la de la reina Isabel II. Y podría decirse que hace ya más de dos décadas que, por voluntad propia o no, Marciano Cantero, el fundador, cantante y bajista de Los Enanitos Verdes permanecía en un segundo plano, a pesar de haber compuesto junto a su banda algunos de los más resonantes éxitos del rock argentino.
Todo empezó por 1979, cuando el mendocino formó el conjunto que lo haría conocido junto a Felipe Staiti (guitarras) y Daniel Piccolo (batería). En 1983 se radicaron en Buenos Aires y en 1984 apareció su álbum debut y homónimo.
Los Enanitos no fue de las bandas más politizadas, pero tampoco de las menos. Su lanzamiento discográfico ofrece aquella canción que advierte, a la luz de la inflación y la alienación social en aquella Buenos Aires ochentosa, que “si seguimos así vamos a terminar comiendo en el plato del perro”. Y también contiene “Gente incoherente”, pieza que denuncia que “siempre hubo gente / que pisó tu cabeza / para poder estar un escalón más arriba”.
El segundo disco, “Contrarreloj” (1986), marcó el salto a la fama con el hit “La muralla verde”, fama que se profundizaría a partir de “Habitaciones extrañas” (1987), que contiene “Por el resto”, “Te vi en un tren” y una versión de “El extraño de pelo largo”, una de las canciones pioneras del rock que elaborara en los ’60 La Joven Guardia.
El comienzo de los ’90 también los tuvo en el centro de las radios. En 1992 aparece “Igual que ayer”, que además del tema que nomina el disco, incluía “Ella era un ángel” y la conmovedora balada “Amigos”, aquella que sentencia que “un amigo es una luz brillando en la oscuridad”.
En 1994 versionan “Lamento boliviano”, canción del grupo mendocino Alcohol Etílico. Por ese mega-hit, alcanzaron un reconocimiento en toda América Latina. Y, aún muchos años más tarde, se transformarían en la banda de rock argentina más escuchada en Spotify.
Sin embargo, aquel gran éxito marcó también el declive de la banda. Aunque siguió componiendo y grabando activamente, no logró gran resonancia con sus álbums posteriores, al menos en Argentina.
No por casualidad, el pico más alto de politización de Los Enanitos se produce en los tiempos de finales del menemismo. “Otra vez llegó la recesión / la gente pierde la razón / Es notable cuando el pueblo / entra en acción / Nadie quiere asesinar al rey / quemar sus ropas quemarlo a él / pero el núcleo de la patria / va a estallar”, dice la combativa “Guerra gaucha” (compuesta por Felipe Staiti), que da nombre al disco de 1996. Es el año del primer Cutralcazo, levantamiento de los desocupados neuquinos, cuando el desempleo rondaba el 20%.
A “Guerra gaucha” le seguía en el listado “Dale pascual”, que con estilo discepoleano asegura que “todo parece una kermesse” y en un pegajoso estribillo constata: “trabajar como negro / para vivir como un perro”.
De Mendoza para el mundo, Marciano Cantero y los Enanitos Verdes lograron su reconocimiento en una época floreciente del rock argentino. El fallecimiento del bajista coincide con una etapa menos luminosa del género.
Tal vez sea la ley de la vida.
Gabriel Martinez
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