En lo que va del año, la autoridad monetaria tuvo que devengar intereses por $1,7 billones, lo que equivale a $6.500 millones diarios. Sucede que el stock de deuda del BCRA ya asciende a los $8 billones, fruto de haber aumentado sistemáticamente las tasas a pedido del FMI, agravando el efecto “bola de nieve” de dicho endeudamiento. A medida que se encarece el pago de intereses, es necesario colocar nuevas letras a fin de reabsorber esa mayor cantidad de pesos circulantes.
A su vez, tras la venta masiva de bonos CER durante junio y julio, el BCRA salió a la compra de esos títulos para revalorizarlos, incrementando los niveles de emisión, que luego esterilizaría colocando más Leliqs, aumentando así el pasivo de la entidad. Como vemos, en Banco Central financió la corrida protagonizada por los fondos de inversión y los bancos y luego reforzó la bicicleta financiera en beneficio de estos últimos. A tal punto es rehén de sus acreedores, que cuando intentó cancelar solo una parte de los vencimientos, obtuvo como respuesta una disparada de los dólares financieros.
A fin de cuentas, el mismo gobierno que tilda de “extorsionadores” a los trabajadores que van al paro por sus reclamos, como en el caso del Neumático, o al movimiento piquetero que corta la calle exigiendo trabajo genuino, les concede a los especuladores cada vez más beneficios, como también ocurrió con el agro que obtuvo el “dólar soja” como resultado de haber retenido la cosecha para presionar por una devaluación.
Para tomar dimensión, los $1,7 billones que embolsaron los bancos vía intereses por Leliqs y Pases alcanzarían para pagar 33,7 millones de jubilaciones mínimas, 33,2 millones de salarios mínimos y 68 millones de Potenciar Trabajo. Aquí se evidencia quiénes se benefician realmente con la política del gobierno, que prometió cínicamente al asumir que le “aumentaría a los jubilados con la plata de las Leliqs” e hizo lo contrario.
A su turno, es una cifra que triplica el presupuesto ejecutado en lo que va del año por el Ministerio de Educación, es ocho veces superior al gasto del Ministerio de Salud, casi siete veces superior a lo devengado por el Ministerio de Obras Públicas y diez veces superior al dinero ejecutado por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat. Todas carteras que, dicho sea de paso, recibieron recortes nominales tras la llegada de Sergio Massa a Economía. Finalmente, el oficialismo ajusta las partidas sociales para complacer al FMI mientras premia a los bancos.
Por eso, es necesario quebrar la política fondomonetarista ganando las calles y encauzar una salida de los trabajadores a la crisis, que comprenda el repudio de la deuda usuraria y la recapitalización del Banco Central entre sus tareas principales.
Sofía Hart
No hay comentarios.:
Publicar un comentario