Después de dos meses de largado el famoso “dólar soja” que iba a financiar un bono para la población vulnerable, el gobierno dio a conocer los requisitos para cobrarlo. Pues bien, se establecen condiciones tan restrictivas que el universo de potenciales beneficiarios se reduce a la mínima expresión. Han armado un bono a la medida del ajuste impuesto por el FMI.
No se puede tener trabajo registrado, ni siquiera como monotributista (aunque estar inscripto en el monotributo tampoco implique estrictamente estar trabajando). No se puede tener jubilaciones ni pensiones. Tampoco prestación por desempleo, ni beca progresar, ni asignación por embarazo. Tampoco estar cobrando la asignación por hijo ni ningún programa social.
Como si esto fuera poco, cruzarán el padrón con quienes son propietarios de automotores, motocicletas o inmuebles, como si la sola posesión de un inmueble asegurara una fuente de ingresos para poder subsistir. Agravando las condiciones, no podrán cobrarlo quienes estén bancarizados, incluso con billeteras virtuales, que son de amplia circulación en los barrios populares a falta de cuentas “formales”. En el caso de los jóvenes cruzarán los datos de todo el grupo familiar.
Las condiciones dejan afuera del cobro a gran parte de la población que no tiene para comer, puesto que una familia necesitó en septiembre 56.732 pesos para no ser indigente. Las prestaciones con las cuales se cruza el programa, como el Potenciar Trabajo, son muy inferiores a esa suma. Por ejemplo, si se sumara el cobro del Potenciar Trabajo al del bono, no se llegaría entre los dos a cubrir la necesidad de alimentación de una familia. Lo mismo, se suman requisitos que no tienen nada que ver con el nivel de ingresos, como la exclusión de billeteras virtuales o la inscripción en el monotributo. Lo mismo ocurre con la propiedad de motocicletas cualquiera sea el modelo, que están muy extendidas en las barriadas del interior frente a la falta de transporte público.
Por el dólar soja, el gobierno emitió para pagarle a los sojeros casi 600.000 millones de pesos. Pero cuando se trata de la población que no tiene para comer, restringe al mínimo el cobro de manera tal que deja afuera a millones de familias en la indigencia. El bono está adaptado a las exigencias ajuste del FMI, y en línea con la nueva ministra de desarrollo Social, Tolosa Paz, que trata de vagos a los desocupados, y deja sin asistencia la enorme proliferación de familias que concurren a los comedores populares de todo el país, muchísimos con niños en edad escolar.
El día del anuncio, desalojaron con represión en el barrio La Resistencia de Merlo y a los municipales de Moreno. Todos por debajo de la línea de pobreza e indigencia.
Rechazamos esta nueva burla al pueblo y seguimos reclamando trabajo genuino, apertura universal a la inscripción de los programas sociales, y un salario mínimo de emergencia acorde a la canasta de pobreza, hoy en 128.214 pesos.
Juan García
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