¡Por la derogación de la legislación laboral y de pensiones regresiva!
¡Por una huelga general para la indexación de los salarios y las pensiones con la inflación!
La importante movilización nacional que confluyó en Madrid el 15 de octubre debe ser la señal para redoblar la lucha e impulsar una huelga general. Esta es la respuesta al Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos que viene de anunciar un incremento del 8,5% para las pensiones en el 2023. La disposición, que carece de precisión, se incluyó en el proyecto de Ley de Presupuestos que todavía se tiene que consensuar y aprobar. Lo que está claro es que el incremento es el tope máximo que se aplicará a algunas pensiones, pero que los aumentos de las que son contributivas se hará por el incremento medio del IPC, y no por el IPC real. Estamos ante un anuncio destinado a calmar los ánimos que sin embargo está muy lejos de preservar el poder adquisitivo de los pensionistas. El IPC de septiembre fue del 9%, comparado con el 10,5% de agosto, pero nada impide que el de octubre y noviembre se vuelva a disparar.
Como el incremento en enero de 2022 fue del 2,5%, con el índice de septiembre los pensionistas van perdiendo un 6,5% en lo que va de año. No sabremos hasta noviembre cuál será el índice de ajuste para enero de 2023 que se va a calcular de acuerdo con la nueva ley. Ese aumento no defenderá a los pensionistas de la inflación que se registre el año que viene ni va a reponer la pérdida de poder adquisitivo registrada este año. Frente a estas maniobras el movimiento pensionista debe dar continuidad a su lucha pese a las derrotas que le ha infligido el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.
El principal avance contra el sistema público de pensiones de la reforma llevada a cabo en dos tiempos por el Gobierno fue la aprobación en junio de la Ley para el impulso de los Planes de Pensiones de Empleo. Esta aprobación ha sido un verdadero mazazo contra el conjunto de los trabajadores porque supone una reducción de la cuotas sociales a cargo de las empresas que hagan aportes a estos planes, una rebaja fiscal para quienes aporten hasta 10.000 euros anuales a esos planes aumentando el carácter regresivo del sistema fiscal, que además dejará en manos de bancos y aseguradoras la gestión de unos inmensos recursos financieros que son parte del salario diferido de los trabajadores.
Se trata de una forma de ahorro destinada a los trabajadores y funcionarios de altos ingresos, los únicos que tienen margen para ese tipo de aportaciones. Para colmo el estado no asume la garantía de los recursos que centraliza, pero que pondrá a disposición de los gestores privados. Es decir que no hay garantía sobre las pérdidas que puedan sufrir los aportes de los trabajadores. Mientras tanto los grandes aparatos sindicales aspiran a empujar al conjunto de los trabajadores hacia este régimen de ahorro perverso.
La aprobación del último eslabón de la reforma regresiva del sistema de pensiones se produjo a finales de junio. Sin embargo la primera movilización masiva se programó para el 15 de octubre. ¡La respuesta se retrasó tres meses! Una verdadera tregua con la que no toda la base del movimiento pensionista está de acuerdo. Estas operaciones de dilación de una respuesta contundente apuntan a la desmovilización y desmoralización del movimiento. La división en el seno del movimiento pensionista y la caracterización de la coalición de Gobierno como progresista y con sentido social despertaron expectativas entre los pensionistas permitiendo que actuara con total impunidad para impulsar lo acordado en 2020 por todo el arco parlamentario en el Pacto de Toledo.
Las grandes organizaciones sindicales han sido cooperadoras necesarias para que esta reforma se concretara. Tanto CCOO como UGT han sido tributarias de los fondos de pensiones de empresa a través de las comisiones de gestión. Han apoyado a fondo la reforma del Gobierno “más progresista de la historia” como le gusta decir a los dirigentes de UP. Mientras tanto se dedican a negociar un aumento salarial en una situación de emergencia social por el aumento del coste de la vida sin dar un corte a la situación convocando de forma inmediata a una huelga general, que es la medida que está a la orden del día. Los grandes perjudicados de la reforma de la Ley de Pensiones son los trabajadores en activo. Son ellos los que sufrirán las consecuencias de esta reforma en el futuro.
Hay un verdadero hilo conductor entre el retraso en dar una respuesta al gobierno frente a la reforma de las pensiones y la ausencia de una lucha centralizada y masiva contra la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Ese hilo conductor es la permanente ilusión de que ejerciendo presión sobre el gobierno de coalición y los grupos parlamentarios se van a obtener concesiones. Este gobierno ha demostrado hasta el hartazgo que su papel es hacer pasar reformas contrarias a los intereses de los trabajadores disfrazándolas de progresistas.
Se trate de la reforma laboral o la de las pensiones, o de la negociación de un incremento salarial, todo gira en torno a un regateo del nivel de beneficios empresariales y la presión sobre el gobierno y los grupos parlamentarios y no sobre la lucha independiente de los trabajadores por sus intereses legítimos. El movimiento obrero y el movimiento pensionista están pagando la misma factura: la falta de una dirección independiente de los intereses de la burguesía y la burocracia sindical. Es necesario construir esa dirección alternativa mediante el debate entre las bases del movimiento obrero y el pensionista. El objetivo de una huelga general debe ser el elemento aglutinante de la lucha.
El deterioro de la situación económica de España e internacional no tiene límites. Tras la pandemia de Covid 19 la guerra de la OTAN en Ucrania y la ofensiva imperialista del gobierno ruso en defensa de su espacio económico capitalista, han colocado al mundo al borde del colapso. Las grandes economías bordean una crisis de deuda pública, como el Reino Unido y las crisis políticas se suceden una detrás de otra. Los gobiernos caen y detrás de las declaraciones de unidad hay conflictos soterrados entre las naciones que dicen mantener un frente unificado contra Rusia como es el caso de la Unión Europea (UE). El precio de la energía se ha disparado y los esfuerzos por contener esa situación son irrelevantes. Peor aún, todas las medidas para amortiguar el efecto de los altos precios de la energía y los combustibles serán pagadas por los consumidores en el largo plazo porque el déficit que se acumula se está prorrateando en las facturas.
Todos los subsidios, en primer lugar los otorgados a los capitalistas, se cargan en la deuda pública que pagarán los trabajadores con sus impuestos. Los bancos centrales mientras tanto están en una carrera desbocada para subir los tipos de interés, lo cual se está reflejando en una recesión económica mundial. Es en este contexto que se libra la lucha por el salario y las pensiones. La guerra en Ucrania es una apuesta imperialista de largo plazo. El gobierno “más progresista de la historia” ha comprometido a España en esta guerra hasta la médula, mientras ha aceptado la petición de la OTAN de aumentar el presupuesto militar hasta el 2% del PIB. Esto irá en detrimento de la inversión pública y el gasto social. La presencia de Unidas Podemos en las manifestaciones de los pensionistas no puede ocultar su participación en este gobierno comprometido con la guerra y con la OTAN.
Las consignas centrales en este momento son la derogación de todas las reformas de la ley de pensiones y de las leyes laborales regresivas. El incremento de las pensiones y los salarios sobre la base del IPC real, es decir la indexación de los ingresos de los trabajadores y pensionistas. El pleno empleo sobre la base del reparto equitativo de las horas de trabajo. La expropiación y apertura de los libros contables de las empresas que cierren aduciendo la crisis. La inmediata salida de España de la OTAN, la retirada inmediata de las bases de los Estados Unidos del suelo español. No a la guerra, por un gobierno de los trabajadores. Organicemos la huelga general desde la base, mediante el debate en asambleas de trabajadores y de barrios. Por una nueva dirección del movimiento obrero independiente de la burocracia y los capitalistas.
Grupo Independencia Obrera
16/10/2022
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