Según la Secretaría de Finanzas, la deuda pública del Tesoro Nacional creció U$S 39.770 millones en los últimos 12 meses y y alcanzó el récord de US$ 382.249 millones, el equivalente a un PBI. El 67% de esta deuda es en moneda extranjera y el otro 33% esta compuesto en mayor medida por bonos indexados a la inflación, como los bonos CER, los linkeados al dólar y los bonos duales, lo que significa que toda la deuda se encarece al compás de la devaluación. Esto es resultado de la política de rescate de deuda que venia a llevar adelante el Frente de Todos y que nos está conduciendo a nuevas crisis de deuda mientras las consecuencias las pagamos los trabajadores.
Un aspecto de esta política son las sucesivas giras de Massa para destrabar desembolsos con los organismos multilaterales como es el caso del BID, el cual desembolsó U$S 700 millones. Esto es presentado como una hazaña por parte del ministro, cuando el reconocío en realidad que estos créditos incluyen “absurdas exigencias” por parte de los organismos. Es decir que están condicionados tanto al ajuste fiscal como a la subordinación del capital financiero internacional, lo que refuerza el coloniaje por parte del imperialismo yanqui y habilita una mayor injerencia de este en la política interna del país.
Con esta suerte de “crítica” Massa está pidiendo libertad para seguir subejecutando los programas a los que estipula que deberían ser destinados los préstamos, que ya refieren una subejecución del 90%, y poder utilizar los dólares para destinarlos al pago de la deuda. El único objetivo para el gobierno hoy es cumplir con la meta de reservas impuesta por el FMI con el cual tenemos un programa y le venimos pagando más de U$S 3.829 millones millones en intereses durante el actual gobierno, mientras el monto de capital sigue siendo el mismo que cuando Macri dejó el gobierno.
Máximo Kirchner, durante uno de los tantos actos del 17 de octubre que sostuvo el peronismo, declaró: “Destrozaron el Estado, rompieron algo que al pueblo le había costado mucho construir. Ese daño -por la deuda con el FMI- que muchos denunciamos que se produciría si ganaba Macri finalmente sucedió en nuestro país” y agregó “muchas veces se dice que fue Néstor [Kirchner] el que canceló la deuda con el FMI y la verdad es que la cancelaron los 45 millones de argentinos que, aun con necesidades, pagaban sus impuestos para sacar el país adelante” (La Nación, 17/10).
Mientras el diputado kirchnerista le echa la culpa a Macri por haber tomando la deuda con el Fondo, forma parte del mismo gobierno que la reconoce y la paga, como lo hizo el gobierno de Néstor. Esto último Máximo lo festeja incluso con la confesión de que ese pago serial de la deuda externa se hizo a costa del acrecentamiento de las necesidades populares, una política consecuente del kirchnerismo.
Esta política no solo que no sacó al país adelante sino que terminó con un cepo cambiario que paralizó la economía, para poder cumplir con los vencimientos de deuda, y con el acuerdo ruinoso mega usurario con el Club de París que firmó Kiciloff en 2014, que todavía seguimos pagando y renegociando, todo esto orientado a volver al mercado de crédito internacional. Lo que el kirchnerismo llama desendeudamiento es un fraude y ha tenido un enorme costo para el país.
El Tesoro Nacional además se endeudó con el Banco Central en U$S 2.732 millones a 10 años por la pérdida ocasionada por el dólar soja, un beneficio cambiario para las patronales sojeras. Además, viene de refinanciar vencimientos aumentando la tasa de interés al 107%, ofreciendo rendimientos atados a la inflación, como son las Letras ajustables por CER, linkeados al dolar y a plazos cortos.
Estas últimas pasaron del equivalente a US$ 23.791 millones a US$ 71.464 millones y representaron 56% del monto total colocado por licitación en septiembre (y 41% de las emisiones del año). Lo único que no está indexado a la inflación y al dólar son los salarios, y los únicos que no reciben beneficios cambiarios, sino mayores restricciones, son los trabajadores.
Beneficios a los especuladores que retroalimentan toda la dinámica de endeudamiento y usura, y al mismo tiempo demuestran el carácter capitalista que esgrime el gobierno para aplicar políticas. Los trabajadores, que somos los que pagamos los platos rotos, tenemos que hacerle frente a esta política fondomonetarista y terminar con este rumbo de endeudamiento que hambrea al pueblo.
Camila García
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