El incendio de la empresa tecnológica Kaixinda Trading, en la ciudad de Anyang, ha terminado con la vida de al menos 38 trabajadores. Todavía no se sabe con claridad qué es lo que ha detonado el fuego. El presidente chino Xi Jinping ha salido a pedir que se avance en una investigación, con el objetivo de esclarecer lo que hubo detrás del siniestro, para ocultar la responsabilidad del gobierno en el régimen de superexplotación y precarización laboral.
La agencia británica Reuters informó que el fuego pudo haber sido el producto de una falla en una soldadura eléctrica que incumplía las regulaciones. Las autoridades locales no confirmaron su origen, mientras trabajan para encubrir su responsabilidad por no haber controlado que la fábrica cumpliera con los estándares adecuados de seguridad. Kaixinda tiene una historia turbia, en 2020 fue multada con 81.900 yuanes por ocupación ilegal de terrenos (El País, 22/11). Actualmente, el responsable de la fábrica y algunos empleados fueron colocados bajo custodia policial.
Los accidentes laborales en China vienen creciendo. En muchos lugares de trabajo impera la desprotección de los obreros, no hay salidas de emergencia, no existen equipos para la extinción de incendios, entre otras cosas. El caso más brutal, en este sentido, ocurrió en 2015, cuando 165 personas fallecieron como producto de la explosión de varios contenedores en el puerto de Tianjin.
Superexplotación
Los obreros de Kaixinda laboran en condiciones de extrema precarización. Un medio periodístico chino ha dado a conocer que la empresa posee trabajadores que no se encuentran realizando aportes a la seguridad social, a la vez que explota obreros cuya edad supera los 70 años, pagándoles 30 o 50 yuanes diarios. Se trata de cifras menores a las que establece la normativa gubernamental de la provincia de Henan, para la que el salario mínimo de la categoría más baja debe ser de 15 yuanes la hora.
China es una gigantesca plataforma de superexplotación de los trabajadores. Hasta septiembre del año pasado, en muchas fábricas, se ha implementado un régimen de trabajo conocido como “996”, en el cual las jornadas duraban 72 horas. “Los trabajadores ocupaban su puesto desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, durante seis días a la semana” (El Economista, 24/7/2021). Grandes empresarios, como el chino Jack Ma, han defendido con todo esta política, que ha devenido en muertes de trabajadores por colapso y agotamiento.
Los responsables de esta situación son la burocracia del PC mediante sus empresas, la protoburguesía china y sectores del capital extranjero, que se benefician con la explotación de mano de obra barata.
Pero hay una respuesta del proletariado chino. El caso más reciente es el de Foxxcon, la empresa taiwanesa que ensambla teléfonos Iphone, donde sus trabajadores acaban de protagonizar grandes protestas en reclamo de seguridad laboral y de un bono, en medio de un brote de Covid.
La clase obrera debe profundizar su organización y su lucha.
Nazareno Kotzev
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