La profundización del ajuste comprendida en el plan Massa se hizo sentir en los últimos cuatro meses, donde el gasto primario se redujo un 16,2% real en términos interanuales. Un rumbo que tiene por objetivo arribar a la meta fiscal del FMI a costa de las necesidades sociales y que es respaldado por todas las fracciones del Frente de Todos.
Los datos se desprenden del último informe de ejecución presupuestaria elaborado por la Oficina de Presupuesto del Congreso. Allí también se registra que el gasto corriente en los primeros diez meses acumuló una caída real del 1,2% respecto al mismo período del año anterior. Como vemos, mientras el gobierno refrita medidas inocuas para controlar los precios, se vale de la escalada inflacionaria a la hora de licuar el gasto y consagrar el ajuste fondomonetarista.
Entre enero y octubre, lo devengado para el pago de la Asignación Universal por Hijo retrocedió 12,4% interanual en términos reales. Por su parte, entre octubre 2021 y octubre 2022, la ejecución presupuestaria para jubilaciones cayó 0,8% real y se derrumbó hasta un 59,8% en el caso de las políticas alimentarias. A todas luces, Massa afila sus tijeras contra los sectores más vulnerables, cuyos ingresos ya estaban sumamente deteriorados. En ese sentido, el aumento del 40% en el monto de la Tarjeta Alimentar y el acotado “refuerzo alimentario” son aspirinas que no lograrán ocultar esta política hambreadora.
Como no bastaba con aumentar las partidas por debajo de la inflación, el oficialismo recortó nominalmente el dinero destinado a políticas alimentarias en octubre, en un 24,4% interanual. Esto, cuando crece el número de personas que no llegan a cubrir la canasta básica alimentaria (CBA) y su costo trepa por encima de la inflación; sin ir más lejos, en el mismo mes que se podó la asistencia alimentaria, la CBA aumentó 9,5%. En definitiva, el gobierno es absolutamente responsable de engrosar los índices de indigencia en el país.
Cabe destacar que en los primeros diez meses del año también perdió contra la inflación el presupuesto ejecutado para inversión real directa (obra pública fundamentalmente) en un 4,1%, lo cual acicatea la recesión económica y va a contramano de la necesidad de crear puestos de trabajo genuino. Por otro lado, en octubre, las trasferencias a las universidades retrocedieron un 6% real de una año a otro, configurando un verdadero golpe a la educación pública. En dicho mes, las transferencias a las provincias se desplomaron 33,6% real en relación a octubre del año pasado, reducción que los gobernadores compensarán aplicando impuestazos sobre el bolsillo popular, tal como lo habilita el nuevo Consenso Fiscal aprobado en el Congreso.
Se trata de una orientación que cuenta con el apoyo de todas las vertientes de la coalición oficial, incluida el kirchnerismo, que no solo no denuncia semejante ataque a la población trabajadora, sino además, la propia Cristina Kirchner se encarga de elogiar, en cada aparición pública, la gestión de Massa en Economía, quien ha actuado como catalizador del ajuste del Fondo. Lo anterior ilustra a un peronismo completamente alejado de las aspiraciones del pueblo, empeñado en hundirlo en la pobreza en función de complacer al capital financiero.
Por eso, debemos enfrentar en las calles este programa ajustador y construir un movimiento popular que, en lugar de exhibir las banderas de sus verdugos, levante las del socialismo, las de su propia clase.
Sofía Hart
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