Los abusadores de la Iglesia gozan de impunidad.
Órdenes religiosas de la Iglesia Católica en Irlanda enfrentan cientos de denuncias de abuso sexual infantil dentro del sistema escolar por actos cometidos desde los años 60. La ola de acusaciones llega tras un documental de la cadena de radio irlandesa RTÉ, que presenta a dos hermanos que fueron abusados sexualmente en el internado Blackrock College.
A pesar de que hace 15 años en el país se estableció la Junta Nacional para la Protección de los Niños en la Iglesia Católica de Irlanda (Nbsccc, por sus siglas en inglés), un organismo de control interno para hacer que las diócesis y las congregaciones religiosas rindan cuentas sobre la protección de los menores de edad, no se han tomado las medidas necesarias, recoge The Irish Times.
Según el medio, durante la última década la junta realizó revisiones en las 26 diócesis católicas, además de investigar las 138 congregaciones religiosas. Entre las órdenes y congregaciones denunciadas está la Orden de los Dominicos, que dijo haber recibido 97 denuncias, mientras que la Orden de las Carmelitas confirmaron 56 (Actualidad RT, 28/11).
El año pasado, otro informe señalaba que murieron alrededor de 9.000 niñes en total en orfanatos del mismo país, es decir un 15% de los infantes que se encontraban en esos hogares entre las décadas de 1920 y 1990. Además, se conoció que eran arrojados en fosas comunes sin ningún tipo de identificación.
La impunidad que gozan los abusadores de la Iglesia Católica es una expresión de su injerencia sobre el Estado, como una pata fundamental del sistema capitalista y de la regimentación sobre las familias trabajadoras, en particular sobre las mujeres y disidencias.
La Iglesia Católica está salpicada de abusos sexuales en todo el mundo. El rechazo generalizado del Papa Francisco a reunirse con las víctimas debe entenderse como lo que es: un desprecio a las víctimas de abuso que organizadas y luchando ponen en jaque a una Iglesia que busca dominar en el oscurantismo.
Es importante remarcar que las crecientes denuncias en este ámbito se deben al ascenso del movimiento de mujeres, y que la lucha por los avances en cada una de estas causas traen aparejadas nuevas denuncias de otros sobrevivientes que se animan a declarar. La lucha por la separación de la Iglesia del Estado resulta necesaria para terminar con la protección política y el amparo de los responsables de los aberrantes delitos constantes del personal eclesiástico, y también contra el tutelaje ideológico y oscurantista que implica para la sociedad.
Camila Michel
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