Las elecciones presidenciales del domingo 20 en Guinea Ecuatorial fueron un trámite para ratificar en el poder a Teodoro Obiang, quien se desempeña como presidente del pequeño Estado africano desde 1979.
Con el 21,8% de las mesas escrutadas, el oficialista Partido Democrático (PDGE) se imponía con el 99,7% frente al opositor Convergencia para la Democracia Social (CPDS), que denunció fraude. También se eligieron los representantes en el Congreso, el Senado y los ayuntamientos. En las elecciones de 2017, el oficialismo se había alzado con todos los cargos en disputa, excepto una banca del Congreso que quedó en manos del partido Ciudadanos por la Innovación (CI). Sin embargo, ese diputado fue desplazado y CI proscripto, dando paso a un monopolio político absoluto del PDGE.
En su longevidad en la cima del poder, el octogenario Obiang (que llegó al puesto a través de un golpe de Estado) solo es superado por algunos monarcas. Prepara, asimismo, el camino para ser sucedido por su hijo homónimo, alias “Teodorín”, quien ya ejerce como vice y ministro de seguridad.
El clan Obiang controla con mano férrea los destinos del país. Este año, la Operación Limpieza contra el delito se transformó en la pantalla de una brutal represión contra la juventud. Cientos de personas han sido detenidas y torturadas, y se desconoce el paradero de algunas de ellas.
El petróleo y las grandes potencias
Insular y continental a la vez (la capital, Malabo, se encuentra en una isla bañada por el Golfo), este territorio conoció en los ’90 un desarrollo astronómico de su PBI, gracias a la explotación petrolera –desde 2017 es parte de la Opep. Un negocio para los Obiang y para las compañías asociadas, mientras las masas siguen sumidas en la miseria. Según Unicef, cuatro de cada diez personas viven en la extrema pobreza (El País, 20/11).
El imperialismo yanqui y europeo es cómplice de la dictadura de los Obiang, debido a los negocios energéticos. La firma Kosmos Energy, con sede en Texas, suscribió tres contratos de producción compartida en 2017 con la estatal Gepetrol.
“Teodorín”, hijo del presidente, suena como potencial heredero.
En julio de 2021, Malabo fue invitada al foro internacional sobre energía entre Estados Unidos y Africa, que se llevó a cabo en Washington. En febrero de este año, la subsecretaria norteamericana para asuntos africanos, Molly Phee, visitó la capital y declaró a los medios que “Guinea Ecuatorial tiene un papel importante (…) en el comercio internacional y en el sector de hidrocarburos. Es un país que juega un papel positivo en la comunidad de las naciones y en África Central”. Estas palabras fueron reproducidas con entusiasmo en el portal del PDGE, como parte de un comunicado que lleva por título “Guinea Ecuatorial y Estados Unidos refuerzan sus relaciones de amistad y cooperación”.
Para la Unión Europea, en tanto, Guinea Ecuatorial es una fuente de gas natural, en momentos en que intenta desembarazarse de la dependencia de los hidrocarburos rusos. España y Francia son dos importantes clientes.
Aquí se ve la doble vara del imperialismo, que tolera al dictador petrolero mientras agita la bandera de los derechos humanos como pretexto para bloquear a Cuba y Venezuela.
Ubicado sobre el Golfo de Guinea, una parte del país está sobre el continente y la otra es insular.
Es cierto, no obstante, que la relación entre el imperialismo y los Obiang no es idílica. La justicia francesa confiscó en 2017 bienes de “Teodorín”, por considerar que provenían de una malversación de fondos públicos y de extorsión a empresarios. La justicia estadounidense, en un caso similar, arribó a un acuerdo económico con el vice.
A la vez, representantes de las embajadas de Estados Unidos, Francia y España participaron en el curso de esta campaña electoral de un acto del CPDS, lo que motivó denuncias del gobierno de “injerencia”. El acercamiento a la oposición es una señal de disconformidad y un mecanismo de presión, dado que los Obiang están cultivando relaciones con Rusia y China. Moscú provee el “99 por ciento” del armamento ecuatoguineano, según el vice. Beijing, por su parte, empezará a construir una refinería, y, según denuncia Estados Unidos, apunta a poner en pie una base naval en la zona.
A la dictadura hambreadora de los Obiang deberán batirla las masas movilizadas.
Gustavo Montenegro
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