Que las guerras alimentan contratos multimillonarios y potencian las ganancias de la industria armamentística no es ningún secreto. En el caso de Israel, la masacre cotidiana del pueblo palestino y la guerra en Ucrania tienen su correlato en contratos récord de las empresas armamentísticas -eufemísticamente denominadas “de defensa”- que impulsan el complejo militar industrial sionista. Con apenas 9 millones de habitantes, ya en 2022 Israel era el noveno mayor importador de armas del mundo y el décimo exportador (El Orden Mundial, 5/11/23).
Desde octubre, la industria bélica israelí está operando las 24 horas por día en “un esfuerzo de producción sin precedentes. Esta urgencia está impulsada por la aguda escasez mundial de armamento, los temores de un embargo de armas a Israel y los escenarios que podrían conducir a una expansión del conflicto”. La información es de Calcalist (18/7), una web de economía y negocios de Tel Aviv.
El aluvión de pedidos se explica por la invasión a Gaza y el afán sionista de extender el conflicto en Medio Oriente pero también por la decisión de la OTAN de escalar la guerra de Ucrania en Europa y avanzar sobre territorio ruso.
Elbit Systems
Elbit Systems es la principal fábricas de materiales electrónicos militares desde que, después de un cuestionado proceso de privatización, compró Military Industries (IMI Systems) en 2018, hasta entonces la mayor empresa de armamentos estatal. Desde octubre, Elbit ha ganado “miles de millones de dólares” con el suministro a las Fuerzas Armadas de proyectiles de tanque, artillería, bombas de mortero, entre otros. “En el segundo trimestre, Elbit aumentó sus ingresos un 12%, hasta alcanzar los 1.162 millones de dólares, con una cartera de pedidos récord de 21.000 millones. Sólo en los últimos meses, el Ministerio de Defensa de Israel le adjudicó contratos por casi 1.210 millones de dólares para armamento relativamente sencillo.”
Elbit recibió una oleada de pedidos a partir de la guerra mundial de la OTAN y la consiguiente carrera armamentística en Europa. Holanda, por ejemplo, compró cohetes de precisión por valor de 300 millones de dólares. Dinamarca, por valor de unos 260 millones de dólares. En julio, el Ministerio de Defensa israelí le encargó bombas de mortero por 190 millones de dólares.
Israel Aerospace Industries
La empresa estatal Israel Aerospace Industries (IAI), reconocida globalmente por sus desarrollo en defensa y tecnología aeroespacial, produce “sistemas avanzados, incluidos aviones militares y civiles, satélites, sistemas de defensa antimisiles, drones, y soluciones cibernéticas”. En el primer semestre del año, tuvo una cartera de pedidos récord de 22.200 millones de dólares. En comparación con el mismo periodo del año anterior, aumentó 12% sus ventas, con un salto del 80% en su beneficio neto, hasta los 296 millones de dólares.
IAI es el desarrollador y fabricante de los sistemas antimisiles Arrow 2 y Arrow 3, fundamentales en la interceptación de misiles balísticos lanzados contra Israel desde Yemen e Irán. También fabrica los nuevos misiles de defensa Barak MX utilizados en los buques de la Armada para proteger las plataformas de gas en el mar Mediterráneo.
En julio, IAI informó de un contrato por 2.000 millones de dólares para suministrar un sistema de defensa antiaéreo a un cliente extranjero. El mismo mes confirmó otro acuerdo, valorado en aproximadamente 1.000 millones de dólares, que implicaría la venta de un satélite espía para el ejército marroquí.
IAI y Elbit fueron históricamente empresas orientadas a la exportación, pero la invasión a Gaza produjo “un cambio notable hacia la expansión de las ventas en el mercado local”. En el segundo trimestre de 2024, las ventas de IAI al Ministerio de Defensa representaron más del 33% de sus ventas totales, que ascendieron a 444 millones de dólares, frente a aproximadamente el 27% antes de la guerra. Del mismo modo, las ventas de Elbit al mercado israelí alcanzaron los 896 millones de dólares en el primer semestre del año, lo que constituye el 28,2% de sus ingresos totales, un aumento de casi el 80% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Rafael Advanced Defense Systems
Las ventas de Rafael Advanced Defense Systems, especializada en sistema de defensa aérea, guerra electrónica, inteligencia y misiles guiados, crecieron un 34% en el primer trimestre, con un aumento del beneficio neto del 83%. “Si la guerra en Gaza y en la frontera norte se convierte en un conflicto regional a gran escala, es probable que las líneas de producción de las empresas de defensa sigan a toda marcha en el futuro inmediato”, especula Calcalist. Esto incluye misiles de defensa antiaérea de IAI y Rafael, cascos de piloto producidos por Elbit y vehículos blindados de Plasan del kibutz Sasa -¡kibutz!-, que funciona las veinticuatro horas del día.
A partir del paquete especial de ayuda de 14.000 millones de dólares de Biden, Rafael acelerará los ritmos de producción de los sistemas de defensa antiaérea David's Sling y Iron Dome, así como el desarrollo del sistema de defensa láser «Iron Beam», que se espera que esté operativo dentro de un año. IAI aumentará los índices de producción de los misiles Arrow y Barak, y la empresa estatal Tomer ya ha ampliado su infraestructura con una importante inversión para impulsar la producción de motores para estos misiles.
Apoyo imperialista
El 14 de agosto, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken aprobó un acuerdo armamentístico por valor de más de 20.000 millones de dólares, en virtud del cual Israel podrá adquirir 50 aviones F-15 AI de última generación en los próximos años. Mientras tanto, está en marcha una carrera encubierta para desarrollar mejores respuestas a los drones (UAV), que han puesto en crisis los sistemas de defensa antiaérea.
Israel desarrolló su potente industria de la muerte con el permanente e incondicional apoyo de Estados Unidos, la principal potencia militar del mundo. En los años 80, ya era uno de los principales productores de armas a nivel global, activo proveedor de las dictaduras latinoamericanas y de la Sudáfrica del apartheid.
El enclave imperialista en Medio Oriente, cuya fe de bautismo fue la Nakba, la expulsión de cientos de miles de palestinos, la quema de aldeas y las fosas comunes, hizo acopio desde entonces de una experiencia más que valorada por los explotadores de todo el mundo.
El periodista de investigación australiano Antony Loewenstein, autor del libro “El laboratorio palestino”, ha denunciado que Israel está publicitando en el mercado internacional las armas “probadas en combate” en Gaza. Son mostradas en ferias de armamento, como el Foro de Innovación en Defensa, que tuvo lugar en París a finales de noviembre de 2023. “Regularmente hay artículos en la prensa israelí que hablan de las armas que están siendo probadas en Gaza”, explica, y recuerda que médicos que han estado en la Franja dicen haberse encontrado con “heridas que nunca habían visto antes”, presumiblemente provocadas por armas novedosas.
El libro de Loewenstein describe cómo los palestinos han sido los conejillos de Indias del armamento y la tecnología de seguridad israelí desde hace décadas. “El laboratorio palestino ha sido una política estatal casi durante tanto tiempo como la ocupación israelí del territorio palestino”, escribe el autor. El libro explica que Israel ha sabido “exportar” el control sobre los palestinos, y la tecnología que ha ensayado en Cisjordania y en Gaza ha sido empleada en otros lugares para vigilar y reprimir en otras partes del mundo.
Más claro imposible: desde los años 2000, las tecnológicas que fueron naciendo en Israel y que acabarían siendo punteras en todo el mundo son “empresas de defensa cuyo objetivo principal era monetizar la ocupación y vender la experiencia de control a otro pueblo en el mercado global” (El Diario.es, 13/2).
Olga Cristóbal
22/08/2024
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