Bodart había sido sobreseído, pero la DAIA apeló y la Cámara Penal Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires revocó aquella decisión, lo que derivó en este juicio. El juicio se desarrolló a lo largo de cinco jornadas y estuvo a cargo de la jueza Natalia Molina, del juzgado de primera instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº8. La parte acusatoria presentó, entre otros, a funcionarios del INADI. El extinto instituto había calificado de "discriminatorios" los tuits de Bodart, prestándole un peldaño a esta judicialización. En defensa de Bodart dieron su testimonio, entre otros, Jorge Altamira, Adolfo Pérez Esquivel y Laura Ginsberg (Apemia). Bodart estuvo representado por los abogados María del Carmen Verdú e Ismael Jalil, de CORREPI.
La DAIA anunció que apelará la absolución una vez que se difundan los fundamentos del fallo, previsto para el 28 de agosto.
La DAIA y la derecha internacional coinciden en promover la persecución hacia toda denuncia dirigida contra el Estado de Israel. Según su relato, la denuncia contra el sionismo enmascara la forma "moderna" de antisemitismo. Se trata, por supuesto, de una definición interesada para atacar y perseguir toda expresión de denuncia contra la opresión sionista en Medio Oriente. En todo el mundo se desarrollan movilizaciones y acciones multitudinarias contra la masacre de Gaza, en las cuales intervienen importantes corrientes judías.
Esta absolución es una victoria democrática que deberá ser defendida mediante la lucha y la moviliziación política en las próximas instancias.
Jacyn
21/08/2024
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