La ofensiva de Milei y los capitalistas tiene su cara más cruda en la multiplicación de despidos tanto en el sector público como en el privado. Solo en el primer trimestre del año se perdieron 665 mil puestos de trabajo. Las patronales descargan la recesión sobre sus trabajadores dejándolos en la calle, para luego flexibilizar las condiciones laborales.
El dato proviene de un informe de CIFRA-CTA, correspondiente al primer trimestre 2024. Como vemos, la central de trabajadores se limita a oficiar de observatorio de los despidos pero no toma medida alguna para enfrentarlos. Según el informe, en comparación al mismo período del año pasado, se perdieron 100 mil empleos en el sector registrado, 347 mil en el ámbito asalariado informal y 209.400 entre los cuentapropistas.
Se constata entonces que donde no existe el derecho a la indemnización hay mayor cantidad de despidos. Parece algo obvio, sin embargo, desde el gobierno siguen sosteniendo que abaratar las indemnizaciones (reemplazándolas con el fondo de cese laboral) fomenta la creación de empleo. Por el contrario, la reforma laboral aprobada en la Ley Bases agravará la desocupación en Argentina.
Un estudio del CEPA muestra que, entre noviembre 2023 y mayo 2024, el 70% de los despidos (265.308 en el sector registrado) fueron en grandes empresas (de más de 500 empleados). Es decir, a pesar de contar con los recursos para preservar los puestos de trabajo, estos capitalistas se deshacen de sus trabajadores para luego contratar nuevos en condiciones más precarias (la ampliación del período de prueba contemplado en la Ley Bases apunta en ese sentido), aumentar los ritmos de producción y presionar a la baja los salarios. Es por eso que el movimiento obrero no puede ni debe hacer causa común con sus patronales, sino intervenir de forma independiente en defensa de sus propios intereses.
En paralelo a que cada vez más gente se queda sin trabajo en Argentina, uno de cada 10 debe buscar más de un empleo para poder llegar a fin de mes. Al mismo tiempo, en los primeros tres meses del año, 230 mil personas abandonaron la categoría de población económicamente activa (ocupados o demandantes de empleo), en parte por la frustración que significa buscar trabajo y no encontrarlo debido al contexto recesivo; sin ir más lejos, la tasa de contratación se encuentra en pisos históricos. Son las distintas aristas de la ofensiva antiobrera en curso, que condena a algunos a una sobrecarga laboral extenuante, mientras deja sin trabajo a muchos otros.
Por su parte, los salarios aún no se han recuperado del golpe devaluatorio de diciembre 2023. Entre noviembre del año pasado y junio 2024 el sueldo promedio del sector privado registrado cayó 5,4% y el del sector público sufrió una pérdida del 18,9% en ese período. La estampida inflacionaria que desató la devaluación afectó a los más pobres: en el primer trimestre 2024, el conjunto de los ingresos familiares per cápita sufrió una reducción de 20,7% en su poder de compra, pero esta fue del 26% en el caso de los hogares del estrato socioeconómico bajo. Ni qué decir de las jubilaciones mínimas, que en los primeros siete meses del 2024 perdieron el 24,3% de su poder adquisitivo, en comparación interanual.
Con todo, entre el primer trimestre 2023 y el primer trimestre 2024, el peso de la masa salarial sobre el producto bruto retrocedió 3,3 puntos y 10,8 puntos en los últimos ocho años. Asimismo, desde 2016 creció 5 puntos el Excedente de Explotación, es decir, lo que se apropian las patronales del valor creado por el obrero durante la jornada de trabajo. Finalmente, los que buscan el origen de la huelga de inversiones en el supuestamente “elevado” costo laboral de Argentina, ocultan que el mismo está en caída libre y que lo que quieren en verdad es confiscar cada vez más a los trabajadores.
Esta realidad amerita una respuesta obrera contundente. Las centrales sindicales que deberían organizarla han pactado la reforma laboral con el gobierno y dejan pasar los despidos y las paritarias a la baja. Por lo tanto, tenemos el desafío de construir desde las bases la huelga general para derrotar esta sangría, tarea asociada a la de recuperar los cuerpos de delegados en cada lugar de trabajo y ponerlos a disposición de la lucha. El Plenario Nacional de la Coordinadora Sindical Clasista del 14 de septiembre contribuirá en ese objetivo.
Sofía Hart
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