Cuando en el mes de marzo de este año Bush realizó una gira por cinco países latinoamericanos, inició una ofensiva diplomática cuyo propósito era dividir a un grupo de países en los que la acción de sus pueblos permitía consolidar una alianza de corte nacionalista que perjudicaba los intereses presentes y futuros de Estados Unidos.
Era imprescindible para los intereses imperialistas separar lo que ellos llamaron la “izquierda buena” (Brasil, Uruguay, Argentina), de la “izquierda mala” (Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador). En relación con los peones, lo importante era contentarlos un poco y fortalecer el papel que estos juegan diariamente al lado de Estados Unidos.
Bush siguió la táctica de buscar aliados comerciales y repartir el dinero que llevaba en su maletín, que en la mayoría de los casos eran créditos y promesas para que los países pudieran adquirir suministros en Estados Unidos, lo que a la larga disminuyó los inventarios circulantes de la nación norteamericana y en cierta medida el desempleo. Aquí comenzó la aplicación del viejo aforismo norteamericano “engaña a unos cuantos, compra a los otros y a los que no puedas engañar o comprar, liquídalos”. Ahora están en la fase del engaño y la compra. Después vendrá la de liquidar a los que no se puedan engañar o comprar.
Entre los ofrecimientos de Bush se encontraba la multimillonaria compra de Etanol a Brasil, con lo que cambiaría combustible por papeles convertidos en dólares de los que ellos emiten. A Uruguay le prometió un comercio más amplio y con ventajas. Colombia recibió la garantía de continuar recibiendo ayuda militar siempre y cuando mantenga un grado de hostilidad hacia Venezuela. En Guatemala y México sus promesas estuvieron centradas en disminuir la presión contra la inmigración ilegal, algo que fue poco creíble por los gobiernos de esos países.
Según afirmó Tony Snow, portavoz de Bush, “ El presidente se marchó muy satisfecho, pues estableció cálidas relaciones con lideres latinoamericanos que creen en el libre mercado, en la democracia, y entienden y aprecian el papel de Estados Unidos en la región''. El objetivo confeso de la gira era volver la mirada a la región, sumida en un sentimiento de abandono después que Bush incumpliera la promesa de su inicio de mandato, de dar prioridad a América Latina. Como algunos dijeron, descubrir que América Latina aún existe.
Otra acción importante en la ofensiva diplomática norteamericana se materializó con la Conferencia sobre el Caribe, efectuada en Washington del 19 al 21 de Junio y a la que asistieron los Jefes de Estado de Comunidad del Caribe Antigua y Barbuda, Islas Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nevins, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, y Trinidad y Tobago.
La declaración final de esta conferencia reafirmó el respeto de estos países por la democracia, los derechos humanos y la justicia social. Se expresó el valor de la amistad mutua y el compromiso para fortalecer la alianza con Estados Unidos. Se reconoció el valor de la alianza económica de estos países con Estados Unidos y el esfuerzo realizado por Bush por que se prorroguen la Ley de Promoción Comercial en la Cuenca del Caribe y el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión de 1991( observe que este tiene más de 10 años)
Se planteó la necesidad de estrechar la cooperación en materia de salud y apoyar los esfuerzos que se realizan por medio del Plan de Emergencia del Presidente para el alivio del SIDA en el Caribe. En cuanto al problema energético se delineó un plan para ayudar a los estados caribeños a liberarse de la dependencia de los combustibles fósiles (petróleo) y conjuntamente con otros países latinoamericanos (Brasil) desarrollar la producción de etanol para utilizarlo como combustible. (''Brasil y Estados Unidos tienen la capacidad de liderar el camino para fomentar los biocombustibles en Centroamérica y el Caribe” afirmó Bush en una breve declaración durante su estancia en Brasil)
Los países allí reunidos reconocieron la naturaleza multidimensional de las amenazas y problemas de seguridad que se afrontan y se comprometieron a colaborar con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, el tráfico de armas y la delincuencia transnacional.
No podía faltar en la declaración conjunta el reconocimiento a Estados Unidos que por medio de su gobierno y de los ciudadanos caribeños estadounidenses han ayudado a que esa nación continúe “contribuyendo al crecimiento y desarrollo del Caribe.”
Para respaldar esta ofensiva y poder mostrar que se está haciendo algo en relación con lo acordado, la administración Bush ha solicitado al Congreso un presupuesto de 1,500 millones de dólares para el año fiscal que se inicia el primero de octubre del 2007. La Corporación del Desafío del Milenio ha concretado acuerdos de ayuda adicional por un monto de 900 millones de dólares.
Dentro de los 1,500 millones no podía faltar una asignación destinada a mejorar la seguridad de la región. Entre otros proyectos con ese fin está el programa Amistad Duradera (Enduring Friendship) dirigido por el Comando Sur del Departamento de Defensa, cuyo presupuesto de 75 millones de dólares esta destinado a que los países del Caribe puedan prepararse y responder amenazas y situaciones de emergencia en sus aguas territoriales. Las armas y equipos para ese programa los venderá Estados Unidos y la preparación del personal se efectuará en Academias Militares norteamericanas. Será como pasarse el dinero de un bolsillo al otro.
Poco podrán hacer estos dólares para mejorar las condiciones del Caribe y América Latina, pues anualmente la región recibe más de 95,000 millones de dólares en remesas y donativos benéficos de organizaciones no gubernamentales y fundaciones empresariales y sin embargo no se han podido mejorar las condiciones de vida, salud y educacionales de los pueblos de América.
Los 2,400 millones de Bush se perderán como una gota de agua en el mar. Lo que se compre y gaste se hará en Estados Unidos, a empresas norteamericanas que determinarán los precios y tratarán como en otras ocasiones de salir de los inventarios obsoletos. Lo que llegue a los países, seguramente irá a parar a muy pocos bolsillos como ha pasado siempre. Pudiera decirse que será una ayuda “virtual”.
Lo que los funcionarios norteamericanos han calificado como una “agenda positiva” tiene como finalidad contrarrestar la política de ayuda y solidaridad que ha estado desarrollando Venezuela con el fin de reducir la pobreza y mejorar la situación social de los pueblos latinoamericanos. El New York Times en un editorial, el día 7 de marzo del 2007, daba las gracias al Presidente Chávez por haber ''forzado a Washington a tener una política más progresista'' para América Latina.
La llamada “agenda positiva” incluye el envío del barco hospital Confort que deberá atender 85,000 pacientes y realizar 1,500 operaciones en el Caribe, América Central y del Sur. Además se destinaron 5 millones de dólares al Centro de Caribeño de Formación de Maestros para la superación de 12,000 maestros.
Con estas acciones se trata de dar un golpe de efecto para poder mostrar la preocupación de la administración Bush por la educación y la salud pública en la región. Las cifras no resisten el más mínimo análisis; cualquier isla caribeña tiene más de 85,000 personas que requieren cuidados médicos y 12,000 maestros que deben pasar cursos de superación. Otra ayuda “virtual”.
Las acciones relacionadas con la ofensiva han continuado. Los días 11 y 12 de Julio de este año, promovido por el Departamento de Estado se efectuó en Washington el Foro Puente Democrático OEA- Unión Africana.
Sobre el propósito de este Foro, el representante permanente de Estados Unidos ante la OEA, J. Robert Manzanares declaro que con el mismo "están profundizando un diálogo importante sobre la cooperación interregional para la gobernabilidad democrática. Consideramos que es un gran paso para ambas regiones. Aprovecha también los esfuerzos en curso de la Comunidad de Democracias para resolver efectivamente, y de manera estratégica, los desafíos a la democracia".
Como es lógico pensar, los desafíos a la democracia a los que se hacen referencia en la declaración son las acciones en que se involucran Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. La cooperación interregional de la que se habla son las acciones conjuntas que Estados Unidos pretende organizar contra “la izquierda mala”, en las que quieren involucrar también a los países africanos.
La estrategia que se está tratando de desarrollar contra los que mantienen una política independiente y soberana se inicia con esta ofensiva diplomática que tiene como objetivo aislarlos, tratar de cortar los vínculos diplomáticos, económicos y culturales entre ellos y el resto de los países de la región y del mundo.
Además de la ofensiva diplomática, otras agencias del gobierno norteamericano están haciendo su trabajo para crear un ambiente propicio que facilite las acciones tendientes al aislamiento y a la vez establecer antecedentes para justificar una posible agresión.
El "mayor riesgo" para la democracia en América Latina está en Venezuela y Bolivia, según un análisis de inteligencia difundido el miércoles 11 de julio, que destaca también a "críticos de la economía de libre mercado" en Ecuador y Nicaragua. El propio informe sostiene que en Cuba se produciría este año "posiblemente el fin" del dominio de Fidel Castro, pero "un cambio político positivo no parece probable de inmediato". El análisis fue presentado al Comité de los Servicios Armados de la Cámara de Representantes por Thomas Fingar, Subdirector de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), en una audiencia de evaluación de la seguridad global. Lo acompañaron durante la presentación John Kringen, Director de Inteligencia de la CIA y Robert Cardillo, Subdirector de Análisis de DIA.
Aquí quedó claro, según la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, cuales son los países que ponen en riesgo la democracia en América Latina, por si los asistentes al el Foro Puente Democrático OEA - Unión Africana todavía no se habían dado cuenta de que países estaban hablando.
El propio día 11, cuando intervino en la conferencia del llamado Puente Democrático, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice terminó de aclarar las dudas. Según planteó, el “nuevo puente” debe fomentar la democracia y los derechos humanos en Cuba, Darfur y Zimbabwe, entre otros pueblos. Lo que se trata de fomentar por parte de Estados Unidos es un puente por el que la subversión y el intervencionismo llegue a los países; una coalición que fomente el aislamiento de los que no se sumen a ella.
Como parte de la estrategia, logrado el aislamiento, el próximo paso debe ser tratar de poner en práctica la teoría de la “regresión” que tuvo éxito en Guatemala, Nicaragua, Granada y Panamá, aunque fracasó en Cuba.
La ¨regresión” se aplicará individualmente. Comenzará su aplicación después de tener éxito en provocar una situación donde la “ingobernabilidad” se haya puesto de manifiesto en el país y la “democracia” en una crisis tal, que para implantar la paz, el orden y proteger a la población sea necesario la intervención humanitaria de las fuerzas armadas de Estados Unidos las que garantizarán la instauración de un régimen “legítimamente democrático.”
Terminada la acción pacificadora en un determinado país, la situación debe reproducirse en otro. Nuevamente “el destino manifiesto” pondrá en funcionamiento los mecanismos de la “regresión” para continuar salvando, país por país, a la población de América Latina. La teoría del “dominó” aplicada a los países de la “izquierda mala” para ir eliminando sus actuales gobiernos uno por uno.
El objetivo principal de este plan es la eliminación de la coalición del ALBA. Se considera que cada gobierno que caiga será un golpe contra Cuba, sus relaciones internacionales, sus posibilidades de desarrollo económico y el bienestar de su pueblo. Ese es el quimérico razonamiento yankee sobre la fórmula que debe aplicarse para tratar de doblegar al pueblo cubano y su revolución.
Néstor García Iturbe
El autor es Doctor en Ciencias Históricas. Miembro del Consejo Científico y del Consejo Asesor del ISRI.
Fuente: Cubarte
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