La pobreza en el mundo, lejos de disminuir, va en aumento debido a que impera un sistema económico que no sólo se olvida de ella, sino que la tolera y aprueba, aseguró Jan Pronk, ex jefe de la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Sudán.
Al participar en la 28 reunión del Consejo Internacional de Amnistía Internacional (AI), realizada en esta ciudad, el especialista aseguró que en los últimos 15 años la brecha entre ricos y pobres ha aumentado considerablemente, pues en la década de los 90 una persona de clase alta tenía 30 veces más que una pobre. Actualmente esa cifra es de 130 a uno.
Pronk consideró que a ese ritmo las Metas del Milenio, que los estados miembros de la ONU se comprometieron a cumplir antes de 2015, no serán alcanzadas. En lo que toca a niveles internacionales de pobreza, destacó, al menos mil 500 millones de personas, un tercio de la población mundial, vive con menos de un dólar al día.
Durante el encuentro, en el que participaron más de 400 activistas de AI de 70 países, Pronk subrayó que los objetivos de reducir la pobreza y la mortalidad femenina e infantil, mejorar la sanidad, la educación y asegurar la natalidad -las Metas del Milenio- podrían no cumplirse en el tiempo establecido. "El mundo está fallando a la gente nuevamente".
En su turno, Nader Fergany, autor del informe sobre desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas sobre el Desarrollo, denunció que el gasto de Estados Unidos en la ocupación de Irak y Afganistán sería suficiente para acabar dos veces con la pobreza del mundo.
"Las maneras de asegurar la paz y de reducir la desigualdad no han sido adecuadas, pues han estado subordinadas a la superpotencia mundial, que las ignora. Estamos ante una situación en la que ésta manipula las disposiciones de los gobiernos locales para sus intereses y, desafortunadamente, China e India, que serán las próximas potencias, no prometen un futuro rosa para los derechos humanos", indicó Fergany.
El especialista del PNUD indicó que las potencias mundiales, en lugar de combatir la pobreza y garantizar los derechos humanos, están creando más desigualdad, porque así conviene a sus intereses.
Por su parte, Ruth Zubaida, directora de Intercambio Intercultural de Internacional de Mujeres -organización que promueve la igualdad y la justicia en las relaciones humanas-, consideró que la problemática de la pobreza se agrava cuando se aborda el tema de la mujer. "En la brecha entre ricos y pobres podemos observar que las últimas en la lista son las mujeres", apuntó.
Estas, explicó, no gozan del derecho a una vida saludable. Muchas son violadas y agredidas sexualmente por quien se supone debería protegerlas, es decir, por sus parejas. Agregó que 99 por ciento de mujeres y niños en el mundo padece abusos por los estados, que "firmaron y ratificaron acuerdos internacionales, pero llegan a sus casas y los guardan en el cajón".
Para Hernando de Soto, presidente del Instituto Libertad y Democracia, con sede en Lima, Perú, el fenómeno de la desigualdad no se trata sólo de "pobreza absoluta", sino de un concepto de "riqueza relativa", debido a que las diferencias entre ambas clases sociales han aumentado.
Indicó que cuando se garantizan los derechos económicos de los pobres, el resto de las garantías "se van acomodando"; empero, subrayó, "no hay manera de que los pobres puedan avanzar con las actuales reglas del mundo globalizado".
El especialista expresó que aunque haya naciones con demasiados recursos naturales, como el petróleo, éstos no generan riqueza, sino que ésta se dará con un "buen gobierno", que administre los recursos para agregarles plusvalía.
Refirió que las empresas se han visto beneficiadas por los gobiernos de diferentes países para arrebatar a los más pobres sus tierras, debido a que las industrias podrán corromper a los funcionarios, "pero jamás a la gente humilde y pobladora milenaria de esas tierras ricas en recursos naturales".
Durante la reunión mundial de AI, se propuso que para combatir el problema de la desigualdad es necesario modificar la ONU, para que ésta se haga responsable de la situación de los estados que la conforman, generar más interés por el trabajo de la sociedad civil y poner atención a la labor de los jóvenes ante los desafíos mundiales.
Emir Olivares Alonso
La Jornada
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