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sábado, mayo 09, 2009
1952. La verdadera revolución boliviana
"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.Rodolfo Walsh
Cuando los “progres” y la izquierda posible nos quieren pintar a Evo Morales como el revolucionario a seguir, creyendo que con los votos de esta democracia todo se puede, no podemos menos que recordar lo que hicieron los mineros y obreros bolivianos en abril de 1952. Destruyeron al ejército represor, tomaron las ciudades, impartieron justicia, aplicaron en gran medida un programa (Tesis de Pulacayo), que Evo no sueña ni en pesadillas. ¿Qué nos falto para tomar el poder casi siete años antes que en Cuba y con los obreros al frente?
“Toda huelga es el comienzo potencial de la guerra civil y a ella debemos ir debidamente armados. Nuestro objetivo es vencer y por ello no debemos olvidar que la burguesía cuenta con ejércitos, policías y bandas fascistas. Nos corresponde pues organizar las primeras células del ejército proletario. Todos los sindicatos están obligados a formar piquetes armados con los elementos más jóvenes y combativos”. Tesis de Pulacayo votadas por los mineros de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.
Un poco de historia
En 1950, la población total de Bolivia ascendía a 3.100.000 habitantes., de los cuales 1.700.000 eran indígenas, es decir el 55 %.. La población urbana era del 23 % del total y sólo el 31 % de esta última estaba alfabetizada. El 6% de los propietarios, que poseían 1.000 hectáreas o más, poseían el 92 % de la tierra, mientras que el 60 %, con 5 o menos hectáreas, tenían menos del 2 %. del total del territorio. En tremendo caldo de cultivo y de explotación hervía la más profunda revolución dirigida por obreros de Latinoamérica.
En Bolivia entre la primera y la segunda guerra mundial había una profunda inestabilidad política y económica. Sobre una estructura económica atrasada y arcaica se desarrolla, potenciada por la demanda de la industria militar, una de las principales plazas de producción de estaño del mundo. La industria minera boliviana se concentraba en tres grandes compañías multinacionales,las de Simón Patiño, Guillermo Aramayo y Mauricio Hoschild, que controlaban la mayor parte de la minería boliviana.
Hacia 1920 Patiño logró el control de los ricos yacimientos de Uncía y Llallagua, y en 1924 constituyó la “Patiño Mines & Co”, una compañía formada por el poderoso millonario junto con accionistas yankis, que fijó su residencia en el estado de Delaware, en Estados Unidos. Desplegando modernos criterios empresariales, Patiño constituyó un holding internacional, con yacimientos, empresas y fundidoras del metal en distintos países del mundo. En esa época se calculaba que sus ingresos anuales eran similares o mayores a los del Estado boliviano. Patiño abastecía al 10% del mercado mundial.
La revolución de abril de 1952 no fue un hecho que cayó del cielo, mas bien ascendió de los subsuelos. Por un lado, fue expresión en el país de las condiciones de la lucha de clases internacional en la posguerra. Hacia 1948 la política del stalinismo en el poder en la U.R.S.S., en consonancia con los acuerdos contrarrevolucionarios de Yalta y Postdam, había logrado frenar el ascenso revolucionario en Europa, pero una ola revolucionaria se extendía por toda la “periferia” capitalista.
La rebelión del mundo colonial y semicolonial, aprovechando la debilidad de los imperialismos vencedores y vencidos, con el triunfo de la revolución china en 1949 y el gran ascenso en la India que daría lugar a la independencia del país como puntos culminantes, son el marco mundial en que se van a desarrollar los acontecimientos revolucionarios de abril de 1952 en Bolivia.
Estas condiciones de desplazamiento de la revolución proletaria del centro a la periferia capitalista serían características del período que va de fines de los ‘40 a fines de los ‘60.
Esta situación permitió surgir distintos regímenes nacionalistas burgueses como el de Cárdenas en México, Perón en Argentina, Vargas en Brasil, y los gobiernos de Toro, Busch, Villarroel, en Bolivia., que ante la ofensiva colonizadora norteamericana realizaban algunas concesiones al movimiento obrero a la vez que buscaban la neutralización y domesticación de éste como fuerza independiente.
El peso de los Barones del estaño en Bolivia dio forma al régimen conocido como La Rosca que era pro imperialista y represivo y que intentará mantenerse en pie luego de la crisis mundial de 1929, con su consecuente caída de los precios primarios, recurriendo a una guerra fraticida con Paraguay; donde las FFAA bolivianas son derrotadas.
Esta derrota divide al ejército y surge un ala nacionalista con un discurso “antioligarquico” y populista que, en 1936, instaura el régimen conocido como el “socialismo militar”. Las FFAA ante la agitación popular contra La Rosca intentan arbitrar entre las clases sociales, disciplinando a la burguesía y procurando apoyarse en una alianza con los sectores populares, al estilo Perón en Argentina, para contrarrestar la presión del imperialismo y poner algunos límites a los Barones del Estaño.
En 1937 estatiza los bienes de la Standard Oil, la Royal Dutch Shell y crea Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB), mientras funda la Confederación Nacional Sindical (CNT) como base de apoyo al gobierno. La oposición rosquera se une contra el “socialismo militar” y el presidente, el General Busch, se suicida en 1939
El nuevo gobierno apunta sus fusiles contra los mineros en la masacre de la mina de Catavi en 1942 y muestra que la crisis sigue abierta. Un golpe palaciego intenta destituir a La Rosca, la logia militar RADEPA (Razón de Patria), que reivindica al “socialismo militar”, acompañado por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido de políticos pequeño burgueses nacionalista y antinorteamericano, aporta ministros al gobierno de Gualberto Villarroel que surge de la asonada.
Este, sobre todo gracias a la fracción del MNR de Paz Estenssoro, establece vínculos con los sindicatos, apoyando la fundación, en 1944, de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB).
La politización y radicalización de las masas aumenta, el PIR, Partido Comunista en Bolivia, crece en número e influencia. Su política esta teñida por la orientación dada por la URSS. Los comunistastoman una postura opositora frente al nuevo Gobierno pero no poseen una posición independiente, sino que se ubica del “bando” Aliado contra el “Eje”nazifascista.
A mediados de 1946 se sucede una revuelta popular urbana que termina colgando al Presidente Villarroel de un farol de la plaza de La Paz. El PIR que se pone a la cabeza del movimiento le entrega inmediatamente el poder a La Rosca, ingresando como ministros del nuevo gobierno pro norteamericano.
Las Tesis de Pulacayo
En 1946 en el socavón de la mina de San León a 4.620 mts. sobre el nivel del mar, en el Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) se votan las Tesis de Pulacayo, programa que teñirá la tradición combativa y de acción directa de la clase obrera boliviana hasta nuestros días. Las tesis comienzan afirmando que “El proletariado, aún en Bolivia, constituye la clase social revolucionaria por excelencia.
Los trabajadores de las minas, el sector más avanzado y combativo del proletariado nacional, define el sentido de la FSTMB”.Con una fuerte influencia de los trotskistas del POR, las Tesis constituyen un programa de consignas transicionales: aumento automático de salarios, semana de 40 horas de trabajo, ocupación de las minas, control obrero de la producción, apertura de las cuentas comerciales, fondos de huelga, y el armamento de los trabajadores.
Dice así: “Toda huelga es el comienzo potencial de la guerra civil y a ella debemos ir debidamente armados. Nuestro objetivo es vencer y por ello no debemos olvidar que la burguesía cuenta con ejércitos, policías y bandas fascistas. Nos corresponde pues organizar las primeras células del ejército proletario. Todos los sindicatos están obligados a formar piquetes armados con los elementos más jóvenes y combativos”.
Las Tesis fueron un avanzado programa de acción, tendiente a la independencia de clase. El programa era un claro cuestionamiento a la propiedad privada de los capitalistas.
Espantados por lo sucedido, Patiño y los barones del estaño publicaron las Tesis en los principales diarios del país para presionar al gobierno a actuar. Sin embargo, los capitalistas lograron hacer lo que no podían los mineros: propagar con la rapidez de un rayo el programa que los mineros bolivianos acababan de votar.
Con el apoyo de los comunistas del PIR, el gobierno descarga una fuerte represión sobre las organizaciones mineras. El MNR es proscrito y el gobierno lleva adelante la conocida “masacre blanca” en la mina Siglo XX. Pierde todo apoyo popular y se ve obligado a llamar a elecciones. En 1951 se realizan elecciones presidenciales, ganando la fórmula del MNR con sus candidatos en el exilio de Argentina; Paz Estenssoro y Siles Zuazo. El Ejército anula las elecciones y da un golpe.
La insurrección obrera de abril
En respuesta al golpe el 9 de abril de 1952 el MNR se levanta en armas junto a un sector de las Fuerzas Armadas y la policía. Los golpistas del ejercito en el gobierno bombardean los barrios obreros de La Paz y luego de un día de combate tenían suficientes fuerzas para reducir la insurrección en la capital, pero su posición se hizo insostenible cuando su línea de retirada es cortada por destacamentos armados de obreros de Milluni que habían capturado un tren de municiones y desencadenado un ataque sobre la base militar de El Alto.
El ímpetu obrero aumenta cuando la ciudad de Oruro cae en manos de los insurgentes, pero el General al mando que apoyaba al MNR ,tomando nota del verdadero “carácter” del movimiento, retrocede y dispara sobre las masas concentradas en la Plaza, las que responden tomando las comisarías, los cuarteles y apoderándose de la ciudad.
En otros casos carabineros simpatizantes del MNR toman pacíficamente las ciudades y poblados. Las tropas huyen en desbandada dejando sus uniformes y armas esparcidas por toda La Paz por temor a la venganza popular: “Miles de mineros bajaban a las ciudades portando amenazadoramente cartuchos de dinamita. Los campesinos también se armaban. Y en las ciudades, cada uno escogía el arma que más le gustaba”.
Como resultado de la insurrección triunfante, las Fuerzas Armadas y la Policía del estado burgués fueron completamente destruidos y su lugar lo ocuparon las milicias obreras y campesinas, con más de 40 mil hombres, organizadas en la Central Obrera Boliviana (COB). Como dice una crónica de un diario paceño el 1 de mayo de 1952: “las fuerzas rendidas del ejército desfilaron por la ciudad custodiadas por milicias revolucionarias que encabezaba el Comando Obrero”
No obstante, el aparato y la ideología del estado burgués en su conjunto no fue destruido y las masas armadas terminaron depositando el poder en manos del MNR.
Doble poder ¿es lo mismo que cogobierno?
Si bien formalmente en el gobierno esta Paz Estenssoro, la Central Obrera Boliviana (COB), que fue fundada el 17 de abril, es el poder real en Bolivia. En estos días actúa como un organismo político de frente único de las masas armadas (mineros, obreros, vecinos, jóvenes). Con la COB la clase obrera tomaba en sus manos la resolución de sus problemas. A riesgo de ser destituidas a las autoridades del Estado burgués no les quedaba más remedio que someterse a sus decisiones.
Las minas son nacionalizadas y los sindicatos integrados a la dirección de la nueva empresa estatal con poder de veto. Estos se dotaron de atribuciones legislativas, ejecutivas e incluso facultades de impartir justicia. Su iniciativa prendió la mecha de la rebelión en las ciudades y en el campo planteándose que la COB tomara el poder y terminara de sepultar al Estado burgués, derrocando a Paz Estenssoro y estableciendo un gobierno obrero y campesino basado en las milicias obreras, la única fuerza militar existente por entonces.
Sin embargo, la COB, dirigida por Lechín, sostuvo al “camarada presidente” y se integró al gobierno ocupando dos ministerios. El flamante ministro Lechín se encargó de transformar a la COB en un apéndice del Estado burgués. El POR trotskista, con autoridad entre las masas obreras llegando a tener 6 de los 13 integrantes del Comité Central de la COB, termina llamando a la izquierda del MNR a hacerse cargo del poder reclamándole “más ministros obreros”, como la vía para la dictadura del proletariado.
Sin alianza obrero-campesina.
Al no avanzar la clase obrera en hacerse efectivamente del gobierno desalojando a Paz Estenssoro y a Lechin, no pudo concretar la necesaria alianza obrera y campesina, quedando el poder y la iniciativa en manos de la burguesía “nacionalista” que otorgó ciertas demandas democráticas para sacar a las masas de la calle como el sufragio universal y una reforma agraria limitada (la mayoría de las tierras habían sido expropiadas ya por la acción directa de los campesinos armados).
Estas medidas le sirvieron para ganar apoyo entre los campesinos, que luego utilizó para enfrentar la “prepotencia sindical de la COB” y sepultar una a una las conquistas del proletariado. En 1953, Estenssoro promulga un decreto para la reconstrucción de un ejército regular. Entre 1952 y 1956, Bolivia vive un período hiperinflacionario, el MNR tiene que apelar cada vez más a prácticas clientelísticas y corruptas y termina firmando un Plan de Estabilización económica bajo asesoramiento de la embajada yanqui y el FMI.
La revolución, al no completar su dinámica socialista concentrando el poder en manos de los trabajadores en alianza con los campesinos y los sectores pobres de las ciudades, no puede avanzar siendo derrotada por el rearme y la iniciativa del nacionalismo burgués, que aprovecha la irresolución del doble poder para recomponer el Estado y sus instituciones.
Conclusiones
No podemos afirmar que si la consigna ¡Todo el poder a la COB! se hubiese hecho realidad la revolución obrera hubiese triunfado pero si que era indispensable para barrer de la dirección del proletariado a la burocracia de Lechin Oquendo y así encaminar al proletariado a la conquista del poder. Para el POR no era el tiempo de generar las condiciones para desplazar a Lechín, sino la de presionarlo con lo cual colaboro en quela COB no funcione en base a delegados obreros revocables. Así los dirigentes sindicales del MNR, eludieron rendir cuentas directas ante las bases obreras movilizadas y armadas, convirtiéndose el POR en mero consejero “de izquierda”de Lechín y compañía.
El POR igualando falsamente la política de “más ministros obreros” en el gobierno del MNR con el “fuera los ministros capitalistas” al gobierno provisional de parte de los bolcheviques en 1917, desnaturalizó la táctica leninista de la revolución rusa de “gobierno obrero y campesino”, utilizándola no en su forma “antiburguesa y anticapitalista”, como recomendaba Trotsky, sino en la forma oportunista en que la utilizaba la III Internacional bajo el dominio de Stalin, “transformándola de un puente a la revolución socialista en el principal impedimento en su camino” ( en el Programa de Transición).
A los heroicos mineros y trabajadores bolivianos que desde 1952 cada vez que bajan a La Paz lo hacen con cartuchos de dinamita y gritando cantos del 52 no les alcanzo con la valentía y tantísimos muertos y presos. Les falto transformar a la COB desde abajo eligiendo y controlando delegados revocables que respondieran ante sus bases, les falto fortalecer la alianza con los campesinos y pobres de las ciudades tomando en sus manos sus reivindicaciones como el voto irrestricto, la expropiación de tierras, alquileres baratos, milicias propias, alimentos accesibles, educación para todos, por medio de organismos soviéticos y para esto debían tener un partido que les transmitiera la experiencia histórica de la revolución rusa y de las revoluciones derrotadas de posguerra. Y el POR no estuvo a la altura de los mineros.
No hubo revolución obrera y socialista, nos derrotaron, pero cada vez que veo a los mineros bolivianos bajar a La Paz rebosantes del ‘52 y de cartuchos de dinamita, y a la policía corriéndose porque saben que con ellos no se jode, se me eriza la piel. Horacio Ramos
Lo votado en 1946 por los obreros de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
-El proletariado, aún en Bolivia, constituye la clase social revolucionaria por excelencia. Los trabajadores de las minas, el sector más avanzado y combativo del proletariado nacional, definen el sentido de lucha de la FSTMB.
-El proletariado se caracteriza por tener la suficiente fuerza para realizar sus propios objetivos e incluso los ajenos. (…) El eje económico de la vida nacional será también el eje político de la futura revolución. (…)
-Los trabajadores del subsuelo no insinuamos que deben pasarse por alto las tareas democrático-burguesas: lucha por elementales garantías democráticas y por la revolución agraria anti-imperialista. Tampoco negamos la existencia de la pequeña burguesía, sobre todo de los campesinos y de los artesanos. Señalamos que la revolución democrático-burguesa, si no se la quiere estrangular, debe convertirse sólo en una fase de la revolución proletaria. (…)
-(…) Los trabajadores una vez en el poder no podrán detenerse indefinidamente en los límites democrático-burgueses y se verán obligados, cada día en mayor medida, a dar cortes siempre más profundos en el régimen de la propiedad privada, de este modo la revolución adquirirá carácter permanente.
- (…) No podemos cerrar los ojos ante la evidencia de que la lucha contra los patronos es una lucha a muerte, porque en esa lucha se juega el destino de la propiedad privada. No reconocemos, tregua en la lucha de clases. La presente etapa histórica (…) sólo podrá ser superada cuando desaparezcan las clases sociales, cuando ya no existan explotados ni explotadores. (…)
-(…) La democracia burguesa es un lujo demasiado caro, que solamente países que han acumulado mucha grasa a costa del hambre mundial pueden darse. En países pobres, como el nuestro, los obreros en un momento determinado están condenados a enfrentarse con la boca de los fusiles. (…)
-(…) La FSTMB nunca irá a formar parte de los gobiernos burgueses, pues eso significaría la más franca traición a los explotados y olvidar que nuestra línea es la línea revolucionaria de la lucha de clases.
- Salario básico vital y escala móvil de salarios. (…) Pongamos fin a la eterna maniobra de anular los reajustes de salarios mediante la depreciación del signo monetario y por la elevación casi siempre artificial, de los precios de los medios de subsistencia. (…)
- Semana de 40 horas de trabajo y escala móvil de horas de trabajo.- La tecnificación de las minas acelera el ritmo del trabajo del obrero. La propia naturaleza del trabajo en el subsuelo convierte la jornada de 8 horas en excesiva y que aniquila en forma inhumana la vitalidad del trabajador. La lucha misma por un mundo mejor exige que en alguna medida se libere al hombre de la esclavitud de la mina.
- Ocupación de minas. (…) Si los patronos se encuentran incapacitados de otorgan a sus esclavos un pedazo más de pan; si el capitalismo para subsistir se ve obligado a atacar el salario y las conquistas alcanzadas, si los capitalistas responden a todo intento reivindicacionista con la amenaza del cierre de sus instalaciones, no les queda a los trabajadores más recurso que ocupar las minas y tomar por su cuenta el manejo de la producción. (…)
- Control obrero en las minas. La FSTMB apoya toda medida que tomen los sindicatos en sentido de realizar un efectivo control de los obreros en todos los aspectos del funcionamiento de las minas. (…) A los reformistas que hablan de los sagrados derechos del patrón, opongamos la consigna de Control Obrero de las Minas.
- Armamento de los trabajadores.(…) Si queremos evitar que la masacre de Catavi se repita tenemos que armar a los trabajadores. Para rechazar a las bandas fascistas y a los rompehuelgas, forjemos piquetes obreros debidamente armados. (…) Toda huelga es el comienzo potencial de la guerra civil y a ella debemos ir debidamente armados. Nuestro objetivo es vencer y para ello no debemos olvidar que la burguesía cuenta con ejércitos, policías y bandas fascistas. Nos corresponde, organizar las primeras células del ejército proletario. Todos los sindicatos están obligados a formar piquetes armados con los elementos jóvenes y más combativos.
-(…) La colaboración revolucionaria de mineros y campesinos es una tarea central de la FSTMB, tal colaboración es la clave de la revolución futura. Los obreros deben organizar sindicatos campesinos y trabajar en forma conjunta con las comunidades indígenas. Para esto es necesario que los mineros apoyen la lucha de los campesinos contra el latifundio y secunden su actividad revolucionaria.
Pulacayo, 8 de noviembre de 1946.
Horacio Ramos en Kaos en la Red
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