Editorial tomado de la edición impresa del Diario El telégrafo, Ecuador, del domingo 10 de mayo del 2009
Con mucha incomodidad he recibido la información internacional respecto al balance que las Naciones Unidas (ONU) ha hecho del genocidio último que cometió Israel sobre el pueblo palestino en la Franja de Gaza. En el informe, la ONU responsabilizó al ejército israelí del bombardeo de seis de sus instalaciones -ocupadas por civiles palestinos, negando que fueran usadas por miembros de Hamas-, del ataque a un convoy humanitario que mató a personal de la organización, de ‘ser indiferente a la seguridad de la población civil’ y atribuye los bombardeos ‘a la negligencia e imprudencia de los militares’ israelitas.
Y, claro, si la ONU no consiguió, en más de medio siglo, hacer respetar sus decisiones por parte de Israel, un informe más, un informe menos, no hace la diferencia. Frente al genocidio israelita-norteamericano, el reclamo de la ONU es por 10,5 millones de dólares. Sí, mi estimado lector, los más de 1400 muertos y cinco mil heridos, mutilados y traumatizados, no cuentan o, más bien, son reemplazables por esa cantidad, al punto que el mismísimo Secretario General de las Naciones Unidas ha descartado seguir la recomendación de quienes investigaron y redactaron el informe respecto a iniciar “una investigación imparcial sobre las supuestas violaciones del derecho internacional cometidas en Gaza”.
Actitud para nada distinta del actual régimen norteamericano con Obama a la cabeza, quien guardó un silencio cómplice durante el genocidio de diciembre y enero últimos. Esa permanente actitud de complacencia, indiferencia y complicidad le viene muy bien a Israel por estas épocas. El próximo 14 de mayo se cumplen 61 años del aparecimiento del Estado Sionazi de Israel, aunque amable lector, le comento que Israel es el único Estado de la ONU que nunca ha presentado un mapa con sus fronteras, es un Estado que no tiene Constitución, un Estado que recibe dinero gratuitamente de parte de los Estados Unidos todos los años (solo el régimen de George Bush entregó más de 21 mil millones de dólares, casi todo dedicado a la industria armamentista israelita), un Estado que no ha respetado ninguna de las decisiones de la ONU y que ha cometido innumerables genocidios contra el pueblo palestino.
Son también 61 años de la no existencia de un Estado Palestino: Israel y Estados Unidos lo han impedido permanentemente, burlándose de las disposiciones de la ONU y de la voluntad de los pueblos. El ejército israelí, quizás el más poderoso de la región, con armamento atómico, ha utilizado los medios de guerra más atroces sobre el pueblo palestino. Recuerde, sensible lector, que en el último genocidio se usaron bombas de racimo y bombas de fósforo blanco (aquel que arranca la piel de los huesos) y hasta armas nuevas denunciadas (aquellas que vuelven gelatinosos los huesos de las víctimas),…
Mientras la ONU se entrega por un plato de lentejas, el cinismo del gobierno sionazi de Israel celebrará esos 61 años con la pompa y el discurso de una víctima, cuando él ha sido el brutal victimario. Mis indignados lectores, ¡el vómito no se hace esperar!
Marcelo Medrano
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