martes, enero 21, 2014

Revuelta permanente, no terrorismo

Pese a la propaganda oficial

“Struan Stevenson, eurodiputado y presidente de la Delegación de Relaciones con Iraq del Parlamento Europeo, defiende que ‘[…] La gente que se ha levantado en armas contra las fuerzas de Maliki son ciudadanos iraquíes ordinarios empujados a defenderse a sí mismos contra un dictador despiadado’.”

El comunicado de prensa del viernes del 10 de enero del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas [CS de NNUU] sobre la revuelta iraquí, que sustenta la versión oficial iraquí-estadounidense de que lo que está sucediendo en Iraq es una batalla contra Al Qaeda, no debe sorprender a nadie pues el apoyo a la política de seguridad de Maliki ha sido una constante en el CS de NNUU. Rusia, que ahora vende armas a Bagdad y es un incondicional defensor de Bashar al Asad, está pletórico con el respaldo a la lucha de Maliki para retomar el control de Al Anbar, bastión importante para garantizar el tránsito de armas y apoyo logístico de Irán e Iraq al régimen de Al Asad.
El comunicado del CS de NNUU “[…] Condena los ataques perpetrados por el Estado Islámico de Iraq y Al Sham —grupo vinculado a Al Qaeda— contra el pueblo de Iraq en un intento de desestabilizar el país y la región”. Sin embargo, no hay ninguna mención a las violaciones de los derechos humanos denunciadas por Human Right Watch perpetradas por las tropas de Maliki para desalojar las protestas pacíficas de la ciudadanía. Esta misma organización junto con organizaciones iraquíes han documentado los constantes ataques indiscriminados contra la población civil que se suceden desde el pasado 28 de diciembre. La actuación violenta del gobierno iraquí no es de extrañar a la vista de las declaraciones de algunos responsables gubernamentales como el ministro de Defensa o Fadel al Barwari, jefe de las Fuerzas Especiales (SWAT) creadas por Negroponte, quien el pasado 23 de diciembre publicó en su página oficial de facebook el siguiente comentario sobre la operación que el ejército realizó contra las bases de Al Qaeda en Al Anbar: “[…] Juro por Dios que mataré a esos perros y a todos los que estén con ellos. Los voy a borrar del mapa”, al tiempo que asegura que ha dado órdenes a sus soldados de “[…] Pisotearlos sin piedad”. Por lo tanto, podemos anticipar lo que acaecerá ahora que consideran que las tribus que controlan Faluya y gran parte de Ramadi son miembros del Estado Islámico de Iraq y Al Sham (Daesh).
Por su parte, Struan Stevenson, eurodiputado y presidente de la Delegación de Relaciones con Iraq del Parlamento Europeo, defiende que “[…] La gente que se ha levantado en armas contra las fuerzas de Maliki son ciudadanos iraquíes ordinarios empujados a defenderse a sí mismos contra un dictador despiadado”. Si escuchamos a las diversas organizaciones políticas y ciudadanas que apoyan las revueltas está claro que quien dirige la actual revuelta es el pueblo iraquí y no Al Qaeda.

Mensajes de organizaciones iraquíes sobre la revuelta popular

La Asociación de Ulemas Musulmanes de Iraq (AUMI), en una carta abierta a los habitantes de Al Anbar, anima a los rebeldes a “[…] mantenerse firmes en la revolución hasta alcanzar el último de sus objetivos”, y añade que no permitan “[…] que nadie se apodere de vuestra revolución. Debéis hacer entender esto a Maliki y a los que están con él, pues al igual que usaron los Consejos del Despertar en el pasado con la excusa de combatir a determinados grupos ligados a Al Qaeda para atacar a la resistencia legítima contra la ocupación estadounidense, esta vez los van a usar para aplastar vuestra revolución. [...]. Sed conscientes de que detrás de este proyecto Maliki busca el cisma de la sociedad.”
La AUMI también denuncia que “[…] El actual primer ministro intenta difundir en los medios de comunicación que vuestra revolución ha sido cooptada por organizaciones terroristas con el objetivo de tener la excusa de reintroducir el proyecto de los Consejos del Despertar en vuestra región.”
Judeir al Mursidi, portavoz del Partido Baaz, ha realizado una serie de declaraciones en las que defiende la revolución y rechaza que haya ningún vínculo con organizaciones terroristas y acusa a Maliki de presentar una división artificial de los habitantes de Al Anbar entre los que apoyan a los terroristas y a Al Qaeda frente a los Consejos del Despertar: “[…] El partido Baaz y la resistencia patriótica condena, repudia y combate cualquier forma de terrorismo, cualquiera que sea su origen así como el sectarismo y quien lo promueve. [...] La batalla que se está librando en estos momentos en la mayoría de las provincias de Iraq es parte de la revolución permanente, de la revolución del pueblo iraquí, contra el proyecto de la ocupación y de las instituciones sectarias, corruptas y terroristas que la propia ocupación creó.”
En ese sentido, el día 30 de diciembre de 2013 el Partido Baaz publicó un comunicado apoyando la revolución y exhortando “[…] A los hijos de Iraq que forman parte de la policía y el ejército nacional a sumarse a sus hermanos del pueblo y a no ejecutar las órdenes represivas dictadas por el gobierno lacayo de Maliki. Igualmente desde el Baaz hacemos un llamamiento a todos los parlamentarios para que renuncien a su acta de diputados, y a los ministros a que dimitan y abandonen por completo el irreal proceso político y adopten un verdadero posicionamiento patriótico frente a las prácticas represivas del gobierno de Maliki.”
El 3 de enero de este año, la Confederación Nacional Unificada de Tribus del Sur y el Éufrates Medio lanzó un llamamiento para que Maliki detenga la represión en Al Anbar y atienda las legítimas reivindicaciones de los manifestantes: “[…] Ahora que se acercan las llamadas elecciones legislativas se ha elevado la tensión y la violencia sectaria, la cual amenaza a los patriotas iraquíes así como a todo político que opine que los partidos del actual gobierno representan un peligro para el futuro político de Iraq [...]. Creemos que Iraq está viviendo los hechos que van a poner fin al caos que padece el pueblo iraquí, especialmente ahora que la oposición iraquí —representada por las fuerzas políticas anti-ocupación y la resistencia patriótica— se han puesto de acuerdo sobre la necesidad de un cambio que el pueblo respalda masivamente. […] La concentración de tropas en torno a las ciudades de Al Anbar no demuestra buenas intenciones hacia los ciudadanos de esta provincia ni preocupación por la seguridad nacional. Las protestas, que se concentran en diversas plazas, y de las cuales se cumple ahora un año, se han producido en el marco de los derechos que otorga la Constitución y siempre de forma pacífica. El gobierno debería dar cumplida respuesta a las peticiones de los manifestantes y no atacarlos con la quema de sus tiendas y el desalojo de sus plazas, pues el terrorismo del que les acusan no existe entre ellos.”
El acoso a los firmantes ha sido implacable. Al día siguiente de emitirse el comunicado Frachi al Mahmadawi de Amara, uno de los firmantes, fue detenido. El 11 de enero en la ciudad de Nayaf estalló una bomba en las oficinas de Fádel al Budeiri, autoridad religiosa chií y uno de los impulsores del comunicado. A pesar de esta represión y del férreo control policial que sobre estas regiones de mayoría chií ejercen las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares iraníes, otros líderes del Sur de Iraq han mostrado su apoyo a las revueltas, como por ejemplo la tribu Sada al Musawiya a través de uno de sus jeques que clama contra Maliki y pide a los suyos que no participen en la ejecución de sus planes; otro jeque de la tribu Al Bu Mohamed de la provincia de Misán, fue detenido a las pocas horas de hacer llegar su apoyo a los rebeldes de Al Anbar.
El Consejo Militar de la Revolución de las Tribus de Al Anbar, creado en los primeros días de la revuelta y que coordina la defensa de las ciudades rebeldes, ha sido copiado en otras zonas como Mosul o Diala. En su tercer comunicado el Consejo asegura: “[…] La revuelta popular contra las tropas del gobierno iraquí no ha sido más que una reacción de autodefensa para proteger a nuestro pueblo de las brutales agresiones de las fuerzas de Maliki”. En el mismo comunicado se condena cualquier exceso cometido en nombre de la revolución y manifiestan su repulsa contra el sectarismo. La última tribu en adherirse al Consejo Militar ha sido la de Al Bu Fahed, la más extensa de Al Anbar y de las más grandes de Iraq pues pertenece a los Duleimi. En un comunicado oficial este grupo, además de adherirse al Consejo Militar de Al Anbar, reitera que “[…] Estamos luchando en defensa propia”.
La retórica de la lucha contra Al Qaeda no ha cuajado entre los ciudadanos iraquíes, y esta vez solo algunos jeques como Abu Risha y el Partido Islámico se han sumado a la propaganda de que se han creado unos nuevos Consejos del Despertar [Al Sahua] como ocurrió en 2007. Jeques como Ali Hatem Sulaiman y Mohamed Taha, elementos esenciales de la primera versión de los Sahua, se han negado a apoyar ahora la idea. La respuesta gubernamental ha sido emitir una orden de detención contra ellos.
La nota del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no solo ignora todos estos comunicados y pruebas que demuestran que se trata de una revuelta y no de Al Qaeda, sino que obvia la realidad de que no hay ninguna prueba de que el Estado Islámico de Iraq y Al Sham (Daesh) controle el terreno. No existe ningún comunicado reivindicando esta revolución como suya u otorgándose el control de Faluya, tal y como asegura Maliki. Su presencia sobre el terreno es tan marginal como los escasos vídeos o fotos de sus militantes combatiendo. A pesar del apoyo público del gobierno de Obama a Maliki existe un hecho irrefutable y es el limitado armamento entregado al gobierno iraquí para luchar contra el supuesto terrorismo, y es que los helicópteros Apache y los F-16, que podrían dar la victoria a Maliki, siguen despertando muchos recelos a los congresistas estadounidenses sobre el uso final de esas armas, en el sentido de que puedan utilizarse para apoyar al régimen iraní y sirio.
No obstante los intereses de Washington y Bagdad a corto plazo todavía convergen, pues la ofensiva militar de Maliki contra población civil se publicita en Estados Unidos como una guerra contra el terrorismo. Esta nueva fase de la lucha contra el terrorismo estalló hace más de una semana en Siria donde los nuevos aliados occidentales del Frente Islámico y de Arabia Saudí están combatiendo al Estado Islámico de Iraq y Al Shams, los mismos a los que Maliki dice combatir en Al Anbar.

Pedro Rojo, presidente de la Fundación Al Fanar y miembro del comité de coordinación de la CEOSI.

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