El acatamiento entre los sindicatos del transporte y docentes fue total, con adhesiones de trabajadores textiles, organizaciones de derechos humanos y la oposición. Su principal consigna es la inmediata renuncia del presidente Jovenel Moïse, quien llegó al cargo en un proceso electoral denunciado como fraudulento, y que en los últimos meses ha empezado a gobernar por decreto, al margen del parlamento. Además, se denuncia una creciente violencia estatal en los últimos meses, donde se registran ataques de paramilitares, secuestros, censuras al periodismo y abusos policiales.
A pesar del decreto que prohíbe las manifestaciones hasta el 15 de febrero, en el sur del país se movilizaron de a miles y, en el norte, se cortaron las principales calles con barricadas. Las masas se preparan para otra enorme jornada de protestas el próximo 7 de febrero, día que -según la oposición- debería concluir el mandato de Moïse.
Moïse no se va y Estados Unidos lo respalda .
Aún con estas protestas en su contra, Moïse se niega a entregar la presidencia. En las últimas cadenas nacionales anunció que llevará a cabo un referéndum no vinculante el 25 de abril para reformar la Constitución Nacional. Dicha propuesta permanece en secreto y sólo han trascendido dos artículos: uno para extender su mandato hasta 2022 y otro para que el presidente pueda elegir su gabinete sin ratificación del parlamento (Télam, 7/1). Por otro lado, anunció que habrá comicios legislativos y presidenciales el 21 de noviembre.
Dada la desintegración estatal, la acefalía del parlamento y la convulsión social de las calles, la única manera que Moïse puede continuar en el poder es gracias al apoyo que le brindan Estados Unidos y la “comunidad internacional”. Ahora, también respaldan su extensión en el poder hasta 2022, pero intentan disimular su complicidad golpista denunciando “ataques contra los DDHH a raíz de las protestas” (Europa Press, 19/1). Con este argumento, la OEA y la ONU enviaron representantes para “supervisar” la nueva Constitución y para organizar el referéndum y los próximos comicios (Resumen Latinoamericano, 21/1).
¿Qué pasa con la oposición?
El grueso de la oposición propone conformar un gobierno de transición que dure dos años hasta estabilizar la situación política y reemplazar a Moïse desde el próximo 7 de febrero. Es una línea de preservación del orden social, ante el temor a que la movilización en las calles se salga de control.
Los trabajadores tienen el desafío de levantar una alternativa política propia en la lucha por echar al gobierno de Moïse.
Álvaro Chust
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