Al escribirse esta nota y escrutadas alrededor del 98% de las mesas iba al frente Pedro Castillo, de Perú Libre, aventajando por 90 mil votos a la derechista Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. Faltan entrar los votos de las zonas agrarias más alejadas que, siguiendo la tendencia electoral, debieran acrecentar la votación a favor de Pedro Castillo.
Pero… falta también una parte importante de los votos de mesas del exterior, que hasta ahora vienen dando en los guarismos informados, un 70% para Fujimori, contra el 30% de Castillo. El presidente de la junta electoral fiscalizadora ha anunciado que el voto de los residentes en el extranjero ha crecido en un 100% respecto a las elecciones de la primera vuelta en abril último, pasando a tener de un peso relativo del 0,8% en las elecciones de abril, a un 1,5% en la actualidad. Estas mesas están controladas por los consulados del Perú en cada ciudad y presionados directamente por sectores empresariales que se inclinan por la derecha fujimorista.
Los “personeros” (fiscales) de Perú Libre en Nueva York (Estados Unidos) han sacado una declaración denunciando fraude a favor de Keiko en esa ciudad, donde habría obtenido el 80% de los votos emitidos (ver facsímil al fin de esta nota). Señala -entre otras denuncias- que el recuento de parte importante del recuento de votos se hizo echando a los fiscales de Pedro Castillo.
Keiko Fujimori, ante el avance electoral de la candidatura de Castillo, ha salido a denunciar “presunción de fraude”. La derecha no se consuela con la pérdida electoral y prepara maniobras de diverso tipo para impugnar la elección (entre los rumores que circulan hay denuncias que se estarían planeando atentados “anónimos” para justificar una intervención militar y la anulación de las elecciones).
Estamos ante un fenómeno disruptivo que nadie (en primer lugar el propio Castillo y Perú Libre) esperaba. La votación a favor de Castillo es un reflejo distorsionado de la rebelión popular que estremeció a Perú y que se llevó puestos a varios presidentes. El llamado a elecciones, lejos de encauzar la crisis, la ha terminado agravando. Asistimos hoy a una polarización no sólo social sino política: derecha contra izquierda. El conjunto de la prensa y los medios de difusión se han encargado como nunca de ponerlo de relieve, agregando un condimento más al abismo de clase que se abrió paso en los comicios. Con una vuelta de tuerca más, la prensa monopolizada caracterizó que Keiko Fujimori representaba la defensa de la democracia, contra el comunismo marxista de Pedro Castillo. El premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que se había enfrentado a la dictadura fujimorista en nombre de la democracia, apoyó ahora, como emblema democrático, al partido fascistoide. Las calles se llenaron de afiches (pagos) señalando que votar por Castillo era imponer “el comunismo” en el Perú y la derecha apeló a los recursos macartistas clásicos.
El voto a favor de Castillo proviene mayoritariamente de los obreros y campesinos, de las masas más carenciadas y postergadas. Detrás del voto a Keiko se abroqueló toda la clase capitalista.
La consolidación del triunfo de Castillo será un golpe a todos los partidos tradicionales campeones de la corrupción y la entrega; será un factor de estímulo a las reivindicaciones y movilizaciones de masas y contribuirá decididamente al giro que se está produciendo en América Latina de movilizaciones de masas contra los ajustes fondomonetaristas.
Por eso, llamamos a organizar la movilización contra los intentos de fraude en la etapa final del proceso electoral. La burguesía duda en cómo enfrentar esta situación. La demora en cargar los cómputos, a 48 horas de finalizada la elección, es porque se está buscando revertir el resultado con una “ayudita” de la autoridad electoral. De triunfar esta maniobra fraudulenta estaríamos ante un “golpe electoral” preventivo. Hay que enfrentar esta maniobra con el paro y la movilización. Asambleas en las fábricas y empresas, en las universidades y colegios, en las barriadas y en los campos, para votar la movilización para garantizar el triunfo electoral de Perú Libre. Lo mismo se plantea para la solidaridad latinoamericana: movilizarse por el respeto de la voluntad popular y el reconocimiento de la victoria de Castillo.
Rafael Santos
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