El 24 es la ocasión para manifestar contra el conjunto del régimen político presente. Los oficialistas que votaron en contra del acuerdo o se abstuvieron no tienen la menor intención de romper con el gobierno, entre otras cosas porque deberían renunciar al aparato de Anses y Pami, o a Aerolíneas, o a la presidencia del PJ bonaerense. Ha sido un voto ficticio en el contenido y un recurso alternativo para rescatar al gobierno cuando el acuerdo se derrumbe. Hoy más que nunca se impone la delimitación política más completa del kirchnerismo, que se comprometió a pagar la deuda externa con los capitales extranjeros y locales y que ha convertido al sistema jubilatorio en un régimen de pensiones asistenciales.
Estado represor
Los actuales rescatistas de la deuda son los herederos de los partidos y gobiernos que rescataron la deuda de Videla –pero también, a todas las instituciones y aparatos que participaron del régimen genocida: gran parte de la legislación vigente fue sancionada por la dictadura militar.
En los entresijos de esa continuidad, campea la descomposición del poder judicial, de los aparatos policiales y de “servicios”. El 24 de marzo será la oportunidad de dar un gran combate contra la criminalización de la protesta, el gatillo fácil, y contra el aparato de represión y de espionaje. El régimen democrático acumula más de 7000 casos de gatillo fácil desde 1983, El gobierno de los Fernández no le ha ido en la saga, como lo demuestran los casos de Facundo Castro o la desaparición de Tehuel. De las entrañas del gobierno “nacional y popular”, ha emergido uno de los aspirantes argentinos a Bolsonaro, el gendarme Sergio Berni, así como la reaparición de Aníbal Fernández.
La guerra
Este 24 de marzo tendrá lugar bajo otra circunstancia excepcional –el estallido de una guerra de alcance mundial. Una guerra imperialista, entre el imperialismo mundial, corporizado por la Otan, y sus socios menores, la Rusia de Putin, en el trabajo de liquidar las grandes conquistas obreras, también de alcance internacional, de la Revolución de Octubre de 1917.
Es indudable que este 24 de marzo debe ser la ocasión de una gran movilización en rechazo al acuerdo con el FMI, al régimen político que lo ha firmado, contra la guerra de la OTAN y de sus secuaces nazifascistas en Ucrania, contra la invasión rusa, por la unidad de los trabajadores de Rusia y Ucrania y de toda la clase obrera internacional.
La guerra imperialista ha desatado una crisis alimentaria mundial, que los trabajadores no debemos pagar. Más que nunca, no al tarifazo – que se abran las cuentas de los pulpos de los servicios a un control de los trabajadores.
Marcelo Ramal
12/03/2022
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