Sólo por la suba del precio del gas natural, que Argentina debe importar en invierno, ha quedado cuestionada la reducción de subsidios a la energía. Incluso si hubiese un tarifazo del 70%, el gobierno se vería obligado a subir esos subsidios. El Fondo ya dice que es necesario un “recalibramiento” del programa.
¿Significa eso que el FMI renunciará al ajuste fiscal?
En las consideraciones que el Fondo difundió ayer, hizo una mención al “impacto de la inflación sobre la recaudación fiscal”. Se refiere a que la estampida de precios permitirá acrecentar la recaudación de impuestos al consumo. Los salarios y jubilaciones, en contrapartida, deberán subir por debajo de la inflación. Esa es, justamente, otra de las recomendaciones del “Board”: un manejo “prudente” (sic) para los haberes de los trabajadores activos y pasivos. La pretensión de recaudar choca, sin embargo, con el carácter recesivo del aumento de las tasas de interés y de la caída del salario. Algunos especialistas prevén paradas de plantas industriales por falta de energía. Otro factor recesivo es el reclamo a favor de acumular reservas, lo que requiere una baja de las importaciones para la industria.
El “Fondo” admite “riesgos excepcionalmente altos” en el acuerdo con Argentina. Exige un blindaje político al programa, ¿un cogobierno con el macrismo? Recogiendo el guante, Gerardo Morales reclamó a sus pares de JxC que no pateen el tablero, al menos por ahora.
Más allá de la revisión de las cuentas del Tesoro, se ha puesto en marcha el tutelaje político del FMI, concretamente de Biden y la Otan. En cualquier caso, el FMI no renuncia al principio elemental del acuerdo, que es la dolarización de tarifas, una devaluación, miseria salarial y previsional.
Marcelo Ramal
27/03/2022
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