El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó este viernes el acuerdo colonial para refinanciar el préstamo por 50 mil millones de dólares contraído durante el gobierno de Mauricio Macri. Ese acuerdo, que establece una ruta de ajuste contra la población trabajadora y una revisión trimestral de las cuentas públicas por parte del organismo financiero, fue aprobado en el Congreso por parlamentarios del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, confirmando los límites del mismo, el FMI admitió que existen “riesgos excepcionalmente altos” para su cumplimiento y “dificultades de implementación” que pueden derivar en una “recalibración temprana” del plan.
Es que si las metas establecidas en el pacto (reducción del déficit fiscal al 2,5% del PBI este año y un sendero para llevarlo a cero en 2025; inflación en el rango de 38 a 48% anual; acumulación de reservas; etc.) ya eran dudosamente viables al principio, la guerra en Ucrania terminó de desencajar las cosas. El conflicto armado en el este europeo ha empujado al alza los precios internacionales de los alimentos y los combustibles, ya que los países enfrentados son importantes productores de los mismos. De este modo, se acentúa una inflación que ya venía en ascenso en el mundo.
Para tomar un ejemplo de cómo compromete esta nueva realidad el acuerdo con el Fondo, basta señalar que el gobierno se comprometió a reducir los subsidios energéticos e incrementar las reservas en dólares, pero el gas que la Argentina importa para el invierno trepó de 8 a 50 dólares por millón de BTU a partir de la guerra. Calculado a un precio de 40, Argentina necesitaría desembolsar 6.500 millones de dólares este año, cinco veces más que en 2021.
Alberto Fernández afirma -a pesar de todo- que “nos sacaron la soga del cuello y empezamos a caminar”, pero lo cierto es que el acuerdo apenas posterga unos años el pago de los vencimientos, reconociendo en cambio la totalidad de la deuda. Argentina sigue estando sujetada a la soga del imperialismo. El mandatario insiste también en que el arreglo no está asociado a un ajuste, lo cual es rotundamente falso, ya que el memorando implicito en la ley votada por el Congreso plantea un aumento en las tarifas, metas estrictas de déficit fiscal (que para colmo serán monitoreadas por el Fondo), e incluso avanza en una elevación de la edad jubilatoria.
Todo esto, en medio de una dura situación para las masas, marcada por el aumento de los precios, en especial de los alimentos. El gobierno denuncia remarcaciones y ataques especulativos, pero no le toca un pelo a los grandes grupos económicos. Se limita a retomar acuerdos para contener el alza de ciertos productos, que han sido sistemáticamente burlados por las empresas en el pasado.
En este escenario, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia protagonizó un extraordinario acto este 24 de marzo, a 46 años del golpe, con más de 100 mil personas presentes -el Partido Obrero y el Polo Obrero aportaron una gran columna– que repudió el acuerdo con el FMI y recordó a los 30 mil compañeros desaparecidos. Una bandera fundamental frente a las bravuconadas fascistas de las vísperas, como la defensa de los genocidas en la Legislatura bonaerense por parte de los diputados que responden a José Luis Espert; o el Movimiento Antipiquetero promovido por el partido de Javier Milei.
El del EMVyJ fue un acto de independencia política, contra la impunidad y la represión de ayer y de hoy. En cambio, el kirchnerismo buscó transformar la jornada en un nuevo capítulo de la disputa intestina del Frente de Todos (en pleno desarrollo, como se vio en el congreso de la UOM). Los K cacarean contra el acuerdo con el Fondo, pero no tienen un planteo alternativo.
La escalada inflacionaria y el ajuste fondomonetarista plantean la lucha en defensa de los salarios y las condiciones de vida. Sueldos, jubilaciones y planes sociales tienen que actualizarse de acuerdo al costo de vida. Por un salario igual a la canasta familiar y el 82% móvil. Duplicación del monto y universalización de los planes sociales.
Abajo el pacto con el FMI, no pago de la deuda externa, nacionalización de la banca y del comercio exterior.
Buen domingo
Gustavo Montenegro
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