El gobierno masacrador de las tres armas no aparece abiertamente, sino que son sus rastros los que lo definen a través de la acción cinematográfica.
Yvan debe reemplazar en la Argentina al antiguo representante del banco en el país, el legendario Keys, quien según los testimonios poseía un salvajismo que lo llevó a introducirse en los círculos más oscuros hasta que se le perdió todo rastro, ya no estuvo más. Para cumplir ese reemplazo, Yvan debe introducirse en los círculos de la alta burguesía, sus mesas en los bares de hoteles tradicionales (con piano man incluido), invitaciones a sus fiestas, o al exclusivo Círculo Militar – aquí su interlocutor más descarnado, en cuanto a la necesidad de hacer negocios en el estado de excepción impuesto en la Argentina, es un cura. En todo lugar está el rastro de Keys y la idiosincrasia de una clase que se sabe criminal, pero que intenta soliviantar ese espejo. La palabra "desaparecida" aparecerá en la boca de un empresario agrario que le muestra a Yvan las fotos de una adolescente que había elegido militar. Su familia no reclama en Plaza de Mayo, conserva el rol que su rango le impone.
Mientras, Yvan, sobrepasado por el recuerdo elogioso de Keys, intenta llegar a él. Sabe su condición y objetivos. A la pregunta de cómo se siente, contestará: "Hernán Cortés también se habría sentido atareado al llegar a América". El banco familiar es una pieza del mecanismo imperialista de la nación europea.
El film podría mostrar un viaje similar al que se produce en “El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad, transformada en film en la gran película “Apocalypse Now!”. Yvan es protagonista de un viaje de iniciación, pero al revés de aquella literatura que muestra a un joven que llega a héroe a ser consiente de sí y su alrededor; el final del viaje transformará al protagonista de Azor en lo que, quizás, siempre fue, pero no conocía acabadamente. En Buenos Aires. 1980.
Diego Rojas
25/03/2022
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