Axel Kicillof anunció que enviará a la Legislatura bonaerense un proyecto de ley para crear un Régimen Provincial de Fomento de Inversiones Estratégicas, que, según sus propias palabras, ofrecerá una “estabilidad tributaria por un período similar al que ofrece el régimen nacional”. Sería un complemento del régimen de entrega del país a las multinacionales contemplado en la Ley Bases de Milei, que pagarían los trabajadores de la provincia con más ajuste en la salud, la educación o los salarios estatales.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, al ser consultado por el presidente de YPF, Horacio Marín, sobre si adherirá o no al Rigi aprobado en la Ley Bases, respondió que no puede dar una definición hasta tanto no esté reglamentado por el Ejecutivo. Es decir, dejó la puerta abierta a una posible suscripción al mismo. A su vez, informó en conferencia de prensa que impulsará un Rigi propio, que hasta podría significar una ampliación de su versión nacional al incluir la exención de impuestos provinciales como Ingresos Brutos y Sellos.
Finalmente, fue el ahora gobernador bonaerense quien motorizó como ministro de Economía el acuerdo secreto con Chevron para Vaca Muerta, y más recientemente avaló la exploración offshore frente a las costas de Mar del Plata. Estos emprendimientos tienen en común con la planta de GNL que apuntan a negocios de exportación para las petroleras, que van de la mano con naftazos y tarifazos para equiparar los precios internacionales en dólares.
Tanto es así que el sector de Unión por la Patria que cuestionó al Rigi lo hizo solo en la medida que perjudicada a algunos capitalistas argentinos, que exigían ser incluidos en dicho régimen o engancharse con cláusulas de “compre nacional” (como exigió Cristina); o bien preocupados por la capacidad de pago al FMI. No hay fisuras entre los partidos patronales cuando se trata de allanar el camino al saqueo de los pulpos capitalistas.
Incurren en un error quienes esperan que el peronismo se oponga a este régimen de saqueo, cuando tres senadores de Unión por la Patria votaron a favor del Rigi y gobernadores de ese espacio como Jalil y Zamora firmaron el “Pacto de Mayo” que augura mayor depredación ambiental. Sin ir más lejos, durante la década kirchnerista hubo un avance sin precedentes de los proyectos contaminantes.
La planta de GNL no representará ningún avance ni para el país ni para la provincia; sí para Petronas, que, eximido de impuestos, hará fortunas exportando el gas de nuestro suelo. Ahora bien, los daños ambientales y sanitarios que conlleva esta actividad será asumido enteramente por la población bonaerense. Tampoco disminuirán los costos de las tarifas, ya que la Ley Bases contempla la equiparación de los precios internos de los hidrocarburos a los internacionales más elevados.
Rechacemos el Rigi bonaerense, que no hace más que reforzar la matriz primarizante de Argentina y la dependencia colonial.
Sofía Hart
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