Los trabajadores pagamos los costos de la recesión.
Mientras algunos medios destacan que en mayo hubo un repunte de la actividad económica interanual, es necesario matizar ese dato con la caída abrupta que han sufrido la industria, la construcción y el comercio en el mismo mes para entender que no estamos frente a ninguna recuperación.
Si bien el Estimador mensual de actividad económica elaborado por el Indec arrojó una variación del 2,3% en mayo, en términos interanuales, este resultado positivo fue empujado estrictamente por el agro, que creció 103,3% en comparación con el mismo mes del año pasado, cuando había sequía. Sin embargo, el mismo el informe evidencia un desplome en la industria (-14,2%), el comercio (-11,4%) y la construcción (-22,1%), rubros en los cuales se concentra el grueso de los puestos de trabajo.
El gobierno es artífice de esta depresión económica, desde el momento que provocó la caída del consumo golpeando los salarios y aumentando el desempleo, paralizó la obra pública y abrió las importaciones de determinados bienes. Las patronales descargan el peso de la recesión sobre sus trabajadores por medio de despidos, a pesar de que muchas de ellas cuentan con la espalda suficiente como para preservar las fuentes laborales. Incluso, entre el 10 de diciembre 2023 y el 4 de julio 2024 se tramitaron 38.178 preventivos de crisis a fin de abaratar las indemnizaciones.
Gran parte de los sectores capitalistas que hoy están despidiendo se han visto beneficiados con el derrumbe salarial que produjo la devaluación de diciembre 2023. Según un informe del Banco Central, entre noviembre 2023 y mayo 2024, la rentabilidad del rubro fabricación de equipos eléctricos mejoró 13%; la del rubro metales básicos creció 34,6%; la del sector alimenticio, 5,2%; la de la industria automotriz, 3,2%; la de la rama metalúrgica, 5,9%; la del rubro fabricación de maquinaria, 4,2%; y la del sector papelero, 19,8%.
Como vemos, no es cierto que empresarios y trabajadores estemos sufriendo por igual los efectos de las políticas gubernamentales ni que nos hermane algún interés en común. Por el contrario, los primeros apoyaron sin fisuras la reforma laboral que contenía la Ley Bases, en detrimento de las condiciones de vida de la población trabajadora. La misma será usada para despedir con mayor facilidad, dado que rebaja las indemnizaciones.
Es necesario preparar la lucha en cada establecimiento en defensa de los puestos de trabajo. Planteamos la ocupación de toda empresa que cierre o despida y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. Derrotemos esta ofensiva construyendo la huelga general.
Sofía Hart
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