Durante la ingeniosa ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos París 2024, con las delegaciones deportivas nacionales desfilando en barcazas por el Sena, se registraron aplausos para la delegación palestina y, en contraste, un abucheo prolongado para la delegación israelí que, según el portal español El Confidencial, resultó “ensordecedor”. De este modo, el público presente a orillas del célebre río parisino encontró la manera de expresar su repudio al genocidio que el Estado hebreo ejecuta en la Franja de Gaza, con casi 40 mil muertos y dos millones de desplazados hasta el momento. En la misma ceremonia el abanderado de la delegación palestina, el boxeador cisjordano Waseem Abu Sal, exhibió una camisa ilustrada con el dibujo de unos misiles que están a punto de caer sobre un niño palestino que juega a la pelota.
No fueron las únicas señales, ni prometen ser las últimas, en rechazo a la masacre: en el encuentro de fútbol entre Mali e Israel, que culminó 1-1, los hinchas del equipo africano silbaron el himno del conjunto rival.
La delegación palestina, integrada por ocho deportistas, fue recibida esta semana con una ovación en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, según consignó la agencia AP. Llega en condiciones muy desventajosas a la competencia, debido a los bombardeos sobre Gaza y la intensificación de la represión en Cisjordania que hacen prácticamente inviable cualquier entrenamiento. Dos de los representantes palestinos, el ya mencionado Abu Sal y el corredor Mohammed Dwedar, son oriundos de Cisjordania, mientras que los seis restantes están radicados en el exterior. La nadadora Valerie Tarazi, de ascendencia palestina pero nacida en Estados Unidos, perdió a cuatro familiares en un bombardeo. La agencia France 24 añade, en un artículo muy completo, el caso de Mohammed Hamada, levantador de pesas que participó en Tokio 2020 y esta vez quedó afuera en la etapa clasificatoria, tras perder cerca de 20 kilos por la mala alimentación que impone el bloqueo israelí.
Según el Comité Olímpico Palestino, 340 deportistas murieron como consecuencia de la operación contra Gaza. Además, 58 instituciones deportivas fueron destruidas por los bombardeos. En la capital de ese enclave costero, el estadio de fútbol Yarmouk fue empleado por las fuerzas israelíes como campo de detención y tortura. En estas condiciones, la participación de los atletas palestinos en estos Juegos Olímpicos es una proeza.
A pesar del genocidio en curso, el Comité Olímpico Internacional (COI) hizo caso omiso al pedido del Comité Olímpico Palestino -acompañado por instituciones deportivas de otros países árabes- para que Israel no pudiera participar de estos Juegos. Con una escandalosa doble vara, el COI resolvió en cambio impedir la participación de los atletas rusos con su himno y bandera, debido a la invasión de Ucrania por parte del Kremlin. Ironías de la historia: Francia, nada menos que el anfitrión de los Juegos, proporciona armas al otro bando de ese mismo conflicto.
En cualquier caso, el Palacio del Elíseo tuvo también su desaguisado en esta ceremonia inaugural, ya que la delegación argelina arrojó flores al río en homenaje a las víctimas de la masacre de París ocurrida en octubre de 1961, cuando las fuerzas de seguridad francesas asesinaron a decenas de argelinos durante una manifestación de apoyo a la lucha por la independencia de la entonces colonia africana.
Para estos Juegos el gobierno de Emmanuel Macron expulsó 12.500 personas de París (sin techo, migrantes) como parte de un operativo para dejar a punto la ciudad. Por este motivo, este viernes 26 hubo también una manifestación de protesta en la Plaza de la República, casi en paralelo a la ceremonia de inauguración.
Gustavo Montenegro
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