En 1950, los servicios norteamericanos de inteligencia realizaron, en Nueva York, el secuestro de esta organización de prensa nacida en La Habana en 1943 • Al frente del complot, el coronel Jules Dubois, anticomunista furibundo, que manejara luego, durante 15 años, sus mecanismos de desinformación
LA Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que pretende representar a la libertad de prensa en América, no es otra cosa que el cartel de los grandes propietarios de medios de comunicaciones del continente, creado en Nueva York en 1950, en una operación de la inteligencia norteamericana con la cual se pirateó la organización panamericana legítima creada en La Habana en 1943.
Durante años, Ernesto Vera, respetado veterano de la prensa cubana, ha investigado el tema del verdadero complot que permitió el secuestro de la agrupación cuyo concepto se remonta a propuestas expresadas en 1889, y luego en un primer congreso panamericano de periodistas ocurrido en 1926.
Vera cuenta cómo el proyecto se concretiza por fin, en 1943, en La Habana, con la creación de la Sociedad Interamericana de Prensa. El evento, desarrollado en un momento histórico favorable, permite una amplia representación de los diversos sectores del mundo continental de la información.
Era "en medio de la Segunda Guerra Mundial, del frente antifascista, cuando no se podía excluir a órganos de prensa progresistas", subraya Vera.
En aquel histórico momento, se afilian a la SIP numerosos medios de izquierda que, aunque minoritarios, encuentran en esa nueva organización un espacio para expresarse. "En el caso de Cuba, participa, entre otros, el periódico marxista Noticias de Hoy, fundado en 1938, justo cinco años antes…"
Así que, del 43 al 50, "varias conferencias se realizan en distintos países donde los miembros progresistas tuvieron una posición de denuncia, sobre todo en contra del papel de las agencias de prensa norteamericanas, que era ya insostenible".
Sin embargo, los años pasan y cambia el ámbito internacional. "Empieza la Guerra Fría, el anticomunismo, el antisovietismo, el maccartismo", recalca el periodista.
La CIA nace y empiezan sus conspiraciones: pronto la prensa continental aparece entre sus prioridades.
En la reunión de la SIP que se desarrolla en Quito, Ecuador, en 1949, tres personajes representan a Estados Unidos. Dos son altos oficiales de los servicios norteamericanos de inteligencia: Jules Dubois y Joshua Powers. El tercero, Tom Wallace, es alto funcionario del Departamento de Estado.
Dubois es el único que puede pretender el título de periodista. Este auténtico Coronel de la inteligencia militar norteamericana —así lo describe una nota biográfica publicada después de su muerte— se metamorfosea en los años 40 en reportero del entonces influyente Chicago Tribune.
Se hizo famoso por su capacidad de aparecerse, milagrosamente, donde los servicios especiales de su país desarrollan actividades. Así fue como realizó su cobertura más impactante en Guatemala, en 1954, cuando el gobierno progresista de Jacobo Arbenz fue víctima de una operación montada por la CIA, con la elocuente participación de agentes tales como David Atlee Philips, E. Howard Hunt y David Morales.
Al narrar la anécdota en un retrato de Dubois publicado más tarde, la revista Time cuenta cómo Carlos Castillo Armas, el general guatemalteco de reserva que realiza el golpe, había sido… su alumno, años antes, en la academia militar de Panamá donde Dubois se encontraba de "instructor".
EN NUEVA YORK, EL PUTSCH DE LOS MAGNATES
Así que en el congreso de Quito, a través de varias intervenciones, hábilmente realizadas, Dubois y sus cómplices introducen como propuesta que la reunión siguiente de la organización se realice en territorio de Estados Unidos, en Nueva York. A pesar del hecho de que varios delegados desconfiaban de aquella propuesta, finalmente se aprobó una resolución en tal sentido.
Un informe de Wallace al Departamento de Estado, desclasificado más tarde, detalla el plan secreto que iba a realizarse luego en territorio imperial. Y cuando se celebra la conferencia de Nueva York, se confirma el complot que permite entonces a los grandes poderes de la prensa continental apropiarse de la SIP.
El truco no podía ser más grosero: los organizadores norteamericanos, orientados por la CIA, "o no invitaron a los progresistas o no les dieron visas, bajo el pretexto que eran comunistas", recuerda Vera.
"O si viajaban se les detenía, como ocurrió con Carlos Rafael Rodríguez, quien no solo representaba al periódico cubano Noticias de Hoy sino que era también el propio tesorero de la organización. Era un cargo ejecutivo pero aun así no lo dejaron entrar".
Desfachatadamente, las autoridades migratorias "lo detuvieron en Ellis Island de donde no lo dejaron salir".
"Se reunieron entonces los grandes propietarios y cambiaron los estatutos. Cuando se creó la SIP en La Habana, cada país tenía un voto, independientemente de la cantidad de órganos de prensa afiliados. Ahí decidieron que cada órgano de prensa tendría un voto… ¡ y de 1 voto pasaron a tener 424!".
En este congreso neoyorquino, los magnates de la prensa del continente "se convirtieron en los secuestradores de la libertad de prensa".
A partir de 1951 hasta su muerte, Dubois presidirá la Comisión de Libertad de Prensa e Información, calificada de "espina dorsal" de la SIP por el papel de dirección ideológica que realizó y sigue realizando en toda la prensa comercial del continente.
"EL CORONEL DE LAS OREJAS PELUDAS"
Nunca, tal vez, como en 1959, con el triunfo de la Revolución cubana, se ilustró el papel de la SIP como cartel continental de la desinformación.
Dubois, el hombre de la SIP, está de repente omnipresente en La Habana, en medio de la feroz campaña mediática que, rápidamente, se desencadena.
Tan grande es esa agitación, recuerda Vera, que el 22 de enero, ni dos semanas después de su entrada en la capital, el Jefe de la Revolución, Fidel Castro, realiza una conferencia de prensa en el salón Copa Room del hotel Riviera, a la cual acuden unos 500 periodistas, entre ellos 380 extranjeros.
Dubois radica gran parte del tiempo en la capital cubana. "Tenía un vínculo muy estrecho con los grandes empresarios de la prensa. Escribía incluso en Bohemia, y se le veía por todas partes", dice Vera.
Rápidamente se conoció su pertenencia a los órganos de inteligencia norteamericanos que venía confirmándose desde el golpe mediático que había confabulado entre Quito y Nueva York.
Vera recuerda: "Había un programa de radio muy escuchado de un periodista llamado José Pardo Llada. Este lo llamaba "el Coronel de las orejas peludas".
Los archivos señalan cómo, en 1959, la Junta directiva del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba lo denuncia ya como "periodista norteamericano y oficial de la CIA".
El 23 de mayo, en una carta abierta al director de Bohemia, el Che Guevara lo califica de "miserable gángster". En septiembre, el propio Fidel lo acusa de dirigir una verdadera "campaña de calumnias" en contra de la Revolución.
LA MENTIRA ORGANIZADA
"En 1951 se reunieron en Montevideo los periodistas que habían sido separados de la posibilidad de participar en la cita de Nueva York y denunciaron ahí lo que había sido el golpe CIA-SIP", señala Vera. "Plantearon que, de ninguna manera, estos grandes propietarios podían representar la verdadera libertad de prensa".
El 7 de junio de 1976 se logra fundar, en México, la Federación Latinoamericana de los Periodistas (FELAP) donde se reunieron los verdaderos periodistas.
"El derecho a la información veraz es un derecho social", repite Vera al subrayar cómo los grandes empresarios de la prensa "pretenden estar por encima de la sociedad".
Por suerte, añade, cada día hacen menos daño los grandes monopolios de la información porque "crece más la conciencia crítica sobre el papel de los medios en las sociedades de nuestros países".
En cuanto a la SIP, los hechos confirmaron constantemente las peores sospechas.
En el curso de los años, la asociación de magnates intervino en la UNESCO, para defender el control de la información por la empresa privada; participó en la propaganda sucia contra el gobierno democrático de Salvador Allende; se mantuvo bien callada durante el golpe contra el presidente Hugo Chávez…y nunca perdió una oportunidad de atacar a Cuba.
En cuanto al coronel Dubois, fue encontrado muerto el 16 de agosto de 1966 a la edad de 56 años, en un hotel de Bogotá, Colombia. Su funeral tuvo lugar en la iglesia católica de Santa Teresa, en Coral Gables, el millonario municipio de Miami, y sus restos fueron luego enterrados solemnemente en el cementerio nacional de Arlington de Washington, donde terminan los "héroes" del imperio.
En agosto del 2000, el diario mafioso miamense El Nuevo Herald, al anunciar la inauguración de una nueva sede de la SIP en esa ciudad, señala cómo "la Sociedad Interamericana de Prensa se honra a sí misma" al dar al edificio el nombre de… Jules Dubois, "batallador incansable de la libertad de expresión".
JEAN-GUY ALLARD — Granma Internacional—
14/06/2007
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