martes, septiembre 25, 2007

El Salvador : de lo alternativo a lo alterativo.



La guerra y la paz

Publicado originalmente en revista Causas y azares, n°1, Bs.As., primavera 1994, págs. 99-106. Con la colaboración de Sandra Crespi.

El proceso sociopolítico salvadoreño que desemboca en la firma de los acuerdos de paz y en la conflictiva integración de las fuerzas revolucionarias al régimen parlamentario, se inicia con la insurrección de 1932. La radicalización de los últimos 13 años, encuentra en los medios de comunicación otro frente de lucha. Así lo entiende el movimiento guerrillero al elaborar una estrategia de medios, que en una de sus fases conducirá al surgimiento de las radios Farabundo Martí y Venceremos.
A fines de los '70 el énfasis que adquiere el medio radiofónico obedece a la situación histórica particular que atraviesan las fuerzas sociales emergentes. "La represión era brutal. Los medios escritos se volvían ineficaces. Si vos tenías un volante en la bolsa, eso te podía costar la vida (...) Tal vez por eso, porque la voz no se requisa, nació el proyecto de poner una radio". (1)
Desde su génesis en la clandestinidad acompañando al movimiento revolucionario, hasta el presente post-electoral integradas al sistema "oficial" de medios de comunicación, el camino transitado por las radios Farabundo Martí y Venceremos evidencia el reemplazo de un modelo de comunicación alternativo por otro alterativo. Este proceso único en Latinoamérica, complejiza el debate acerca de los límites y alcances de aplicación del concepto comunicación alternativa, permitiendo adentrarnos en el análisis de los fenómenos que definimos como alterativos.
A diferencia de Rafael Roncagliolo, que entiende por alterativo una conceptualización superadora del término alternativo, nosotros proponemos que ambos conceptos encierran distintos procesos comunicacionales. La comunicación alternativa sólo puede desarrollarse dentro de un proyecto de transformación global de la sociedad, adoptando una multiplicidad de formas de acuerdo por un lado al momento histórico en el que tienen lugar, y por otro a la creatividad de sus protagonistas. La comunicación alterativa, en cambio, es aquello que pretende alterar, cambiar un estado de cosas existentes, lo cual no implica necesariamente una ruptura con el sistema económico-político de dominación. En este sentido pueden abordarse numerosas experiencias latinoamericanas que actualmente se llevan a cabo a partir de la iniciativa de pequeños grupos.
Para explicar la aparición de estos modelos comunicacionales en El Salvador, es necesario profundizar primero sobre las características del sistema de medios de comunicación masiva y su vinculación con el proyecto histórico de los sectores dominantes.

SISTEMA DE MEDIOS MASIVOS

Pequeñísimo país de 21 mil kilómetros cuadrados y con una alta densidad de población, El Salvador cuenta con una cobertura total de los sistemas de comunicación masiva. Sin embargo, junto a esta particularidad, debemos señalar la marginación socioeconómica y educativa de la gran mayoría de los habitantes, sólo el 10% logra concluir la enseñanza primaria.
Esta marginación se traduce en los modelos y patrones de carácter netamente urbano difundidos por los medios de comunicación a una población citadina poseedora de la capacidad de consumo. De esta manera se excluye del sistema comunicacional a más de la mitad del pueblo salvadoreño, campesinos sin acceso a los bienes económicos.
"La publicidad determina el comportamiento de los medios de comunicación salvadoreños, volviéndolos impotentes ante la crisis y el cuestionamiento de las grandes mayorías sociales, que no están incluidas en su lógica mercantil". (2) Coherente con esta perspectiva, la cámara de propietarios de medios de comunicación se autodenomina Asociación de Medios Publicitarios (AMPS).
El Salvador ha vivido durante muchos años un estado de sitio comunicativo, caracterizado por la férrea autocensura a la que estos medios se sujetan, evidenciando su parcialidad y desinterés respecto a vastos sectores sociales. Los medios de difusión se han organizado históricamente a partir de una estructura de "campos pagados", que consiste en el establecimiento de una pauta que permite el fraccionamiento en espacios que luego serán vendidos. El acceso a los medios, y por consiguiente la producción de información, quedan así en manos de los poseedores del capital económico. Dicha estructura no pudo soportar las tensiones emergentes de la agudización de los conflictos sociales, económicos y políticos a partir de los '70. Hacia mediados de esta década se consolidan las organizaciones populares, junto a la presencia y desarrollo de sus organizaciones político-militares, las cuales se convertirán en cabezas del movimiento popular revolucionario. Se comienza así a delinear una estrategia viable de poder. Las luchas se radicalizan si bien aún siguen siendo sectoriales, los reclamos comienzan a adquirir un carácter político-nacional.
La masacre estudiantil del 30 de Julio de 1975 inaugura un escenario signado por la intensidad de los conflictos sociales. Nacen el Bloque Popular Revolucionario (BPR), el Frente de Acción Popular Unificado (FAPU) y las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28), las tres más grandes organizaciones populares que convergerán, junto a grupos políticos de oposición electoralista, en el Frente Democrático Revolucionario (FDR), quien establecerá una plataforma política única denominada Programa del Gobierno Democrático Revolucionario. Este período de grandes movilizaciones y luchas abiertas y públicas, culmina con el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y la matanza perpetrada durante su entierro, abriendo paso a una estrategia insurreccional a partir de la conformación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en 1980, que se extenderá hasta el inicio del proceso de pacificación en Enero de 1992.
Este período se caracteriza por un incremento del control y la represión ejercida por el gobierno sobre el sistema de medios masivos. Se multiplican los ataques a la prensa de oposición. Las amenazas y secuestros de periodistas y corresponsales extranjeros, la bomba que destruyó la emisora católica YSAX, el cierre de los periódicos La Crónica y El Independiente, son algunos de los hechos que ofrecen testimonio de ello. "Las oficinas de El Independiente fueron atacadas nuevamente y saqueadas. Su director fue obligado a buscar formas temporales de publicarlo y siguió apareciendo irregularmente, un puñado de hojas engrapadas ocultas entre los periódicos permitidos de la derecha y vendidas por los voceadores en las calles, hasta que en Enero de 1981 el equipo de redacción fue arrestado y su director obligado a buscar refugio en la embajada mexicana". (3) Estos acontecimientos dan cuenta del estatuto que asume el sistema de medios masivos, desde una concepción netamente instrumentalista, para un gobierno que abre a través de ellos otro frente de guerra. En este contexto surgen las "radios guerrilleras".

¿RADIOS GUERRILLERAS?

"Un propósito fundamental parece definir lo alternativo en materia de comunicación en Latinoamérica: transformar el proceso, la forma dominante y normal de la comunicación social, para que sean las clases y los grupos dominados los que tomen la palabra". (4) La importancia que adquieren los procesos comunicacionales en el movimiento guerrillero, que explica la aparición de las radios Farabundo Martí y Venceremos, se manifiesta en formas de interacción previas desarrolladas por el movimiento popular en sus distintas etapas de organización, tales como reuniones y discusiones políticas, boletines, pintadas, títeres, mimo, música, teatro, entre otras. Los principios sobre los cuales se asientan estas formas primarias de comunicación están determinados por la necesidad de las organizaciones revolucionarias de presentar alternativas de acción y organización, despertar la sensación de fuerza y cohesión frente al régimen y reforzar la convicción en la viabilidad de la lucha. Se hizo necesario, pues, reconocer lo que pensaban y sentían los sectores dominados, los prejuicios, defectos y cualidades de cada grupo en particular y del pueblo en general. Estos procesos requieren indefectiblemente de la participación popular, permitiendo el reconocimiento de las significaciones que circulan en el devenir cotidiano y la producción de sentido que en dicha circulación se genera.
Las primeras experiencias de la guerrilla en el campo radiofónico comienzan a mediados de la década del '70 con la toma de emisoras. La acción consistía en llegar a una radio, inmovilizar a su personal y colocar un grabador frente al micrófono transmitiendo un mensaje ya preparado. En 1975 se efectuó la toma simultánea de 200 radios. Este tipo de práctica demandaba la utilización de una gran cantidad de combatientes y muchas horas de planificación, lo cual hizo pensar en la necesidad de contar con una emisora propia. Luego de algunos intentos, como la transmisión desde un campamento en Honduras, nace en la zona de Morazán la primera emisora guerrillera, Radio Venceremos, la que comienza a transmitir el 10 de Enero de 1981 coincidiendo con la ofensiva general del FMLN. La segunda emisora, Radio Farabundo Martí, lo hará el 22 de Enero de 1982 desde Chalatenango, cerca de San Salvador.
Es difícil denominar clandestinas a estas radios, ya que su posibilidad de mantenimiento en el aire estuvo muy ligada a la posibilidad de establecer y sostener redes comunitarias, ya sea para lograr el abastecimiento cotidiano (combustible para los generadores de electricidad, alimentos, etc.), como para mantener el secreto de su ubicación. Esto sólo es posible si se desarrolla una estructura solidaria fuertemente anclada en la comunidad. Al respecto dice un excombatiente: "¿Cómo fue posible, guardar el secreto de un motor, de toda una emisora funcionando en un lugar tan mínimo?. No se explicaría sin una organización política muy fuerte, sin mucha base social colaborando, sin territorios ampliamente controlados por la guerrilla. Nosotros rompimos totalmente la concepción tradicional de que las retaguardias se construyen en las zonas despobladas y aisladas. Nuestras montañas han sido las masas. Nacimos en medio de las masas y seguimos resistiendo y ganando la guerra vinculándonos con las masas". (5)
Podemos distinguir dos etapas en el desarrollo de Radio Venceremos durante el período abarcado por la guerra. Una primera, realizando transmisiones en onda corta, con tres objetivos claros, informar (en una línea de contrainformación, desmentir las versiones propagandísticas del ejército), movilizar (la propia base social y sectores más amplios de la población) y denunciar (el más importante dada la constante violación de los derechos humanos por la aplicación intensiva de la doctrina de Seguridad Nacional).
José Luis Castro, representante de Radio Venceremos ante el Cuarto Congreso de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), definió el paso de la primera a la segunda etapa como un intento de superar el encasillamiento de "radio guerrillera", un salto cualitativo caracterizado por tres ejes principales de cambio: los contenidos, el espectro de recepción y la propia organización de la radio. El objetivo es, entonces, trascender el marco de los enfrentamientos bélicos. Para lograrlo los contenidos de la programación debieron reflejar los intereses cotidianos de la gente, es así como se decide incorporar el deporte y el rock, entre otros géneros. Un punto a destacar es la particular caracterización que adquiere la información en este contexto, avalada por un alto grado de credibilidad que la radio posee luego de una cobertura del desarrollo del conflicto alejada de la guerra psicológica y sin las restricciones que la presión comercial impone.
"Frente a la población, la descripción de los trabajos realizados en el terreno de la salud o la alfabetización en zonas controladas por la guerrilla supone asentar y socializar los embriones de unas señas de identidad colectiva en torno a la idea de un cambio en la forma de organizar la vida, al tiempo que permite ver de forma más tangible la posibilidad de iniciar una transformación de las condiciones de existencia". (6) El marco histórico y social del país se erige como el referente principal de la producción informativa, recogiendo los reclamos emergentes e integrándolos en un proyecto de cambio social. De esta manera se produce un diálogo continuo entre el sujeto de la noticia y el medio de comunicación alternativo.
El cambio técnico que implica el paso de onda corta a FM se realizó pensando especialmente en el público de las ciudades, ampliándose el número de potenciales receptores al facilitar la posibilidad de acceso a la escucha. Otro hecho interesante a destacar, que contribuyó a dicha extensión, es el uso de la radio con el propósito de establecer una comunicación constante entre los prisioneros capturados por el FMLN al ejército y sus familias.
Aunque resulte obvio, es importante recordar que todas las acciones efectuadas por los responsables de poner diariamente en el aire las emisiones de Radio Venceremos y Radio Farabundo Martí, se llevaron a cabo en medio de situaciones totalmente anormales, producto de la guerra. Defender con fusiles la emisora o soportar el bombardeo de los aviones del ejército, eran hechos cotidianos entre los cuales se realizaban las transmisiones. Esto nos habla del papel fundamental que la guerrilla otorgó al desarrollo de los procesos de comunicación alternativa, arriesgando la vida en ellos, como parte indisoluble de un proyecto de cambio.
Los intentos sistemáticos por parte del gobierno de abortar estos procesos comunicacionales no se limitaron al empleo de la fuerza militar, sino que se apoyaron también en interferencias desde Honduras para concluir, luego, montando el ejército una radio propia: Cuscatlán. Aún así, las radios del FMLN pudieron superar una concepción instrumentalista del medio e integrarse a una práctica de intervención cultural. En el Sistema Radio Venceremos confluyeron, junto a la radio, producciones literarias, gráficas, audiovisuales, en una experiencia que intentó construir e instituir otra cosmovisión. En este marco es preciso señalar la producción de la revista Señal de Libertad, órgano internacional de Radio Venceremos. En cine, el grupo Cero a la Izquierda rompió el esquema clásico del género documental eliminando la voz en off, como lo demuestran numerosas realizaciones: Carta de Morazán, La decisión de vencer, Tiempo de audacia, entre otros.
"Después, la Brigada Cultural Venceremos incluyó los teatrillos, incluyó las fiestas con Los Torogoces, incluyó hasta exposiciones móviles de fotografías que se montaban sobre unas estructuras de bambú y se llevaban de pueblo en pueblo por todo Morazán. Uno no sabía qué admirar más, si las fotografías impactantes de los combates, o si las caras de los combatientes viéndose a sí mismos en ellas, siendo actores y espectadores a la vez". (7) Este ilustrativo relato permite distinguir una particularidad que caracteriza los procesos de comunicación alternativa: la ruptura del modelo unidireccional del par emisor-receptor. El mismo quiebre se observa en otra práctica impulsada por la guerrilla salvadoreña durante los años 84-85, período de dislocación de sus fuerzas. La organización decide incluir una radio como parte indispensable de la dotación de cada responsable político. Para los "polacos", esa radio que les permite sintonizar la frecuencia de la Venceremos constituye su lazo con los otros compañeros. Alrededor de ella se articulaban los "círculos de escucha", experiencia que reunía a grupos de oyentes en el debate de los contenidos que los editoriales transmitían diariamente. Si bien en un comienzo fue promovida en forma directa por los combatientes a cargo de las unidades guerrilleras, luego se extendió hasta hallar en las amas de casa, en los jóvenes universitarios y en los militantes sindicales, sus principales protagonistas.
La velocidad de los cambios obligó a que las radios asumieran la creatividad y el dinamismo, estrechamente ligados a una fuerte compenetración con los intereses de la gente, como condiciones básicas de subsistencia. Las múltiples modalidades que debieron adoptar, su intervención concreta en el campo social, el lugar que ocuparon en la vida cotidiana de la gente y en el desarrollo de la guerra, su ligazón a un proyecto de construcción de una nueva sociedad, lo cual permite definirlas en este período como experiencias de comunicación alternativa, supone no desviar nuestra atención del contexto histórico y social para comprender la transformación de este modelo de comunicación en otro que ya definimos como alterativo.
Más de diez años de guerra que desangraron al país y desgastaron profundamente tanto a las fuerzas revolucionarias como al ejército, pese a que estos contaban con un fuerte apoyo norteamericano, confluyeron en una situación de virtual empate que encontró en el proceso de pacificación y en su consecuente vía electoral la única solución que en apariencia resultó posible. Las radios acompañaron esta instancia realizando profundas modificaciones ligadas al nuevo marco legal y al modelo de competencia que implicó su ingreso al sistema de medios masivos. Las mismas se manifestaron a través de cuatro ejes principales. El primero de ellos abarca el intento de lograr cierto grado de autonomía respecto de las decisiones del Frente, íntimamente relacionado a un énfasis pluralista mediante el cual las radios procuran adaptarse a las nuevas circunstancias que se desprenden de su inserción en el sistema parlamentario. Como bien afirma Mauricio Wilfredo Cepeda en la entrevista concedida a "Causas y Azares", se trata ahora de abrir el debate y dar participación a otras fuerzas políticas. El mismo afán requiere alcanzar también el autofinanciamiento, para ello se agotan todos los caminos: publicidad, venta de espacios de programación, cooperación internacional, etc.
Los cambios producidos en el discurso constituyen el tercer eje que aquí destacamos. La política de reconciliación produjo el abandono del discurso combativo, de agitación, y su reemplazo por otro pacificador que elimina la agresión como forma de relación con el adversario. Por otro parte, el sistema de competencia impuso la capacitación profesional del personal de las radios como uno de los objetivos principales a lograr. Las nuevas exigencias de producción, locución y musicalización, derivadas de la necesidad de extender el espectro de recepción sobre audiencias acostumbradas al modelo de emisión de los medios masivos, obligaron a integrar cuidadosamente los aspectos profesionales en la formación de sus equipos de trabajo.
Todas estas transformaciones señalan el inicio de un nuevo proceso de comunicación, caracterizado por la acción que busca alterar a través de una práctica acotada a un campo específico. Las reivindicaciones de cambio social siguen en pie, pero el proyecto global se fragmenta.

CONCLUSIONES

"En la lucha antiinstitucional se crean modos de organización de la vida cotidiana, de la producción, de la distribución, eventualmente, del combate militar. Nuevas formas sociales aparecen en lugar de las antiguas: son las contrainstituciones.
Estas formas se caracterizan por su maleabilidad, su capacidad de cambio, de adaptación. Ponen su legitimidad en las iniciativas de la base y no en un principio jurídico o político fijo. Son ante todo dinámicas, a la búsqueda de fórmulas cada vez más alejadas de las normas instituidas. (...) La contrainstitución no puede costearse el lujo de ser o de pretender ser una alternativa si no dispone de un mínimo de medios o si se contenta con utilizar el modo de acción contrainstitucional en un sector limitado de la práctica". (8)
Todo proceso de comunicación alternativa debe, necesariamente, desarrollarse inserto en una praxis transformadora de la sociedad. Las características que asuma el mismo en un determinada situación histórico-social dependerá de la creatividad de los grupos que lo lleven a cabo, desplegándose en una multiplicidad de formas que no pueden acotarse a los pares de oposición dicotómica, respecto al modelo transnacional, que han dominado los estudios sobre el tema en América Latina. La condición de ruptura impuesta por la necesidad de transformación global no puede limitarse a un modelo binario de enfrentamiento donde cada uno de los términos de la ecuación constituye el signo contrario del otro. Abordar la problemática de lo alternativo bajo estos parámetros de análisis implica que en la actual coyuntura, crisis del modelo socialista mediante, toda acción que se desarrolle con el objetivo de destruir un sistema instituido lleva implícita su margen de posibilidad. Esta conceptualización negativa de la comunicación alternativa deriva del secuestro semántico del término ejercido por las izquierdas latinoamericanas, las únicas que pusieron en marcha proyectos de cambio, que se opusieron a su aplicación a toda práctica que no respondiera a las dicotomías "autorizadas". Así aparecen los pares vertical/horizontal, propiedad privada/propiedad colectiva, exclusión de las decisiones/participación, y otros que han actuado a modo de corsé en los estudios sobre el tema. La experiencia salvadoreña se resiste a ser abordada desde este modelo teórico. El mismo expone las diversas limitaciones que conlleva el uso del término comunicación alternativa como categoría de análisis, al escindirlo del contexto histórico y social en el cual se desarrollan los procesos.
La utilización del medio radiofónico realizada por el FMLN durante el período que abarcó la guerra, y las modificaciones producidas a partir de los acuerdos de paz, señalan diferencias sustanciales entre ambos momentos que derivan en el reemplazo de un modelo de comunicación alternativa por otro de comunicación alterativa. La distancia entre ellos es la misma que existe entre destruir y alterar. Si bien la utopía revolucionaria, presente aún en el deseo pero ya no en la praxis, impulsa algunas prácticas alterativas, las mismas se desarrollan en forma aislada o confluyen en redes siempre acotadas a un campo específico de intervención.
En su etapa actual, las radios Venceremos y Farabundo Martí, al priorizar la capacitación de sus integrantes incluidos locutores y periodistas, copiando el modelo de profesionalización "oficial", y en su independización de las decisiones del FMLN, parecen por un lado abandonar la búsqueda de otras formas de comunicación en lo que a la especificidad radiofónica se refiere, y por otro distanciarse respecto a la práctica revolucionaria. El medio de comunicación se autonomiza cerrándose sobre sí mismo, colocando el esfuerzo alterativo en la emisión de contenidos propios, olvidando, así, que contenidos revolucionarios necesitan formas revolucionarias.
El riesgo presente en los fenómenos alterativos se encuentra en lo que Lourau denominó efecto Mühlmann, "...habitualmente descrito en términos de recuperación, designa el proceso mediante el cual fuerzas sociales o marginales, o minoritarias, o anómicas (o las tres a la vez), se corporizan, son reconocidas por el conjunto del sistema de las formas sociales ya presentes. Lo instituido acepta a lo instituyente cuando puede integrarlo, es decir, tornarlo equivalente a las formas ya existentes". (9) Cómo evitar este efecto es el interrogante que nos sigue preocupando, quedan aún por realizar análisis más extensos y específicos acerca de las experiencias de comunicación alterativa que actualmente se desarrollan. El camino emprendido por las fuerzas revolucionarias alienta un interesante espacio de análisis, ya que son los mismos protagonistas los que, tratando de mantener el objetivo original de construcción de una nueva sociedad, despliegan dos modelos de comunicación diferentes.
Este trabajo no pretende agotar o cerrar un debate que tiene larga historia, sino en todo caso mantenerlo vivo a partir de situaciones que lo problematicen, tratando de evitar los dos vicios más comunes en que incurrieron numerosos analistas interesados por este tipo de prácticas, y que genéricamente denominamos "romanticismo de la vanguardia" y "fatalismo de la integración". Nuestro intento es plantear una serie de interrogantes relacionados con la posibilidad de desarrollar procesos de comunicación alternativa en el difícil momento político-social que atraviesan los países de Latinoamérica, y la viabilidad de la comunicación alterativa en el afán de transformar las estructuras sociales. ¿Es posible modificarlas asentándose en las instituciones que las han definido?, ¿se puede construir una nueva sociedad respetando los modos de relación ya instituidos, y en especial esa forma particular impuesta por el sistema capitalista que constituye la competencia?.
Los conflictos en El Salvador no están saldados, las radios todavía cuentan con personal de seguridad que las protege de posibles atentados. Muchos ex-combatientes que bajaron de la montaña son asesinados por fuerzas paramilitares, si bien hoy el FMLN es un partido político con representación en el Congreso y sus militantes luchan a diario por reinsertarse en la vida cotidiana de la sociedad.

Carlos Rodríguez Esperón para Prensa De Frente

NOTAS

(1) López Vigil, José Ignacio. "Las mil y una historias de Radio Venceremos". UCA Editores. San Salvador. 1993. Pp. 13
(2) Sol, Ricardo. "El Salvador: Medios masivos y comunicación popular". Ed. Porvenir. Costa Rica. 1984. Pp. 55
(3) Chanan, Michael. "La guerra en El Salvador: La fabricación de la noticia" en Rev. Comunicación y Cultura Nº8. México. 1986. Pp.147
(4) Martín Barbero, Jesús. "Retos a la investigación en comunicación en América Latina" en Rev. Comunicación y Cultura Nº9. México. 1983. Pp.109
(5) López Vigil, José Ignacio. Op. Cit. Pp.106
(6) Zeller, Carlos. "La radio popular en El Salvador" en Rev. Voces y Culturas Nº2/3. Barcelona, España. 1991. Pp.86
(7) López Vigil, José Ignacio. Op. Cit. Pp.508
(8) Lourau, René. "Instituido, Instituyente, Contrainstitucional" en El Lenguaje Libertario, Christian Ferrer (comp.). Ed. Nordam-Comunidad. Montevideo. 1992. Pp.36-37
(9) Lourau, René. "Análisis institucional y cuestión política" en Análisis Institucional y Psicoanálisis. Ed. Nueva Imagen. México. 1977. Pp.15.

BIBLIOGRAFIA

Chanan, Michael. "La guerra en El Salvador: La fabricación de noticias" en Rev. Comunicación y Cultura Nº8 . México. 1986.
Henriquez Consalvi, Carlos. "La terquedad del izote". Ed. Diana. México. 1992.
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Simpson Grinberg, Máximo. Comunicación Alternativa y Cambio Social. Ed. Premia. México. 1989.
Villalobos, Joaquín. "El Salvador: El estado actual de la guerra y sus perspectivas". Ed. Revolución. Madrid. 1986.
Zeller, Carlos. "La radio popular en El Salvador" en Rev. Voces y Culturas Nº2/3. Barcelona. 1991.

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