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viernes, septiembre 28, 2007
Estados Unidos-Irak: un vuelto de 40 mil millones de dólares.
La diferencia es de apenas 40 mil millones. Para cualquier ciudadano de a pie e, incluso, para unos cuantos países de Asia, África y América Latina, representa una cantidad exorbitante. Para Estados Unidos, parece que es sólo un vuelto.
En 2000 la ONU se propuso las Metas del Milenio para los siguientes 15 años, que incluyen bajar a la mitad el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar por día, diminuir también a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre, reducir la mortalidad infantil y lograr que los niños de todo el mundo completen sus estudios primarios.
El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Felipe Pérez Roque, estimó en su intervención en la 62ª Asamblea General de la ONU que para alcanzar estos objetivos se necesitan 150 mil millones de dólares. Ya lo había dicho el 13 de junio de 2003 en la reunión cumbre del Grupo de los 77 y China, celebrada en Doha (Qatar).
La cifra es bastante menor que la cantidad que solicitó al Congreso de Estados Unidos el secretario de Defensa, Robert Gates, para financiar las guerras de Irak y Afganistán en 2008: 190 mil millones.
El argumento de Gates para justificar esta suma –que no se destinará a medicinas, ni alimentos, ni textos de enseñanza, ni puestos de trabajo– fue increíble: “Sé que Irak y otras decisiones difíciles a las que América se enfrenta en la guerra contra el terrorismo seguirán siendo una fuente de fricción entre el Congreso y el presidente y en la opinión pública, pero hay algo en lo que todos podemos estar de acuerdo: el honor, el valor y el gran sentido del deber que hemos testimoniado en nuestras tropas desde el 11 de septiembre (de 2001)”.
Y mientras Gates habla de honor, valor y sentido del deber, el historiador inglés Robert Brenner –famoso por su ensayo La Economía de la Turbulencia Global, publicado en mayo-junio de 1998 en la revista New Left Review– pregunta y se responde: “¿Y ese ‘fsssh’ que se oye? Ah, es la economía de las burbujas que se desinfla” en Estados Unidos. Desde la izquierda Brenner coincide con el conservador Paul Craig Roberts, ex secretario adjunto del Tesoro bajo el gobierno de Ronald Reagan, ex editor asociado del Wall Street Journal y autor del libro La Tiranía de las Buenas Intenciones (2000), quien el pasado 12 de septiembre advirtió: “La economía estadounidense sigue muriéndose de a poco ante nuestros propios ojos, pero los economistas, los estrategas y el público en su conjunto están ciegos ante el temblequeo de la fabulosa tierra de las oportunidades”.
Según Paul Craig Roberts, investigador del Hoover Institute de la Universidad de Stanford ,“cada vez que una empresa norteamericana transfiere al exterior la producción para el mercado interno de Estados Unidos, las consecuencias son muy malas para la economía estadounidense. Una de ellas es que se reemplaza trabajo estadounidense con trabajo extranjero, con lo cual se contraen las oportunidades de mano de obra en Estados Unidos y por lo tanto el crecimiento del ingreso. Durante lo que va del siglo XXI, la economía estadounidense dejó de generar empleo en las industrias de exportación o en las sometidas a la competencia de los bienes importados”.
Pero eso no es todo. Hoy Estados Unidos tiene déficit comercial con cualquier parte del planeta, que en total suma más de 800 mil millones de dólares, afirma Roberts, actualmente editor colaborador de la publicación conservadora National Review y coautor del libro Chile: dos visiones. La era Allende-Pinochet, publicado en 2000 por la Universidad Andrés Bello.
“En 2006 (el último dato anual), su déficit comercial total era de 838 mil 271 millones de dólares. Su déficit con Europa era de 142 mil 538 millones. Con Canadá, de 75 mil 085 millones. Con América Latina, de 112 mil 579 millones (67 mil 303 sólo con México). El déficit con Asia y el Pacífico fue de 409, mil 765 millones (233 mil 087 con China y 90 mil 996 con Japón). Y con África, el déficit comercial estadounidense fue de 62 192 millones de dólares”, escribe Roberts
Y esto tampoco es todo. “En lo que va del siglo XXII, el dólar ha caído 33 por ciento en relación a las demás monedas. Sigue siendo la moneda de reserva debido ante todo a la costumbre, y a la falta de una alternativa clara”.
Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, con sede en Bélgica y formado por una red internacional presente en 23 países de cuatro continentes, opina que Estados Unidos es la nación más endeudada a nivel interno y externo del mundo.
“Tiene una deuda externa equivalente al total de la deuda externa del conjunto de todos los países llamados ‘en desarrollo’, donde vive el 85 por ciento de la población. Lo que es tremendo, escandaloso, es que los mismos países del Sur otorgan préstamos a Estados Unidos. Para financiar su deuda, Estados Unidos vende bonos del Tesoro. Los países ‘en desarrollo’ han comprado un billón de dólares en bonos del Tesoro”, explica Toussaint en “La crisis de la deuda al Banco del Sur”, publicado este por el Anuario Bolivariano de Información de Venezuela (ABIVEN) en colaboración con la Universidad Bolivariana de Venezuela.
“Es oficial. Anótalo en tu calendario. Ha comenzado la quiebra de la economía de Estados Unidos”, escribió el 20 de junio en Global Research el analista y consultor económico Richard C. Cook, ex funcionario de la Comisión del Servicio Civil, la Administración de Alimentos y Drogas y la Casa Blanca en el gobierno de James Carter, quien además estuvo durante 21 años en el Departamento del Tesoro.
¿Honor, valor y sentido del deber? Cook asegura que “entre quienes están listos para beneficiarse con el crack está el Grupo Carlyle, el fondo de alto riesgo que incluye a la familia Bush y a otros inversionistas de alto perfil con conexiones gubernamentales que dan acceso a informaciones confidenciales”. Es decir, los mismos que logran ganancias con las ocupaciones de Afganistán e Irak.
“El hecho de que el crack esté siendo anunciado en las páginas del Washington Post muestra que es cosa hecha”, escribe Cook. “Los Bilderbergers, o quienquiera que sea al que responde el Post, ya lo han decidido. Deja saber a todos para que no queda duda que es hora de cerrar las escotillas, ponerse a cubierto, acumular dos años de comida en latas, blindar sus activos, lo que sea”.
¿Metas del Milenio para los próximos 15 años? ¿Disminuir la cantidad de personas con ingresos inferiores a un dólar por día y que padecen hambre, reducir la mortalidad infantil y lograr que los niños de todo el mundo completen sus estudios primarios? A los mandamases de Washington ni siquiera les conmueve el infierno que tendrán en su propio patio y con sus propios electores en unos años más.
En Estados Unidos, escribe Cook, “los que pagarán las consecuencias será la gente de a pie cuyos activos están cargados de deudas, tales como decenas de millones de deudores hipotecarios, millones de jóvenes que adeudan préstamos estudiantiles que según la nueva ley de bancarrota ‘reformada’ en 2005 nunca podrán ser cancelados, o vastas cantidades de trabajadores con cuentas de jubilación patrocinadas por sus empleadores u otros planes de pensión que están combinados con el mercado de valores”.
Desde estas predicciones, una diferencia de 40 mil millones de dólares deja de ser un vuelto. Y 190 mil millones pueden convertirse en una mecha encendida y cerca de estallar. O, lo que es lo mismo, en una soga al cuello que ellos mismos se están anudando.
Roberto Bardini (Bambú Press)
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