La activista Cindy Sheehan llama a cerrar universidades en protesta por el conflicto
Veteranos de las guerras de Irak y de Vietnam y familiares de soldados caídos en esos conflictos encabezaron una manifestación de repudio a la política bélica gubernamental; marcharon de la Casa Blanca al Capitolio, donde realizaron un acto de desobediencia civil en el cual cientos de personas se tiraron al suelo para representar un funeral masivo.
La multitud fue encabezada por una fila de veteranos de la guerra en sus uniformes de camuflaje de desierto y botas, con el primero de ellos llevando una bandera estadunidense hacia abajo, lo que es la señal militar de que existe una emergencia.
Lo seguían otros veteranos llevando banderas negras, cada una con el nombre de una empresa beneficiada por la guerra (Halliburton, Lockheed Martin, Blackwater y Bechtel, entre otras).
También llevaban un ataúd cubierto con la bandera nacional, y sobre ella las botas del marine Alexander Arredondo, hijo de un migrante costarricense, que regresó en esa caja desde Irak.
Seguía a este grupo un amplio contingente de los veteranos de Irak, y después otro más de ex combatientes en Vietnam.
A su alrededor había familiares de soldados ahora en Irak y Afganistán, y familias de caídos en ambas naciones. “Regresen a las tropas ahora”, coreaban.
Unos 10 mil manifestantes llegaron de varios puntos del país (y desde 100 ciudades, según los organizadores), entre ellos estudiantes, sindicalistas, representantes de organizaciones de la izquierda fragmentada estadunidense y, como siempre, la guerra fue ligada a un mosaico de causas (Nueva Orleáns, los prisioneros políticos, el desastre ambientalista, etcétera).
"Ustedes representan una gran mayoría del pueblo estadunidense que desea vernos fuera de Irak”, afirmó Ralph Nader, líder del movimiento de protección de consumidores y varias veces candidato presidencial independiente.
“Esta guerra es sólo para hacer más ricas a las empresas petroleras, rendir más ganancias a las empresas (...) Hay que detenerla, pero para eso nos necesitamos multiplicar”, afirmó.
Piden clausurar Washington
Entre los oradores estaban figuras nacionales como el ex procurador general en tiempos de Kennedy, Ramsey Clark; también, Cindy Sheehan; Adam Kokesh, de Veteranos de Irak contra la Guerra; Michael McPhearson de Veteranos por la Paz; Medea Benjamin, de Código Rosa, y el reverendo Lennox Yearwood, del Hip Hop Caucus.
“Yo renuncié en protesta contra esta guerra hace más de cuatro años y medio. Ni un sola cosa ha cambiado (...) Tenemos que detener esta guerra ahora”, declaró la ex coronel Ann Wright, quien dimitió de un alto puesto del Departamento de Estado.
Sheehan, quizá la figura más conocida del movimiento contra la guerra desde que murió su hijo Casey en Irak, declaró: “es hora de que todos en este país pongan sus cuerpos en la línea y digan: ‘ya basta’. Es hora de que los estudiantes clausuren sus universidades. Es hora de que clausuremos esta capital. Necesitamos la desobediencia civil en escala masiva”.
A su vez, el ex procurador Clark acusó: “esta es una guerra con un objetivo criminal, de ocupar la cuna de la civilización occidental durante un futuro indefinido”. Advirtió: “no se le puede crear ni una sola palabra a este gobierno”.
“Necesitamos rescatarnos a nosotros mismos de esta guerra”, afirmó un combatiente que acaba de volver de Irak. “Necesitamos dar fin a esta ocupación ilegal. Ahora, resistir es un deber”. Otro de los veteranos participantes en la marcha llevaba una mochila decorada con un un botón con la frase “El Che vive” y la imagen universalmente conocida de éste.
“Irak es Vietnam en árabe”, decía una pancarta, a la que rodeaba un mar de mantas con mensajes antiguerra y en demanda de la destitución del presidente George W. Bush, mientras se escuchaban batucadas y se coreaban consignas.
En un trecho de unas cuatro cuadras, barricadas separaron a unos 200 “contramanifestantes” que gritaron, insultaron y llamaron traidores a los opositores a la guerra, coreando: “¡Estados Unidos, Estados Unidos!”
Ondearon banderas nacionales y enarbolaron pancartas con frases como: “Comunistas fuera de Washington” y “Mamá, no dejes que tus bebes crezcan y se vuelvan comunistas”, expresando así algún tipo de nostalgia por la guerra fría .
La marcha llegó ante el Capitolio, y decenas de personas, incluyendo varios veteranos, participaron en un die-in , en el que la multitud se acostó sobre los accesos públicos al Congreso simulando muertes masivas.
Poco a poco esas pesonas fueron arrestadas pacíficamente por la policía al rehusar responder a las órdenes de despejar ese acceso o por intentar cruzar barreras, mientras los demás coreaban: “esta casa (el Capitolio) es nuestra, esta casa es del pueblo”, o al ser detenidos algunos decían: “Todo el mundo te está viendo”.
Alguien hizo sonar una grabación de la versión del himno nacional de Jimi Hendrix.
Este evento, organizado por la coalición ANSWER (que ha organizado varias manifestaciones de este tipo en los últimos años), es el primero de una serie de acciones de protesta programadas para este semana en Washington, incluyendo actos de desobediencia civil, desfiles por los pasillos del Congreso de los veteranos de guerra y las mujeres de Código Rosa, así como intentos de ocupar oficinas legislativas.
En varios momentos brotó el canto de la acción masiva de Seattle: “Esto es a lo que se parece la democracia” (This is what democracy looks like). Los ecos de Vietnam se mezclan con los de Seattle y ahora contra el movimiento opuesto a esta guerra.
Aunque no fue una megamarcha, sí había algo que indicaba algo diferente: ahora esta expresión de repudio por los activistas representa la opinión de la gran mayoría de este pueblo. Tal vez hay algo como un regreso al futuro .
“Uno no necesita un pronosticador de clima para saber en qué dirección sopla el viento”, cantó Bob Dylan hace unos 40 años.
David Brooks
La Jornada
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