Comenzaron a hacer cola a primera hora de la mañana, querían sacar sus ahorros lo más pronto posible. Northern Rock, el quinto banco hipotecario más grande de Gran Bretaña, se desmoronaba. Había anunciado que no podría conseguir los fondos suficientes en el mercado interbancario para financiar sus préstamos hipotecarios ni cumplir con sus obligaciones. ¡Un desastre!
Decenas de miles de ahorradores que habían depositado su dinero en Northern Rock se enfrentaban a pérdidas enormes. Como decían en las colas: "Ya somos ancianos y son los ahorros de toda nuestra vida", decía Sheila Smith, que llegó con su marido Arthur para retirar todo el dinero de la sucursal del banco de Moorgate, en el centro de Londres. "No podemos perderlo".
Un especialista sanitario jubilado de 61 años de edad de Sidcup tardó más de una hora en llegar a la ciudad después de que esa mañana no pudiera contactar por teléfono con su sucursal. "Puse todos mis ahorros en una cesta y lo mejor que puedo hacer es sacar esa cesta". Michael Ribotham, de 74 años de edad, no veía razón para dejar su dinero en un banco con tan grandes problemas. "No soy joven y no tengo la oportunidad de dar marcha atrás".
En una sucursal de Tyne, Newcastle, había historias similares, aquí el equipo de fútbol de la ciudad lleva el logo de Northern Rock en sus camisetas. "He pensado en ello toda la noche", decía Mary Bowman, una pensionista que tenía 38.000 libras en una cuenta de ahorro en el banco junto con su marido, un minero retirado. "Es nuestro dinero para el entierro y para todo".
No fue bueno que el gobierno, el Banco de Inglaterra o los llamados expertos, anunciaran en la radio y la televisión que no existía necesidad de pánico, que los depósitos estaban a salvo. En primer lugar, el llamado seguro de la industria bancaria sólo cubría las primeras 2.000 libras de los ahorros y después sólo el 90 por ciento de las siguientes 33.000 libras. Después de eso, cualquier ahorro no estaría cubierto y se tardaría meses en recuperar el dinero si el banco colapsa.
David Clark, un constructor de 61 años, dijo que no creía las fuentes oficiales: "Es como los entrenadores de fútbol. Sus empleos están garantizados, después les despiden aldía siguiente".
June Barnes y su marido Edward, un trabajador del transporte jubilado, salió del banco con 5.000 de sus 20.000 libras ahorradas, piensan regresar cada día hasta retirar todo el dinero. "Todo está bien, dicen a la gente que no les entre el pánico, pero al final tienes que trabajar duro por lo que tienes en el banco".
Muchos en las colas no creen al gobierno. "Tony Blair nos mintió sobre Iraq y otras muchas cosas. Gordon Brown estaba con él, ¿por qué ahora debemos creerles?"
El colapso de Northern Rock resume la crisis financiera que se extiende por el mundo capitalista. Los últimos quince años, desde la última recesión económica importante de principios de los años noventa, han visto una expansión del capitalismo basada en un crecimiento global sin precedentes del crédito financiero. Mientras que la producción real anual ha aumentado aproximadamente un 3 por ciento cada año en los países de la OCDE, la oferta monetaria, la deuda hipotecaria y empresarial, el préstamo personal y el masivo mercado de derivados basado en este crédito, ¡ha aumentado un 25% anual!
Nunca el capitalismo ha dependido tanto del sector financiero. Nunca el sector financiero ha contribuido tanto al beneficio. Marx lo denominó "capital ficticio". El boom de los años noventa y de los últimos cuatro años no se ha basado principalmente en la expansión de la producción real (al menos no en los países capitalistas desarrollados de la OCDE). No, se ha basado en el gasto masivo de las familias norteamericanas y británicas, financiado por un gran aumento de la deuda. Las familias ya no ahorraban, sólo pedían prestado.
¿Cómo pueden hacerlo? Porque es un boom basado en los precios en papel de los stocks y acciones (que estalló en 2000) y sobre todo en el sector inmobiliario. En casi todo el mundo capitalista desarrollado, el crédito barato y el préstamo hipotecario descontrolado de los bancos ha impulsado un aumento masivo del precio de los bienes inmobiliarios. La mayor parte de la producción creadora de valor en el mundo fue desviada por el sistema bancario (basado principalmente en Nueva York y Londres) en una pirámide crediticia tipo Ponzi que alimenta el sector no productivo de la tierra y los ladrillos. Las grandes plusvalías exportadoras de China y Asia, se han "reciclado" a través del sistema bancario en la compra de deuda hipotecaria, bonos y acciones de las empresas y familias norteamericanas.
Esta situación fue posible porque los bancos estadounidenses y británicos han desarrollado nuevas formas "inteligentes" de extender el riesgo del préstamo. Si ellos prestaban miles de millones de hipotecas baratas, después vendían las hipotecas y las "remesas" en paquetes de deuda a otros bancos, fondos de alto riesgo y otras instituciones financieras de todo el mundo. A estos nuevos instrumentos de deuda se les denomina "títulos valores respaldados por activos" (los activos son hipotecas e inmuebles). Estas personas los compran porque el interés que dan estos productos es mucho más elevado que todo lo demás y es seguro, o eso decían, porque en todas partes los precios inmobiliarios se habían disparado y la gente podía hacer frente a sus pagos. De esta manera el riesgo se ha extendido por todo el mundo y todos contentos.
Pero si el crédito se expande a ritmos geométricos y la producción de cosas reales que añaden valor no mantiene ese ritmo, entonces la inflación comienza a aparecer en el sistema capitalista. Durante años, la inflación estuvo ausente porque la mano de obra esclava de miles de millones de trabajadores en China, India y América Latina mantuvo bajos los precios comerciales. Pero este proceso terminó hace un año, aproximadamente cuando en Asia comenzaron a comprimirse los mercados laborales. También, cuando más dinero se gastaba en el sector financiero o en "servicios", la escasez de mano de obra y los elevados costes comenzaban a aparecer en las economías de la OCDE. Los bancos centrales de estos países comenzaron a subir los tipos de interés para controlar la inflación, los tipos hipotecarios empezaron a subir y con ello el coste de financiar los inmuebles.
Lo que inició la crisis fue el colapso del mercado inmobiliario norteamericano. Desde mediados de 2005, los precios dejaron de subir a ritmos astronómicos, después lentamente se desaceleraron y finalmente, a finales de 2006, comenzaron a caer. Estas noticias eran particularmente malas para aquellos prestatarios que habían mentido sobre lo que ganaban o que les ofrecieron hipotecas sin que los bancos comprobaran sus ingresos. A estos préstamos se les denominaban "sub-prime" (sub-prima). Sólo el 10 por ciento del mercado hipotecario estadounidense estaba en el mercado de sub-prime, el problema era que los bancos habían "dividido" todos estos préstamos en paquetes con préstamos prime y vendido en todo el mundo. Casi todos los bancos del mundo han comprado parte de estos préstamos "basura" o títulos valores respaldados por activos. El problema era que la parte de los activos desapareció como si fuera humo. Todos los bancos eran responsables y los prestatarios de sub-prime comenzaron a dejar de hacer frente a sus pagos, así comenzó la crisis crediticia mundial.
Lo irónico es que Northern Rock nunca prestó a propietarios norteamericanos, no importa porque los de alto riesgo que ahora no pagan y tienen deudas malas en hipotecas británicas están casi en un nivel récord. Es el primer banco que ha necesitado un rescate según la ley aprobada en 1988. La razón es que Northern Rock sólo era una empresa hipotecaria porque podía prestar dinero de otros bancos a tipos de interés baratos para financiar el préstamo hipotecario. Ya a principios de los años noventa, Northern construyó una sociedad basada en Newcastle, sólo prestaba basándose en los depósitos que la gente depositaba en él. Pero después llegó el boom inmobiliario y las "nuevas formas" de aumentar el crédito. Northern se convirtió en un banco con accionistas e inició una estrategia agresiva de prestar barato a los accionistas. En enero de este año, la dirección del banco fue alabada por sus accionistas por disparar los beneficios y tener la parte más grande de las nuevas hipotecas de Gran Bretaña.
Después llegó la crisis crediticia. Los precios inmobiliarios colapsaron en EEUU y las hipotecas dejaron de pagarse, los bancos ya no estaban seguros de que todas las deudas hipotecarias tuvieran el valor que habían pagado por ellas. Dejaron de comprar, muchos de los pequeños fondos en estos títulos valores respaldados por activos se derrumbaron, como ocurrió con el gran banco hipotecario norteamericano, American Mortgage Securities. Después, el mayor prestador de hipotecas de EEUU, Countrywide, anunció enormes pérdidas y despidos. El mundo de la banca entró en pánico. Dejaron de prestar dinero, incluso entre sí. La crisis se extendió a todo el mundo. Los bancos europeos que habían comprado estos bonos basura de los bancos norteamericanos también se aterrorizaron (IKB y Saxon en EEUU). Northern dependía de pedir prestado a otros bancos cuando sus ahorradores de Newcastle y de otrs zonas de Gran Bretaña no tenían suficiente para financiar su ritmo frenético de préstamo. Ahora no podían recoger dinero. Después de unas cuantas semanas de intentos los mercados de préstamos interbancarios se secaron y los tipos de interés se dispararon, Northern Rock despertó el fantasma y pidió al Banco de Inglaterra que saliera a su rescate.
Los bancos puede que estén en la línea de fuego pero quien sentirá el dolor serán los trabajadores: los ahorradores, los propietarios de viviendas, cuando se hundan los precios en Gran Bretaña y, por supuesto, los trabajadores de la banca, casas de hipotecas etc., que pronto perderán su empleo.
Los tipos hipotecarios están subiendo. El coste de poseer una casa en Gran Bretaña se disparará. Los pagos de los intereses hipotecarios ya se llevan la parte más grande de nuestros ingresos, una media del 17,4 por ciento, más que en cualquier otro momento desde los años noventa, cuando se produjo el anterior crash inmobiliario. El tipo medio ha aumentado del 4,67 por ciento en julio de 2005 al 6,1 por ciento. Un aumento adicional ahogará aún más a los prestatarios.
La perspectiva del final de los doce años de boom inmobiliario en Gran Bretaña está cada vez más cerca. En septiembre, cayó un 2,6 por ciento. Una encuesta realizada por Rightmove, la página web dedicada a la propiedad, demostró que el precio medio en Gran Bretaña pasó de 241.474 libras a 235.176 libras en agosto. La propiedad media está en el mercado 86 días, comparado con los 70 de mayo. El número de inmuebles en venta por agente inmobiliario también ha subido, de 52 en diciembre a casi 66 hoy en día.
La reacción de las instituciones capitalistas y del gobierno nuevo laborista se puede comparar a un chiste, si no fuera tan doloroso para la gente corriente. Sólo dos días antes del estallido de la crisis de Northern Rock, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, en un comité parlamentario dijo que no había forma de que los bancos y los inversores sufrieran problemas por haber invertido en especulación y préstamos sub-prime, o en otros productos de alto riesgo.
Pero King tuvo que hacer una pirueta mortal cuando quedó claro que Northern Rock tenía problemas. El nuevo ministro de economía, Alastair Darling, que sustituyó a Gordon Brown cuando éste se convirtió en primer ministro, obviamente sintió pánico. Exigió que King inmediatamente entregara fondos a Northern. Era consciente de que miles de votantes laboristas exigirían su cabeza si veían desaparecer sus ahorros y sus hipotecas. Incluso más serio aún, estaba claro que si Northern caía, detrás irían otros bancos con balances similares y que se enfrentarían a la mayor crisis bancaria desde los años treinta. Las acciones de éste y otros bancos cayeron y el coste de pedir dinero prestado entre los bancos continuó alcanzando niveles extremos, el sistema bancario británica estaba agarrotado.
El lunes 17 de septiembre por la tarde, Darling anunció (tartamudeando) que todos los depósitos de los ahorradores de Northern Rock estaban garantizados por el gobierno. En realidad, el gobierno había nacionalizado el banco. También sentaba las bases para que otros bancos hicieran algo similar porque sus depósitos se reembolsarían íntegramente. Todo el sistema bancario británico ahora está respaldado por el contribuyente.
Es correcto que todo el dinero ganado duramente por la población británica no se puede perder en el juego de casino del sistema bancario global. Pero si los depósitos se garantizan a expensas de los contribuyentes, entonces ¿la propiedad de los bancos no debería de pasar a la población? ¿Hay alguna condena mayor del capitalismo que el ciclo de boom y recesión de los mercados financieros globales? El dinero de la población no está a salvo en manos de los capitalistas, sólo un verdadero sistema contable democrático puede garantizarlo.
Esta crisis financiera y del crédito es sólo el principio. Un ajuste de los mercados crediticios y el aumento de los tipos de interés, supondrá una caída de la rentabilidad de las empresas capitalistas y una desaceleración de la producción, posiblemente incluso una recesión económica cuando los accionistas norteamericanos, europeos y británicos tengan que ajustarse el cinturón.
Lo primero será una caída seria de los beneficios de los grandes bancos en todo el mundo. Después una reducción de empleo en todo el sector financiero, menos empleos significará menos ingresos para financiar la compra de propiedad e hipotecas, los precios inmobiliarios podrían desmoronarse.
Nunca en la historia del capitalismo el sector financiero ha sido tan importante para la salud del capitalismo. En su madurez, el capitalismo ya no es un sistema que desarrolle las fuerzas productivas. Cada vez más es un parásito financiero improductivo que se apoya sobre los sectores productivos de la economía global (principalmente China, India, etc.,).
Ese es el caso de Gran Bretaña, un parásito financiero extraordinario. El capitalismo británico ya no es la sombra de lo que fue, ahora es un banquero gigante del mundo. Como tal, la economía capitalista británica es la más vulnerable a la crisis financiera global y podría suponer una recesión económica. Pero los trabajadores británicos y sus familias serán los que más sufrirán.
Michael Roberts
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