En última instancia Washington ha hecho gala de una desacostumbrada precipitación: Después de que las negociaciones para la colocación del escudo antimisiles estadounidense en Polonia hubieran estado paradas durante meses, han bastado dos días para llevar a buen término este proyecto altamente explosivo tanto en lo político como en lo militar. El 12 de agosto llegó a Varsovia una delegación de Washington para negociar el acuerdo, y dos días después, el 14 de agosto, se efectuó en el Ministerio de Asuntos Exteriores polaco la firma para la colocación de 10 misiles de interceptación. Evidentemente, la crisis de Osetia del Sur ha preocupado a EE.UU y a la OTAN, acelerando la militarización de Europa del Este.
A la vez que el presidente estadounidense George W. Bush se mostraba el mismo jueves "profundamente satisfecho", el viernes hablaba un general ruso de alto rango de un "empeoramiento" de las ya "perturbadas relaciones tras el conflicto en Georgia". Rusia considera el proyecto como una amenaza directa contra ella. Varios políticos polacos se apresuraron a destacar que la rápida firma del acuerdo nada tenía que ver con la crisis del Caucaso, sino únicamente con la disposición estadounidense a firmar el compromiso. "Los americanos han aceptado las propuestas polacas" declaró el neoliberal Primer Ministro polaco Donald Tusk durante una entrevista televisiva. Especialmente, se refería Tusk a la petición central polaca para el establecimiento permanente de un moderno sistema de misiles de defensa tipo Patriot en Polonia, a lo que Washington ha accedido.
Según el contrato, deben ser construidas antes del 2012 dos bases militares estadounidenses en Polonia. Al lado del espacio previsto para el escudo antimisiles en el norte de Polonia, se plantea una base para el equipo de mantenimiento de los Patriot con unos 110 soldados estadounidenses. A ello se ha comprometido EE.UU. con Tusk dentro de la "estrecha colaboración militar" en caso de que "un tercero" amenazara a Polonia. Los números concretos del tamaño de la ayuda militar estadounidense solicitada por Polonia no fueron mencionados. También se mostraba contento con el acuerdo el presidente polaco Lech Kaczynski. Los "acontecimientos en Georgia" han contribuido especialmente al cambio de opinión en el gobierno polaco.
Moscú toma la instalación de las bases estadounidenses como una auténtica amenaza. "En vista del contenido y de la prisa (por llegar a un acuerdo), se hace todavía más claro que el proyecto no tiene ninguna relación con la amenaza de los misiles iraníes, sino que se dirige contra Rusia" destacó el viernes en Moscú el jefe adjunto del Estado Mayor ruso Anatoli Nogowizyn. Sería lamentable que en vista de la complicada situación en Georgia su relación con Rusia siguiera empeorando.
El gobierno ruso había protestado ostensiblemente y de forma repetida en el pasado contra el escudo de misiles cerca de su frontera. Gennadi Gudkow, vicepresidente de la comisión de seguridad de la Duma declara que ya que el sistema de misiles de defensa estadounidense se dirige contra Rusia, Polonia podría "convertirse en un objetivo" en el caso de conflicto. El Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lawrow, renunció además a la visita que iba a realizar a Varsovia en septiembre y que debía servir para la preparación de una visita posterior del Primer Ministro ruso Vladimir Putin. Esta visita debería haber significado una normalización de las relaciones entre Varsovia y Moscú.
Tomasz Konicz
Poznan
Traducido por Luis Montilla
http://www.jungewelt.de/2008/08-16/052.php
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